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Las invasiones germanas.

jueves, 24 de enero de 2008

Saludos. Antes de empezar os comentaré que pensaba hacer tres artículos sobre las principales tribus de invasores germanos que acabaron formando estados modernos que conocemos actualmente: francos, lombardos y godos, aunque en realidad muchas otras tribus se habían unido o habían sido absorbidas por ellos. Sin embargo, dado que existe cierto paralelismo en su historia, creo que es más interesante una visión global sobre el tema.

Pero, ¿quiénes eran estos germanos? Retrocedamos en el tiempo hasta el tercer milenio antes de nuestra era. Estamos en la época de las grandes invasiones indoeuropeas. Estas tribus aparecieron de las estepas de Asia extendiéndose hacia el sur y el oeste. El impacto de los pueblos indoeuropeos fue enorme ya en el 3000 a.d.C. De los indoeuropeos originales descendieron numerosos y variopintos pueblos, de los que seguro que no pensáis que tienen nada en común con vosotros: persas y medos, escitas, cimerios, eslavos, griegos, latinos, celtas, germanos, etc. En efecto, amigos, todos los pueblos con lenguas de la familia indoeuropea comparten un origen común que podemos rastrear aproximadamente hasta el 3000 a.d.C.

Bien. En algún momento antes de la aparición de la cultura celta entre los indoeuropeos, allá por el 1000 a.d.C., algunos de estos pueblos se asentaron en la península escandinava, donde se mezclaron con la población existente, un pueblo de cazadores primitivo, descendiente de los supervivientes europeos de la última glaciación. El cruce de esta rama es el origen de la mayoría de los gigantescos germanos: de complexión robusta, gran altura y de cabellos rubios.
La aparición de la cultura celta entre los indoeuropeos del centro de Europa sirve de límite cultural entre germanos y los mismos celtas. Aunque con un origen común, y en algunos casos idénticos físicamente (francos y alamanes son germanos de aspecto celta, diferenciados de los germanos de la península escandinava), la diferenciación cultural es clara. Por ejemplo, los germanos no tenían druidas.
También geográficamente, tras el movimiento de los celtas al oeste, los germanos quedaron entre el Rin y el Danubio, ocupando la actual Alemania y Polonia, península escandinava y la de Jutlandia. Entre sus tribus encontramos a los frisios, los queruscos, teutones, gépidos, sajones, vándalos, francos, godos, alamanes y lombardos, y un largo etcétera.
Durante el primer milenio a.d.C., los germanos desarrollaron una estructura tribal que con el tiempo, pasó de depender del ganado a un estado de guerra continua. Un aumento enorme de población inestabilizó los asentamientos de estas tribus, que comenzaron a atacarse unas a otras. Los miembros de las tribus pasaron a ser guerreros en su mayoría, y sus líderes, caudillos elegidos para comandar las incursiones. Cuando un caudillo tenía éxito, conseguía atraer a su bando a otras partidas de guerra, aumentando su poder, y llevando a la creación de grandes tribus, que son las que actualmente conocemos y hemos mencionados, formadas a partir de la absorción de otras menores.



Los movimientos de pueblos germanos hacia y contra el imperio romano comenzaron en el siglo I a.d.C. (ver post de Cayo Mario). Aunque en aquella ocasión fueron vencidos, el flujo de las tribus no cesó en los siglos siguientes. También conocieron así los romanos el modo de lucha germano: miles de guerreros escasamente protegidos con escudos, armados con lanzas cortas en su mayoría, lanzándose temerariamente una y otra vez contra el enemigo, hasta que uno de los dos bandos fuera aniquilado. Los romanos llamaron a esto “Furore Teutonicus”.
Desde el siglo I de nuestra era, el imperio romano trató de establecer una frontera fortificada con los germanos en el Rin y el Danubio. De vez en cuando, los romanos hicieron intentonas para conquistar Germania, pero siempre fueron repelidos.
A mediados del siglo II comenzaron las guerras llamadas Marcomanas. La presión poblacional de los germanos impelió a sus líderes a atravesar las fronteras: los godos avanzaron hacia el sudeste (hacia Rusia); los gépidos, hacia los cárpatos y los vándalos, hacia la Dacia, donde contactaron con las tribus sármatas. Los germanos atravesaron las defensas del Danubio, y llegaron incluso a atacar Grecia. Marco Aurelio consiguió expulsar a los invasores y firmar acuerdos con algunas tribus, pero el esfuerzo realizado por el imperio fue demasiado alto. Perdieron muchos recursos y soldados profesionales. Y además, tuvieron que buscar más soldados para mantener las fronteras con los germanos. Aquí es donde empiezan a asentarse germanos contratados por los romanos para luchar contra otras tribus. Estos “federados” mantuvieron sus líderes y su estructura tribal. Es decir, estos pueblos no fueron absorbidos ni romanizados del todo. Esto tendrá un efecto importante en su comportamiento cuando sus “protectores” romanos mostraran síntomas de descomposición de su imperio. Así, una numerosa población entró en contacto con el sofisticado y avanzado mundo romano.

