Saludos. Os confieso que he estado pensando un buen título para este artículo. Algo como “Los mercaderes de la paz”, o “Los hijos de Odín”, o algo así. Pero no he sido capaz de resumir a un solo sintagma todo lo que este pueblo nórdico ha representado en la Historia. Por eso, al final he dejado el título que veis. Cuanto más leía sobre ellos, más me sorprendía la cantidad de cosas que ignoraba, teniendo en cuenta que fueron uno de los pilares básicos para el nacimiento de la Europa que todos conocemos. Y es que, salvo Oceanía, y sólo que se sepa por ahora, no ha habido ningún continente en este planeta que no fuera hollado al menos por un vikingo. Y en cada sitio fueron llamados de manera distinta: paganos, ascomanos (hombres de ceniza), rus, al-Madjus, varengos, normandos, y un largo etcétera
Antes de hablar sobre quienes eran, es mejor aclarar qué no eran. Desde luego, olvidad casi todo lo que habéis visto en el cine o en las óperas de Wagner. Es decir: los vikingos no eran semitrogloditas vestidos con pieles y cuernos en los cascos, que se comportaban como hordas sangrientas matando a diestro y siniestro. De hecho, si queréis ver una buena película sobre los vikingos, os recomiendo “Alfredo el Grande”, donde un jovencísimo y sorprendentemente fornido Michael York interpreta a un famoso rey vikingo del que hablaremos más tarde, y que luchó contra Alfredo, uno de los últimos y mejores reyes sajones. En una escena, York negocia con Alfredo, y dice: “Nosotros somos mercaderes, y la Paz es nuestra mercancía. ¿Quieres paz? Paga su precio en oro”. En esta película sí que se ven vikingos de verdad. Seguro que os sorprende.
Los vikingos irrumpieron en la historia desde las Noruega, Suecia y Dinamarca actuales a finales del siglo VIII de nuestra era, debido a tres causas principales que coincidieron en el tiempo: el establecimiento del Imperio Carolingio, es decir, el creado por Carlomagno en la Europa Occidental, que creó una situación estable, favorable al comercio; una explosión demográfica del propio pueblo vikingo, probablemente favorecida por un clima distinto al actual, más benigno en esas tierras, y, por último, el perfeccionamiento de las artes de construcción naval de los vikingos. Con estos tres factores coincidiendo en el tiempo, los vikingos no tardaron mucho en surcar los mares para comerciar e iniciar un lucrativa actividad pirática. Sin embargo, a diferencia de lo que tradicionalmente hemos sabido de ellos, la actividad comercial fue ganando importancia, pues los vikingos fueron ante todo grandísimos y aventurados comerciantes. Y, por otro lado, las racias y ataques relámpago iniciales dieron paso a una decidida actividad colonizadora.
En primer lugar, los vikingos de Dinamarca y Noruega se dirigieron hacia la costa este de las islas británicas. Ocupando primero las pequeñas islas cercanas, poco a poco los vikingos comenzaron a atacar los pueblos costeros, en los que vivía otro pueblo invasor que ya había sido cristianizado: los sajones, que tras la caída del imperio romano, en el siglo V, habían invadido las islas (los sajones eran los malos en “El rey Arturo”). En apenas cuarenta años, los ataques de saqueo dieron paso a verdaderas invasiones de los reinos del norte y este de la Isla: Nordumbría, Mercia, etc. El poder militar de los vikingos les permitió dominar a las débiles monarquías sajonas, exigiendo cuantiosos tributos a cambio de la paz, y luego, ya a finales del sigo IX, comenzaron a asentarse de manera permanente. En esta tumultuosa época se desarrolla “Alfredo el Grande”, la película de la que os hablaba. Alfredo era el rey sajón de Wessex, y Guthrum, el rey vikingo interpretado por Michael York. Guthrum invadió el reino de Wessex. Alfredo, a pesar de ganarle las primeras batallas, sufrió una terrible derrota que dejó el camino libre a los vikingos. Sin embargo, Alfredo no se rindió. Reunió a sus tropas y se escondió en los pantanos, donde construyó una fortaleza desde la que comenzó una tenaz resistencia a la ocupación de Guthrum. Alfredo, que también era conocido como “rey de los pantanos”, consiguió recuperar su reino, y firmó un tratado mediante el cual, los daneses podrían asentarse en algunas de sus tierras. Mientras, en los restantes reinos de la isla, con el tiempo, los reyes sajones fueron sustituidos por reyes vikingos.
