Batalla de Gaugamela para BBDBA

miércoles, 13 de agosto de 2008

Saludos. Esta semana hemos diseñado y jugado un escenario especial con las reglas de BBDBA, para representar la batalla de Gaugamela, en la Alejandro Magno venció definitivamente a Darío III Codomano.
A la hora de diseñar un escenario histórico, nos enfrentamos a la siguiente cuestión: ¿hasta qué punto es aconsejable dejar libertad a los jugadores para variar lo acontecido en la batalla? Por supuesto, no hay una respuesta única. Sin embargo, nosotros meditamos bastante sobre el asunto. Decidimos que nuestros objetivos serían, por este orden de preferencia: 1) pasar un buen rato y 2) tener las sensaciones, riesgos y desafíos que pudieron llegar a tener los generales de aquella época, todo ello con el filtro simplificador del criterio de diseño de DBA.
Por ello, decidimos que representaríamos el despliegue inicial, con la distribución de las tropas que pensaron Alejandro y Darío. De este modo, los mandos quedaron repartidos en tres por cada bando. Además, cada uno recibió unas órdenes que simulan las recibidas en aquella batalla, más o menos, diseñadas además para que haya bastante colaboración entre los mandos de cada bando, lo que ha resultado ser extremadamente divertido. El modo en que el jugador cumpla las órdenes queda por tanto a su discreción. Estas directrices son el verdadero motor del escenario, y, al aferrarnos a ellas, quedamos asombrados al observar cuan parecido fue el desarrollo de la partida a las descripciones históricas de Gaugamela.
Otro problema que debimos afrontar al usar el esquema simplificador de DBA fue que este juego está pensado para representar ejércitos de tamaño idéntico, e igual capacidad de mando, independientemente de la calidad de las tropas. Sin embargo, teniendo en cuenta que en Gaugamela, los persas superaban a los macedonios alrededor de 10 a 1, perderíamos muchas de las sensaciones de apuro que debieron sentir los macedonios. Además, el sistema de mando de éstos era mucho más efectivo que el de los persas, por lo que también estábamos interesados en representar esto.
Por todo ello, diseñamos algunas reglas especiales que, siendo en sí extremadamente sencillas, aportaron un mayor grado de realismo, dentro de lo que cabe, al escenario.

DESCRIPCIÓN DEL ESCENARIO

Los mandos son:MACEDONIOS: Alejandro (ala derecha), Crátero (centro) y Parmenio (izquierdo)PERSAS: Darío (centro), Mazaius (ala derecha) y Bessos (ala izquierda).

REGLAS ESPECIALES
Se usarán las reglas de BBDBA. Además, se usarán las siguientes reglas.
1) Órdenes.- Cada jugador recibe por escrito la composición de su mando, las indicaciones para el despliegue y las órdenes que deberá cumplir en la medida de lo posible. Las órdenes se han escrito teniendo en cuenta el desarrollo de la batalla histórica, y los testimonios escritos que trataron la vida de Alejandro. Se han simplificado al máximo para adaptarlo a DBA, pero obligarán a los jugadores de cada bando a colaborar entre ellos.

2) Si yo cayera, sería un macedonio más… El ejército macedonio poseía un sistema de mando enormemente eficiente y avanzado para su época. A todos los efectos del juego, el CinC ( Comandante en Jefe) será Alejandro, pero los macedonios no perderán automáticamente si éste muere, incluso aunque lleven más bajas que los persas.
3) Si le damos muerte, estará todo hecho. Darío es el comandante supremo (CinC) del ejército persa. Casi todas las decisiones dependen de él. Por lo tanto, si muere, los persas perderán la partida, independientemente del número de bajas que lleve cada bando. Además, Darío no puede estar a más de 300 pasos de ninguna otra peana persa. Si queda separado por más de esta distancia, tendrá un -2 en combate y disparo, y deberá mover en cuanto le sea posible hacia otra peana persa.
4) La Familia Real de Darío III. Alejandro capturó a la familia de Darío tras la batalla de Issos. Estarán en el campamento macedonio. Por ello, capturar este campamento valdrá por tres peanas a los persas, en lugar de las dos que indica el reglamento.
5) Veinte persas por cada macedonio. El ejército persa es inmenso, mucho más grande que el de Alejandro. Para que un mando persa se desmoralice, tiene que perder la mitad de las peanas, y no la tercera parte, como indican las reglas habituales.
EJÉRCITOS Y ÓRDENES
Crátero
12 pk, 2 Ps. 2 Sp. Una de las picas será el general
Despliegue: en el centro toda la falange. Hacer el frente lo más ancho posible. Las Sp y los Ps irán en el extremo derecho. Los Ps deben estar delante de las Sp. El campamento irá centrado en el borde macedonio.
Órdenes: avanzar por el centro, cubriendo el flanco izquierdo del mando la caballería de Alejandro. Avanzar hasta reunirse con Alejandro en el centro persa, justo delante de Darío. Cuidar de que el flanco interior de Parmenio no quede desprotegido.
Alejandro
2 Kn, 2 Cv, 2 LH, 2 Ax. Sólo una de las peanas de Kn será el general.
Despliegue: En el ala derecha. La peana de Alejandro debe quedar a la izquierda del ala derecha, para poder redirigirse hacia el centro.
Órdenes: Cabalgar hacia la derecha para intentar arrastrar hacia allí a la caballería escita. Cuando sea posible, y si el camino hasta Darío está despejado, Alejandro debe girar a la izquierda y marchar hacia el centro persa, para luchar contra él.
Parmenio
Hoplita tardío tesalio, con opción de 3 Cv
Despliegue: La caballería en el ala izquierda. Los Ps irán frente a la caballería. La peana del general debe estar en contacto con el extremo izquierdo de las picas. Las lanzas irán detrás del centro de picas, y serán la reserva, por si se abren huecos en la falange de Crátero.
Órdenes: Actitud defensiva. Evitar que los persas desborden la línea por tu izquierda.También proteger el extremo izquierdo de la falange de picas, sobre todo contra la caballería persa. En el centro, si se abren huecos en el centro de picas, adelantar Sp para cerrarlos.
Darío
2Sch, 3 Ps, 6 Sp, 2 Ax, 1Cv
Despliegue: En el centro. Los carros falcados y 2 Ps irán alineados por delante. El resto atrás. Darío irá en el centro, detrás de las lanzas. Campamento centrado en el borde persa.
Órdenes: Lanzar un ataque coordinado con carros falcados junto a Bessos y sus escitas al extremo derecho de la falange macedonia.
Mazaios
5 Cv, 4 Lh, 1 Ps.
Despliegue: Ala derecha, frente a Parmenio.
Órdenes: Atacar el ala izquierda de los macedonios. Intentar desbordarlos por tu derecha. Si hay hueco, atravesar las líneas y llegar hasta el campamento macedonio para rescatar a la Familia Real. Conquistar el campamento cuenta por tres peanas, en lugar de por dos.
Bessos
Mando escita con Kn de general, 2 Ps y 1 Ax
Despliegue: Ala izquierda. Al menos tres peanas de LH irán adelantadas, con la vanguardia de Darío.
Órdenes: Atacar el extremo derecho de la falange central. Coordinar el ataque con los carros falcados de Darío. Proteger el ala izquierda. Evitar que la caballería macedonia intente desbordarnos por tu izquierda. Si se dirigen hacia allí, interceptarlos con tu general.
LA PARTIDA
Bueno, pues tras todos los preparativos, nos reunimos en Territorio Troll a echar la partida.