Desde el siglo III, Roma comienza a ceder terreno. Las grandes confederaciones de tribus de los francos y los alamanes entran en la Galia. Suevos, vándalos y alanos llegan hasta la península ibérica y el norte de África. Los godos se expandieron hacia los Balcanes y hacia el Mar Negro y Anatolia. En esta época contactaron también con los sármatas, de los que aprendieron el arte de la guerra ecuestre y el uso del kontos. Hacia el este penetraron en las estepas asiáticas, hasta que se toparon con un pueblo nómada que causaría estragos en Europa: los hunos, que más tarde empujarían a sármatas, godos y alanos hacia el oeste, penetrando en el imperio romano. Pero todo a su tiempo.
La caída del imperio romano se debió a una larguísima crisis, en el que las tribus germanas tuvieron un papel más, aunque no fueron la única causa. Pero sí estaban allí para aprovechar la debilidad de Roma. Y sin duda, uno de los factores que también influyeron fue la llegada de Atila y sus hunos, en el siglo V de nuestra era (tema de mi próximo artículo). Hay que tener en cuenta que la caída de Roma se produjo gradualmente. Conforme iban cediendo terreno, los germanos se iban apoderando del control de los territorios. No obstante, entre ellos, y hasta la caída final de la ciudad, Roma tenía cierto prestigio, y políticamente era un modelo. Además, la sucesiva cristianización de los germanos sirvió para que la Iglesa, una vez caída Roma, se apoyara en los nuevos poderes, los reyes germanos, para subsistir. Nos centraremos ahora en las principales tribus, que dieron origen a la Europa que conocemos.

Los francos habían invadido la Galia ya en el siglo III, aprovechando el vacío en las fronteras del imperio. Los romanos pactaron con ellos para que se asentaran en Toxandría (actualmente el sur de Holanda, creo). Allí se romanizaron, convirtiéndose en un pueblo sedentario, aunque no dejaban escapar una buena oportunidad para el pillaje. Fueron expandiéndose hacia el sur a lo largo del siglo IV y V, adquiriendo tierras bajo su dominio ante un cada vez más impotente ejército romano. Poco a poco, fueron siendo aceptados a regañadientes por los centros de poder locales. Por aquella época, los francos seguían siendo paganos, mientras que el cristianismo estaba a punto de ser la religión oficial del imperio.
De entre ellos, el fundador de la primera dinastía de reyes francos fue Meroveo, que iniciaría el dominio de los merovingios. Cuando él llegó a gobernar las tierras, los francos eran lo bastante poderosos como para que el último gran general romano, Flavio Aecio, les pidiera ayuda para luchar contra Atila en la batalla de los Campos Catalaúnicos (mi próximo “Grandes batallas”, amigos”).
Tras la caída de Roma, los francos siguieron avanzando hacia el sur, hasta que chocaron con los visigodos. Entre el reino visigodo y el franco se establecieron numerosas relaciones comerciales, aunque también hubo muchas luchas fronterizas.
La dinastía merovingia se extinguió a finales del siglo VIII, cuando los carolingios, con el beneplácito del Papa de Roma, tomaron el poder. Su segundo rey sería Carlomagno. Obviamente, los francos de esta época ya no son la tribu germana invasora, y el reinado de los carolingios se tratará con detalle en artículos posteriores. La semilla de la actual Francia ya había sido plantada.