Por otro lado, otros grupos migratorios llegaron hasta Irlanda, y de igual manera, establecieron primero puestos comerciales en la costa este, y luego, se metieron de lleno en la política de los reinos irlandeses, que en aquellos era muy complicada, con pequeños territorios continuamente en guerra. A los vikingos se debe, entre otras, la fundación de Dublín, Cork, Limerick, etc., como asentamientos comerciales y luego, cabezas de playa de sus invasiones. Los reyes irlandeses no dudaron en aliarse con los invasores paganos en contra de sus otros rivales. Un gran ejército vikingo fue derrotado en la batalla de Contarf, en 1014, y esto debilitó su posición enormemente en la isla, a la que no llegaría otro gran ejército vikingo hasta ciento cincuenta años después.
Otro grupo de exploradores llegó hasta Islandia, primero, y luego a Groenlandia. Es decir, Greenland. Es decir, la “Tierra Verde”. ¿Tan distinto era el clima entonces? Los asentamientos vikingos en Groenlandia están documentados y se han localizado algunas construcciones. Por último, el salto al continente americano por Eric el Rojo todavía parece algo polémico, pero sólo tenéis que mirar un globo terráqueo para ver lo poco que hay hasta la península del Labrador. Demasiado poco para suponer que los vikingos se detuvieron en Groenlandia, ¿verdad? Yo creo que el verdadero salto es llegar a Islandia. El resto, es casi pan comido. Hay una reciente película, “El guía del desfiladero”, en inglés “Pathfinder”, que cuenta la historia de un vikingo criado entre los indios. Bueno, los vikingos de la peli se parecen más a los guerreros del Caos de GW. Nada que ver con la realidad. El caso es que por algún motivo, tal vez los indios hostiles, los asentamientos en América no llegaron a cuajar.
Otra línea en el rumbo de los vikingos llevaba hasta el norte de Francia. En el 911, un caudillo vikingo llamado Hrolf y un nutrido grupo de guerreros subió por el cauce bajo del Sena. Se dedicaron a saquear, y su fuerza de combate era tan potente, que Carlos, el rey de los francos, tuvo que pactar con ellos, cediéndoles la parte norte de lo que ahora es Francia. Los francos llamaban a los vikingos “hombres del norte”, es decir, “Northman”, o ” y la tierra que les fue cedida tomaría su nombre: Normandía. En dos años, Hrolf se convertiría al cristianismo, y su pueblo adoptaría la religión, la lengua, las costumbres y las tácticas de los francos, convirtiéndose así en los normandos, (los normandos merecen un artículo sólo para ellos), que, años más tarde y guiados por Guillermo el Conquistador, cruzarían el Canal e invadirían Gran Bretaña.
Antes del asentamiento normando, otra nutrida expedición vikinga compuesta por 62 drakars, que había partido de los puestos avanzados que tenían en la desembocadura de los ríos en la costa norte de Francia, descendió hacia el sur llegando hasta las costas de la península ibérica. Saquearon aldeas y ciudades de la costa atlántica peninsular, entraron a saquear en Algeciras (lugar desde donde escribo estas líneas), y llegaron al norte de África, luego siguieron hacia el norte, la desembocadura del Ródano, y siguieron saqueando Arlés, Nimes y hasta Pisa, ya en Italia. Luego volvieron a su casa cargados de un impresionante botín.