Los godos, que desde que Roma abandonara la Dacia en el siglo III, se habían asentado en paz y se habían convertido al cristianismo, se dividieron en dos ramas: los ostrogodos continuaron su marcha hacia el este hasta que se encontraron con los hunos. Los visigodos, por el contrario, marcharon hacia el oeste a comienzos del siglo V. Saquearon roma en el 409 y siguieron hacia el sur de Francia y la península ibérica, estableciendo su propio reino (nuestros reyes godos). No hay que decir que las relaciones entre la frontera sur de los francos y la norte de los visigodos fue motivo de numerosas luchas. También lucharon con los suevos, asentados el siglo anterior en Gallaecia (Galicia).
Los visigodos establecieron la corte en Toledo, y el rey Recaredo se convirtió al catolicismo (hasta entonces practicaban una herejía llamada arrianismo). El reino de Toledo es el origen de la actual España. Por primera vez, toda la península está bajo el control de un rey, y será un conde visigodo, Pelayo, el que inicie la reconquista de la península ante el poder musulmán.
En el 710, los musulmanes entran en la península desde Ceuta, cruzando el Estrecho. Tarif (que daría nombre a Tarifa) y Tariq (que daría nombre a Gibraltar, o Gib-al-Tarik) fueron sus principales líderes. Tariq venció en la batalla del Guadalete a Rodrigo en el 711. En el 716, los musulmanes llegaban hasta la antigua Narbonensis, en el sur de Francia, donde fueron finalmente repelidos, pero el reino visigodo desapareció casi por completo (sólo quedó por conquistar la cornisa norte de la península). Durante 700 años, la Hispania romano-visigótica sería musulmana.

Los lombardos eran otra gran confederación que desde el siglo IV habitó la Panonia romana (la actual Hungría). Tras la desaparición del imperio romano de occidente, Justiniano, emperador del imperio romano de Oriente, o Bizantino, pactó para que defendieran la frontera norte de Italia.
En el 568, empujados por los ávaros, los lombardos entraron en el norte de Italia, guiados por Alboino. Rápidamente conquistaron Venecia, Ligura y todo el próspero norte de Italia. Las luchas entre las familias gobernantes provocaron que el territorio se dividiera, ante la falta de un lider fuerte, en 36 ducados, que desde ese momento, se dedicarían a luchar entre sí, aunque también se aliaron, mediante una monarquía electiva, contra el poder del imperio bizantino, que como superviviente del imperio romano, pretendía mantener el control sobre la península itálica.
A principios del siglo VIII, el emperador bizantino León III inició la corriente cristiana de los iconoclastas, que pretendía destruir todas las imágenes religiosas. Gregorio III, el Papa de Roma, se vio en gran apuro, y en ese momento, los lombardos aprovecharon para tomar muchas ciudades en manos bizantinas, con el pretexto de ayudar al Papa. Sin embargo, no tardarían en revelar su intención de adquirir más poder.
Finalmente, el reino lombardo perdería su independencia ante la intromisión de los francos, tanto de Pepino el Breve como de su hijo Carlomagno. La iglesia romana, que se quedaba sin amigos, viendo que no podía defenderse de la presión lombarda con las fuerzas del imperio bizantino, pactó con los francos para que controlaran a los belicosos lombardos. Tras cuatro campañas, Pipino los hizo retroceder hasta Ravena. Sin embargo, se las apañó para que la Iglesia y los lombardos llegaran a una precaria paz. La gratitud de la Iglesia para con los francos se plasmaría en la coronación de Carlomagno como emperador, en la primera noche del siglo IX de nuestra era. Carlomagno fue nombrado como rey de Lombardía en el 774.

Los reinos germanos inician el feudalismo en Europa. Hay que tener en cuenta que la población romana no desapareció. Los germanos, por el contrario, ocuparon el nicho de poder que el imperio romano de occidente dejó libre al ir retrocediendo. Tratando de imitar la gloria y el modelo de estado de Roma, los reyes germanos quisieron legitimar sus monarquías mediante códigos legales. Leyes que favorecieron a su vez el feudalismo, El modelo feudal responde a una necesidad de ocupar y controlar nuevos territorio, que aumentaban rápidamente. La estructura de poder territorial ya existía con los romanos (que designaban sus “comes” o “dux”, etc.) Conforme los germanos iban adquiriendo territorio, aprovechaban esta estructura. También el territorio se iba dividiendo para que fuera administrado entre los hijos de los reyes y sus principales generales. Los nobles germanos tomaron así los cargos bautizados por el imperio romano, en un intento de asemejarse al poder que acababan de aplastar.
Los germanos se reconocían a sí mismos como una clase distinta a la del resto del pueblo. Frecuentemente tenían leyes distintas para ellos y para el pueblo bajo su dominio, y a veces, tenían leyes que impedían el matrimonio fuera de las tribus germanas.
Por supuesto, la organización de los estados se redujo al mínimo. La población se ruralizó, pues las ciudades necesitaban cierta infraestructura y tecnología que los gobernantes germanos no llegaron a controlar. Las escuelas fueron desapareciendo, y la cultura quedó relegada a los monasterios e iglesias y a la corte. Comenzaba a sí la Alta Edad Media, un periodo que en Europa fue de claro retroceso cultural. No así en Oriente, donde sobrevivió el imperio bizantino, y donde se alzaba el Islam, que conservó y expandió muchas grandezas del mundo clásico y helenístico de Oriente.

En DBA, los germanos tienen una nutrida representación. Para empezar, la primera lista de germanos es la II 47, germanos tempranos. Esta lista engloba a los germanos que lucharon contra Mario en el siglo I a.d.C. Sus tropas se componen básicamente de infantería armada con lanzas y escudos y con muy pocas armaduras. Son peanas de Wb, que representan su feroz estilo de lucha, cargando hasta la muerte. Luego hay alguna peana de Ps y una Cv de nobles, pero predomina básicamente la infantería.

La siguiente es la II/65, visigodos tempranos. En ella encontramos básicamente los mismos componentes: alta agresividad, mayoría abrumadora de Wb y algún Ps. Pero en los visigodos ya aparecen las primeras peanas de Kn. Los visigodos aprendieron la lucha a caballo como táctica de choque de los sármatas, y son tropas muy parecidas a los catafractos sármatas o alanos. También hay LH, posiblemente tropas de las llanuras aliadas con los visigodos.
Al lado encontramos la lista II/66, vándalos tempranos, con los mismos ingredientes. Ingentes cantidades de Wb, y algún que otro Kn, LH o Ps despistado.
La II/67 representa a los ostrogodos. Esta lista ya es bastante distinta. Los ostrogodos permanecieron mucho tiempo conviviendo con los sármatas en las estepas de Europa y Asia. Aquí vemos que la mitad del ejército está formado por caballeros del tipo catafracto sármata. La imagen del guerrero mítico para los germanos comienza a asociarse al caballero, al guerrero montado y armado con lanza. Todos los guerreros más ricos luchan de este modo. Luego hay algunas peanas de Wb, que representan a la masa de guerreros a pie, no predominante sobre los caballeros.
También está la II/70, burgundios, con predominio de la infantería Wb.
Otra lista germana de las llanuras es la de los gépidos, II/71. Los gépidos habitaron territorios de las llanuras y luchaban como los ostrogodos, al modo sármata, combinado con la mitad del ejército de infantería Wb.
Así llegamos a las II/72, Francos tempranos y Alamanes, y la II/73, sajones antiguos. Estas listas representan las primeras invasiones de estos pueblos a territorio romano. Al proceder de Germania, sin haber habitado en las llanuras, estos germanos luchan con Wb básicamente.
La lista II/82, visigodos tardíos, representa al reino visigodo de Hispania y sur de Francia. Una cuarta parte del ejército es montadas, aunque sólo la peana del general es Kn. El resto es Cv o LH. La infantería muestra cuatro peanas de Wb, y luego aparecen Ps y Bw.
En la lista II/83 de romanos patricios, tienen una presencia testimonial, como las Wb de estos ejércitos romanos.
En la lista II/84 se presentan a los vándalos tardíos. Los vándalos, que adoptaron la caballería tipo catafracto sármata, recorrieron Europa, cruzaron la península y llegaron hasta el norte de África, donde se adueñaron del territorio romano de África, y fundaron su propio reino. Todas sus tropas son Kn.
Ya en el libro III, las listas germanas son bastante distintas. Representan la Alta Edad Media, donde el feudalismo comienza a desarrollarse. Por lo tanto, la figura del caballero es la que empieza a dominar en los ejércitos. Además, los caballeros se hacen acompañar con levas locales, mal armadas con armas tradicionales y baratas: lanzas y arcos. Dentro de este conjunto, encontramos las listas II/2, Lombardos Tempranos; III/3, Ostrogodos italianos; III/5, francos medios, que representan a los ejércitos merovingios; III/21, lombardos italianos y la lista III/28, francos carolingios, la última del periodo que he tratado en este artículo, y que con su combinación de Kn, y Sp, y guiados por Carlomagno, unificaría gran parte de la actual Europa, siendo el origen de muchos estados modernos. Pero eso es otra historia.