Por otro lado, los vikingos de la actual Suecia tenían una zona de expansión natural hacia el este de Europa. Subiendo por las desembocaduras del Volga y el Niéper, los vikingos establecieron importantes puestos comerciales, desde los que mercadearon con miel, pieles, especias, y sedas provenientes de Oriente. Su puesto principal estaba en la ciudad de Novgorod, que se convirtió en un auténtico emporio comercial. Toda esta zona fue llamada Gran Suecia por los vikingos. Y a través de sus contactos con los eslavos, llegaron a sus oídos noticias de dos ciudades lejanas y ricas: Bagdad, musulmana, y Bizancio, capital del gran imperio heredero de la gloria de Roma. Y hasta allí fueron, subiendo por los grandes ríos y atravesando la inmensa estepa. Curiosamente, fueron los cronistas de ambos sitios los que llamaron a estos vikingos Rus, (corrupción del término con el que se denominaban a sí mismos los suecos). Y como ya tenían mucha población alrededor de Novgorod, y gobernaban dichas zonas como si fueran príncipes locales, a esa región europea comenzó a llamarse “La tierra de los Rus”, es decir, Rusia. Con el tiempo, los vikingos se fueron mezclando con los eslavos originarios, adoptando sus usos y costumbres, y el estado ruso fue naciendo alrededor de Kiev.
Las expediciones vikingas a Bizancio son muy interesantes. Conocida por ellos como Miklagard, la Ciudad Grande, llegaban hasta ella atravesando la estepa y el Mar Negro de norte a sur. Hasta cuatro veces cayeron sobre ella para saquearla, y siempre fueron vencidos. Sin embargo, los emperadores bizantinos se dieron cuenta de que podían aprovechar el increíble potencial bélico de los vikingos, y les ofrecieron enrolarse en el ejército bizantino. Los vikingos aceptaron, y así nacería la legendaria guardia Varenga. (Varengos es como eran llamados los vikingos por los bizantinos). Y para los emperadores fue una enorme sorpresa ver la lealtad y fiereza con la que la Guardia Varenga desempeñó su labor. Tal fue su ardor que no sólo sirvieron como fuerza de choque del ejército, sino que los mismos emperadores los emplearon como guardia personal. Y en sus tierras originarias, la leyenda de los grandes reyes que hablaban griego y deseaban contratar vikingos atrajo a muchos otros, pues este gran pueblo estaba impulsado por un espíritu inquieto y aventurero. De hecho, en muchas tumbas vikingas pueden leerse orgullosamete las siguientes runas: “vard daurd i Gri-kium”, es decir, “muerto entre los griegos”.
Los últimos años de los vikingos están magníficamente personificados en la figura de Harald Hadrada, en mi opinión, el último rey vikingo. Harald tuvo que huir de su Noruega original con sólo quince años, herido en una batalla. Llegó a Kiev y luego siguió camino hacia Bizancio, donde consiguió entrar en la Guardia Varenga. Durante diez largos años batalló junto a sus hombres desde las islas griegas hasta el Caúcaso. Volvió a Noruega siendo muy rico, y consiguió convertirse en príncipe, y durante otros diez años imperó en Escandinavia.
Entonces, en el año 1066, el último rey de Gran Bretaña, Eduardo el Confesor, moría sin heredero. Descendiente de los vikingos que se habían asentado allí al menos un siglo antes, Harald estaba emparentado con él y decidió reclamar el trono. Pero al mismo tiempo, Guillermo de Normandía (recordemos, los normandos eran vikingos de origen pero que había adoptado la cultura de los francos) también estaba emparentado con el mismo difunto rey, también quiso reclamar el trono. Y además, estaba Harold Godwinson, que tomó la corona de Eduardo directamente de su cadáver.
Harald fue el primero en invadir Inglaterra desde Noruega. Sin embargo, sus vikingos fueron derrotados en Stamford Bridge por Harold Godwinson y las hachas de sus guerreros sajones. De este modo, se inició la desparación de la cultura vikinga. El cristianismo se extendió por dichas tierras, y sin líderes fuertes, y los vikingos como tal comenzaron a disolverse en el tiempo y las leyendas.
Por cierto, Harold Godwinson sólo tuvo tres días para celebrar su victoria, porque Guillermo de Normandía invadió Gran Bretaña, y lo derrotó en la batalla de Hastings, comenzando así el dominio normando en la isla. Pero eso, como suele decirse, es otra historia.
La organización de los ejércitos vikingos fue variando con el tiempo. Al principio, los primeros ataques a las costas británicas eran producto más de bandas que de ejércitos organizados. Al no tener un rey que unificara el territorio de los vikingos, éstos se organizaban alrededor de líderes guerreros capaces de mantener su propio ejército privado.