Casi todas las marcas tienen germanos: Essex, Old Glory, Chariot… Sin embargo, no tienen Xyston ni Corvus, lamentablemente. A mí me gustan las de Essex.

Cayo Mario II. La amenaza perfecta.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Antes de seguir con nuestra narración, es preciso presentar a un importante personaje de esta historia. Se trata de Lucio Cornelio sila. Años después a los sucesos aquí narrados, Sila se erigiría dictador de Roma, entraría con su ejército en Roma y dirigiría la guerra contra Mitrídates del Ponto, pero, en estos momentos, era un joven senador patricio, con un pasado de pobreza y exceso, pero que había recibido por herencia la fortuna suficiente para llegar a senador. Sila se casó con otra nieta de Cayo Julio César “abuelo”, por lo que era cuñado de Mario. Éste lo atrajo a su bando, y Sila aprovechó la oportunidad para aprender sobre el poder y la guerra de un gran maestro como Mario. Además, Sila demostró estar a la altura. Fue Sila quien negoció la traición de Boco que permitió la captura de Yugurta, por ejemplo. En combate, Sila también demostró ser un líder valeroso e intuitivo, actuando con eficiencia bajo las órdenes de Mario. Tomará un papel muy relevante conforme avance esta narración.

Es necesario también resumir lo acontecido en Roma mientras Mario estaba en Numidia. Si recordáis, Quinto Cecilio Metelo, que en un arranque de desfachatez se había asignado el sobrenombre de “El Numídico”, como victorioso en esa tierra, había sacado su legión de estilo antiguo de Numidia, y la había mandado a la Galia, para enfrentarse a los germanos. Metelo perdió los poderes proconsulares y fue Quinto Cepio, otro patricio de rancio abolengo, el cónsul del año y el que tomó el mando de este ejército. Cuando terminó su año de consulado, Mario seguía en Numidia, y fueron elegidos dos nuevos senadores: Publio Rutilio Rufo, amigo y aliado de Mario, y Cneo Malio, del bando patricio, aunque de menor categoría que Cepio. Se supo entonces que los germanos volvían hacia el sur, así que el senado autorizó a Cneo Malio para que reclutara diez legiones del censo por cabezas, al nuevo estilo, y marchara al norte. Como Cneo Malio carecía de experiencia, el senado ordenó a Quinto Cepio que se pusiera a sus órdenes para asistirle, y entones comenzó el desastre…

Quinto Cepio se negó a subordinarse a alguien de inferior categoría, aunque ese alguien fuera el cónsul del año. Cepio no respondió a Cneo cuando éste le ordenó reunirse con él en la margen izquierda del Ródano. Por el contrario, Cepio subió al curso 20 millas y lo vadeó, acampando en una posición más adelantada que Cneo. Además, se había enviado una avanzadilla de caballería aun más adelantada, de manera que los romanos se dividieron en tres campamentos, uno detrás del otro, y demasiado separados como para apoyarse mutuamente. Mientras Cepio y Cneo se peleaban mediante mensajeros, los germanos aparecieron en el horizonte. Cepio quería toda la gloria de la victoria para él, y no se coordinó en ningún momento con Cneo. Tal vez os asombre, pero no fue la primera, ni sería la última vez, que la búsqueda de honor y privilegio personales causaron la muerte de miles de soldados y un gran daño a la causa a la que debían servir.
Alrededor de cien mil germanos pasaron por encima de la avanzadilla de caballería primero, del campamento de Cepio después (que estaba en franca inferioridad numérica) y llegaron al frente de batalla que sí había desplegado en campo abierto. No obstante, sus legiones eran muy inexpertas, y los gigantescos y brutales bárbaros los aplastaron con sus fieras cargas. Y luego, tan misteriosamente como vinieron, se giraron al norte y volvieron a desaparecer. En un par de días los romanos perdieron ochenta mil soldados.

Entre tanto, Mario había vuelto a Roma desde África con sus legiones, ahora convertidos en curtidos veteranos. Fue reelegido cónsul y marchó con ellas hacia las Galias, recorriendo la península itálica hacia el norte, estudiando mientras el estado de las carreteras y puentes que usaban, hasta llegar a la provincia de la Galia Transalpina. Acamparon cerca de Aquae Sextae, en una magnífica posición. Los germanos habían desaparecido, pero Mario se dispuso a esperarles hasta que volvieran, porque sabía que lo harían tarde o temprano, lo que ocurriría tres años más tarde. Durante ese periodo, Mario, conocedor de la naturaleza humana, sabiendo lo que el ocio podía hacer con sus soldados, procedentes de las capas más conflictivas de la socidad y entrenados para matar, dedicó sus tropas a arreglar carreteras y puentes, y a realizar algunas obras hidráulicas, y a entrenar, por supuesto. También rediseñó el pilum, aportándole una unión débil entre el asta metálica y el mango de madera. Esta unión se rompía tras el impacto, de manera que, una vez lanzada, ningún enemigo podía capturarla y lanzarla contra los propios romanos.
Nota: El pilum ya era anteriormente un arma magnífica. Su principales características eran el cuidado equilibrio, que permitía un lanzamiento muy efectivo, y la punta piramidal, de mayor sección que el asta metálica. Esta punta podía abrir un agujero en un escudo, por el que se colaría la fina asta metálica, permitiendo que la punta llegara incluso al cuerpo del enemigo a pesar de haber tropezado antes con el escudo.

Dicen que el aleteo de una mariposa en una isla del Pacífico puede provocar un ciclón en Europa. Tal vez fuera ése el motivo para que, veinte años atrás, los pueblos germánicos que habitaban las tierras bajas y llanas de la península de Jutlandia (la actual Dinamarca), viviendo del ganado que pastaba la fresca y nutritiva hierba que crecía allí, tuviera que abandonar sus tierras. Y es que una de las hipótesis que explica la súbita aparición de las caravanas de germanos apunta a un año de terribles tormentas e inundaciones, que elevó el nivel del mar, que invadió las llanuras, contaminando con sal la tierra donde la hierba dejó de crecer. Las tribus se pusieron en marcha con sus familias y los restos de sus ganados, con carros tirados por bueyes, y comenzaron a vagabundear durante al menos una generación. Marcharon al sureste, hasta el Danubio, y luego volvieron al suroeste, hasta que penetraron por primera vez en tierras romanas, hacía ya algunos años, y vencieron a los romanos. Y entonces descubrieron cosas nunca vistas por ellos: armas y armaduras magníficas, adornos, un pan blanco y tierno, vino… como pasó antes a los persas con los lidios, a los griegos con los persas, etc, los bárbaros comenzaron a admirar, envidiar y codiciar lo que sus nuevos enemigos poseían.