Ligeramente por debajo de estos “señores de la guerra”, estaban los earls, que eran líderes menores, pero que poseían los barcos y también tierras. Luego, el siguiente estrato social eran los bondir, hombres libres, dueños de sus propias tierras de labor y con derecho a blandir armas. Éstos se enrolaban en las expediciones, cuyos miembros se organizaban sobre una base de igualdad de derechos. El trabajo de la navegación se lo repartían, así como los botines. Muchos no volvían, pero todos asumían dicho riesgo, porque “así había más para el que volviera”.
Por último, los bondir tenían una especie de esclavos que habían los trabajos más duros de su granja, llamados thralls o bondmen.
Los ejércitos vikingos no eran demasiado grandes. Por aquella época en una empobrecida Europa, bastaban unos 1000 guerreros para invadir y dominar todo un país (comparad con el millón de guerreros que Jerjes, rey de Persia, llevó hasta Grecia mil años antes de los vikingos).
Paralelamente, los vikingos también se organizaron en Leidangs. Eran levas públicar formadas por pequeños propietarios, que se organizaban para realizar incursiones o para labores de defensa costera, ante la ausencia de un estado organizado que defendiera todos los territorios.
Los guerreros vikingos valoraban a la espada por encima de todas las demás armas, aunque las hachas también eran muy utilizadas. Las espadas, de hoja recta y pesada y doble filo, requerían de un amplio pomo para ser equilibrada. La empuñadura era de madera o hueso, revestido de cuero o tela. Las hojas eran importadas inicialmente de los francos y de los propios sajones, pero con el tiempo desarrollaron sus propias hojas, más largas y de un solo filo cortante.
Los vikingos también usaron al menos dos tipos de hachas, con la hoja larga y ancha y apuntada hacia abajo. Éstas eran populares por requerir menos acero, además de ser siempre útiles a bordo de los barcos, para las batallas navales. Blandidas a dos manos, estas hachas cortaban todo lo que se les ponía por delante.
Los guerreros de inferior categoría blandían lanzas y arcos y flechas, armas que eran despreciadas en general por el grueso de la tropa.
En las incursiones no solían llevar caballería. Esto los hacía muy vulnerables a enemigos montados. Sin embargo, en el escenario bélico del este, los vikingos sí dispusieron de tropas de caballería, que, aunque nunca fueron numerosas, sí supieron utilizar adecuadamente.
Los escudos eran redondos, de unos 60 cm. de diámetro, de madera y de sección plana. Además, los guerreros más ricos solían llevar cotas de malla, aunque es probable que no todos los guerreros la llevaran. Sin embargo, los cascos sí eran habituales, ¡aunque sin cuernos!
No son muy conocidas, pero los vikingos lucharon muchas batallas en el mar, que consistían básicamente en sangrientos abordajes en los que se abrían paso a golpe de hacha.
En tierra, aunque tengamos la imagen de una horda salvaje, los vikingos luchaban en filas compactas y ordenadas. Son frecuentes los indicios de que llegaban a solapar unos escudos con otros, formando un frente prácticamente impenetrable. Avanzaban y en dicha formación eran capaces de absorber el primer impacto del enemigo. A continuación, necesitaban abrirse para blandir sus espadas y hachas. Y en este tipo de combate eran terribles.
Luchando contra caballería estaban en franca desventaja, pero eran capaces de realizar retiradas muy disciplinadas, guardando la formación y manteniendo el orden, para minimizar las bajas. En alguna batalla incluso fueron capaces de organizar un frente de arqueros los suficientemente disciplinado como para repeler una carga de caballeros enemigos.
En cuanto a su aspecto, a los vikingos les encantaban los colores, que usaban tanto en la ropa como en sus escudos. A través del comercio, los tintes llegaban con profusión a sus manos. Esto les convierte en un ejército precisos para pintar.
También se han registrado relato de unos guerreros fanáticamente fieros, que prácticamente desnudos y en estado de trance se lanzaban contra las filas enemigas causando el terror. Eran conocidos como berserkers, y su leyenda continúa hasta nuestros días.