Sin embargo, los germanos no tenían en aquellos momentos iniciales ningún plan establecido. No se quedaban en un sitio si habían tenido que luchar por él. Por ello, aunque habían vencido varias veces a los romanos, siempre se volvían sobre sus pasos. Pero esto, en la época de Mario, iba a cambiar. Mario y sus tropas se estuvieron preparando durante tres años. Durante este tiempo, aunque no he podido contrastar este dato ni he encontrado referencias en otras fuentes, uno de los libros que he usado en este artículo, “El primer hombre de Roma”, de Coleen McCulough, propone que Sila se marcha a vivir con los germanos disfrazado de celta, para espiarlos y aprender cosas de ellos. Esto, insisto, no he podido encontrarlo en ninguna de las biografías de Sila que he hojeado, pero si es una licencia de la autora, debo decir que el relato de Sila a Mario de sus experiencias entre los germanos conforma algunas de las mejores páginas del libro. Mediante esta presunta “licencia”, la autora explica algunos aspectos de estas misteriosas tribus.

La invasión que se avecinaba estaba formada por cinco tribus: teutones y cimbrios, que son los germanos que habitaban originariamente el territorio de Dinamarca; queruscos, también germanos pero de la zona de la actual Alemania, que se unieron posteriormente, y marcomanos y tugurios, celtas, pero muy germanizados, también incorporados a la larga marcha recientemente. Habían avanzado todos hasta el Danubio, donde fueron rechazados por los celtas de la zona. Sus condiciones de vida eran muy duras, y no dudaban en eliminar a débiles, enfermos y mujeres sin compañero ni hijos adultos que las protegieran si no conseguían uno en el plazo de una estación. En combate eran terriblemente fieros, lanzándose casi sin protección contra las filas enemigas, formados en compactas filas de vociferantes guerreros, buscando romper al enemigo con el ímpetu de sus cargas. Habían vagado sin plan hasta que surgió de entre ellos un cimbro, Boiorix, que se erigió rey de todas las tribus de la caravana.
Boiorix era distinto: aprendió latín, estudió a los romanos torturando a los prisioneros, pactó con distintas tribus celtas un paso franco por sus tierras, y estaba convencido de que los romanos no podrían hacerles frente. Había elaborado un plan brillante. Sus efectivos llegaban ya al millón de personas, de modo que dividió el grupo en tres y cada uno tomó una ruta distinta a través de los Alpes para entrar en Italia. Así se abastecerían mejor del territorio, y también, obligarían a los romanos a dividir esfuerzos. Cada grupo tenía el tamaño justo para ser una amenaza terrible para un ejército romano, pero no tan grande que no pudieran aprovechar su superioridad numérica, ya que todos los pasos hacia Italia eran estrechos y dificultosos.

El efecto es que Roma debía mantener más de un ejército, en un esfuerzo supremo de supervivencia, para no desaparecer. Boiorix envió a los Teutones hacia el paso el oeste, de Italia, por Aquae Sextae, donde aguardaba Mario. Él mismo, dirigiendo a los cimbros, entraría en Italia por el norte, cerca de la actual Verona. El resto de tribus entraría por el paso de Tergeste, por las estribaciones orientales de los Alpes. En el año en que Mario era elegido por quinta vez Primer Cónsul, Quinto Lutacio Catulo, otro patricio, era elegido segundo cónsul. Mario le ordenó formar un nuevo ejército con el nuevo estilo de legiones, y marchar al norte para interceptar a los cimbros. Mario se quedaría a luchar contra los teutones. La esperanza romana era eliminar estas dos invasiones y luego marchar juntos a por la tercera, la más oriental. Además, Mario dudaba de la capacidad militar de Catulo, así que ordenó a Sila que lo acompañara, y que no dudara en tomar el mando si Catulo ponía en peligro el ejército.