En fin, podría escribir alguna línea más sobre este pueblo. A mí, lo que más me gusta es su mitología. En mi opinión, las leyendas de cada pueblo son un reflejo de su espíritu, y son un reflejo de sus aspiraciones culturales. Todos nosotros hemos oído hablar de Odín y su caballo de ocho patas, Sleipnir; Loki, el dios a ratos travieso, a ratos diabólico; Thor y su martillo Mjolnir; Hella, Balder, es decir, los Ases (habitantes de Asgaard).… Entre los cuentos vikingos encontramos muchas fábulas morales relacionadas con su concepto de la hospitalidad, por ejemplo (casi siempre es Odín disfrazado quien pide cobijo, y con la respuesta de su anfitrión, Odín recompensa o castica). También hay muchos relatos de viajes extraordinarios, muchas veces protagonizados por Thor y Loki. Y uno de mis favoritos es un exquisito relato de la pérdida de la inocencia: la muerte de Balder, que representa con melancolía la muerte del dios más hermoso y querido por sus iguales. También encontramos en el relato de Sigurd y el dragón un curioso paralelismo con Aquiles. Sigurd mata a un dragón y se baña en su sangre para volverse invulnerable, pero una ramita se pega a su espalda y éste punto se convierte en su punto débil, donde recibirá una herida mortal más adelante. Sólo puedo recomendaros que os pilléis un libro sobre sus leyendas, que realmente merecen la pena.
Los vikingos aspiraban a ser recibidos a su muerte en el Walhalla, un paraíso donde lucharían de día, para ser luego curados y atendidos por la noche por las Valkirias, para celebrar luego un inmenso banquete donde la carne y la hidromiel circularían sin cesar.
En DBA, los vikingos están representados por la lista III/40, Vikingos noruegos y Leidangs. Dichas listas se caracterizan por una abrumadora mayoría de Bd, representando a los disciplinados guerreros vikingos, y luego hay alguna opción para meter Aux o Ps, exploradores con arco; Sp, que son guerreros de inferior categoría, y Wb, que representan a los berserkers. También, en una variante, hay una opción para tener el general montado como un caballero (Kn).
Yo conozco las minis de Essex y son increíblemente bonitas. Creo que Navigator también tiene vikingos, pero no los he visto.
Nota de Endakil: Las miniaturas de la imagen son vikingos vestidos con los colores de la guardia varenga para actuar como tales en un ejército bizantino. Miniaturas de Endakil.
Los vikingos.
jueves, 18 de octubre de 2007
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5 comentarios:
jeje,hola,quería leerme la entrada de los vikingos entera de una sola vez,pero en el momento que leí que escribias desde algeciras,pocas lineas mas soporté sin escribir un comentario,yo soy de tarifa XDXD
veo que no todo el mundo ve a los vikingos como en esa maldita peli del guia del desfiladero,no recuerdo en qué documental ví que estuvieron en el continente americano,pero en grupos muy pequeños y justo en la caida de la era vikinga,y por si fuese poco con miles de indios enemigos que... de un modo u otro no les hizo gracia la presencia vikinga...
en mi opinión,la caida de tan magnifica civilisación,fue el cristianismo...
Hola, podriasporfavor decirme que miniaturas son las de la foto de DBA?
Son de Essex. La referencia es Guardia Varega ;)
Te felicito por este artículo, está muy interesante para leer, me he informado de muchas cosas que ignoraba, a propósito, soy un fanático de la historia vikinga y su mitología jeje.
Un punto que quiero destacar es el del común conocimiento de la gente acerca del descubrimiento de América realizado por el afamado Cristóbal Colón, mucha de ésta no sabe que otras civilizaciones en siglos anteriores descubrieron el continente, entre ellos, los vikingos!!!
..cómo habrá sido el mestizaje hasta estos tiempos si hubieran prosperado? :O
Bueno, los vikingos se establecieron con bastante éxito en lo que hoy es Rusia mezclándose con la población eslava.
No sé si será muy extrapolable, pero es un buen guión para dejar volar la imaginación con ucronías ;)
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