El primer enfrentamiento fue con los cimbros. Catulo, como había previsto Mario, había llevado a su ejército a un enclavamiento pésimo: un estrecho valle, en Tridentum, donde sólo era cuestión de tiempo que los germanos pudieran rodearles por las estrechas veredas de las montañas. Cruzaron el río que recorría el valle por su único puente, y montaron el campamento. Sila promovió un motín entre los oficiales, y al final, Catulo entró en razón, y cedió, dando la orden de repliegue, justo cuando los exploradores daban aviso de la cercanía de los germanos. El ejército consular de Catulo bajo el mando de Sila hizo un repliegue impecable, cerrando huecos, cruzando el puente mientras los ingenieros serraban los maderos para dejarlo caer. Cuando sólo quedaba una legión de samnitas (aliados itálicos, antiguos y temibles oponentes de Roma antes de que conquistaran la península), los valientes jinetes cimbros de vanguardia irrumpieron en el valle, vociferantes, y cargaron contra el campamento a medio terminar donde estaban los samnitas. El ímpetu inicial les llevó a atravesar sus líneas, pero los samnitas se reagruparon al mismo tiempo que los jinetes germanos también se reorganizaban. En ese momento, la infantería de los cimbros entró en el valle. Los samnitas quedaron atrapados entre los jinetes, que obstaculizaban su paso hasta el puente, y los guerreros. Sin embargo, no se arredraron. Los jinetes cargaron de nuevo contra ellos para empujarles hacia los guerreros. Pero los samnitas, escudos en alto, lanzaron una brutal carga y terribles andanadas de jabalinas y pilums. Hay que tener en cuenta que los samnitas eran tradicionalmente los mejores lanzadores de toda Italia. Los jinetes cimbros retrocedieron, se reagruparon y cargaron de nuevo, pero los samnitas estaban decididos a vender caro su pellejo. Nuevas andanadas de proyectiles pusieron en fuga a la caballería cimbra, y los samnitas cerraron más su formación para, siguiendo a la carrera, cruzar el puente, con los guerreros pisándoles los talones. Cuando cruzaron, los bueyes atados a los pilares del puente tiraron y lo derribaron, dejando a los germanos momentáneamente aislados.

Tridentum estaba perdido, pero los romanos tuvieron muy pocas bajas, salvándose del desastre. Los cimbros habían conseguido colarse en Italia. Pero Sila tenía un plan muy astuto. Mientras los germanos seguían descendiendo por el valle hacia los llanos del Padus, Sila ordenó la evacuación del territorio. Los romanos cedieron terreno a los germanos, pero con la intención de que las tribus se sintieran tentadas de quedarse en aquellas fértiles tierras, y así, ganar tiempo. Tiempo para que Mario aplastara a los teutones en el oeste y se reuniera con ellos, para vencer a los cimbros. Y el plan funcionó inicialmente. Los cimbros se detuvieron. De cómo Mario se enfrentó a los teutones y de la lucha final contra los cimbros, tratará el próximo y último capítulo de esta historia.

La lista de DBA para representar las invasiones germanas es la II/47, en su variante a), Cimbros y Teutones. Esta lista dura además hasta la victoria de Mario sobre ellos, en el 102, con lo que es especialmente fiel. Vemos dos elementos de Cv, uno de ellos como general, como los que aparecieron en Tridentum. Luego hay una plaqueta de Ps, que representan a los exploradores germanos, y el resto de ejército, formado por temibles Wb. Las Wb matan al simple a toda la infantería pesada, aunque para que sea más efectiva deben formarse con dos peanas de profundidad. Son un terrible ejército de choque, y si no hay espacio para maniobrar, las Wb son muy rápidas y pueden efectuar terribles ataques en puntos débiles de la línea enemiga. Recuerda que las Wb pueden mover dos veces si la segunda acaban en contacto con el enemigo. Sin embargo, si el combate se prolonga, pueden ser eliminadas. Tienes que elegir bien dónde van a atacar, y protegerles de la caballería enemiga con tu propia Cv. Yo he visto germanos de Essex y están francamente bien. También podrías usar, con menos rigor, celtas de Corvus Belli, por ejemplo, pintando los ropajes con colores oscuros, no como los brillantes tejidos de los celtas
Nota de Endakil: Las miniaturas de la imagen pertenecen a la colección particular de Michael Sng Woei Shyong. Son una mezcla de modelos de Essex, Charito y Corvus Belli. Podéis ver la galería al completo en su página personal.