Unimos un par de mesas para jugar. Teníamos una superficie de 75x150 cm., genial para representar la gran llanura de Gaugamela, preparada por Darío para la caballería. Sí respetamos la distancia a la que empiezan separados los ejércitos según el manual.



A continuación, mostramos el despliegue.

La foto está tomada desde el flanco derecho de los persas. Al fondo, se ven las ruinas de Nínive, la que fuera altiva capital de los asirios, hoy no más que piedras rotas pulidas por la arena que arrastra el viento.

El lado persa queda a la izquierda de la foto, y los macedonios a la derecha.
Por el lado persa, al fondo, en el flanco izquierdo, Bessos y sus jinetes Saka (es decir, escitas). En el centro, Darío III Codomano, con los carros falcados, los takabara, los honderos, los mercenarios griegos y los hoplitas persas kardakes. En primer plano, Mazaios, sátrapa de Babilonia, con la caballería persa y meda.

Por el lado macedonio, en su flanco derecho, el más alejado, los Compañeros de Alejandro y la caballería aliada. En el centro, Crátero con la falange de picas en primera línea, seguido por los hoplitas aliados griegos en segunda fila, para cubrir huecos y proteger la retaguardia por si los persas envolvieran a la falange. Y en el flanco izquierdo, la caballería tesalia, con Parmenio al frente del escuadrón de Farsalia.

Al empezar la partida, ésta era mi perspectiva. Yo jugaba con Darío.Los movimientos se ajustaron bastante a los históricos, y sin duda, las fotos hablarán por sí solas.






Mazaios se lanza sobre el pobre Parmenio. En el flanco de Alejandro, los Compañeros avanzan, y Bessos envía sus escitas a interceptarlos. Mientras, los carros falcados avanzan hacia la falange.
Las primeras escaramuzas en el flanco izquierdo persa. Una LH de Alejandro cae inesperadamente. Bessos (nuestro colega Samuel) intenta aprovechar la situación.
Unas tiradas más tarde, el flanco de Bessos empieza a ceder. Alejandro tiene menos tropas, pero mejores, y la caballería escita sufre mucho. Mientras, la escasez de PIPs reducen a nada el ataque de los falcados y las ligeras de Bessos.
Mientras, en el flanco derecho persa, e izquierdo macedonio, Parmenio empieza a pasarlo mal. No obstante, inteligentemente comienza un bien estudiado repliegue y redirige a la retaguardia de la falange central para apoyarle. "El flanco izquierdo tardará más en caer de lo esperado", piensan los persas.
Súbitamente Bessos se recupera. Atacando a la retaguardia de Alejandro, el mando del macedonio tiembla. Está a una sola baja de romperse, y los escitas han le han rodeado por el lado interior.
Pero nada puede parar a los compañeros macedonios. En un turno aciago, Bessos recibe las bajas necesarias para romperse. El hueco hasta el centro persa está abierto, y Alejandro gira a su izquierda, hacia la victoria.
Pero entonces se masca la tragedia. Parmenio cae, y con él su mando (en realidad aplicamos la regla de DBM de superar el número de bajas con un dado, y no las reglas de BBDBA. Aquí el error fue mío, porque no lo recordaba). El mando no se rompió directamente, pero lo haría un turno más tarde. El camino hacia el campamento macedonio estaba abierto.
Pero ya casi no queda tiempo. Mientras todo esto ocurría, en el centro, Darío lanzaba los carros falcados y los Ps contra la falange, con el objetivo de retrasarlo. En un momento, justo al romperse Parmenio, los takabara persas llegaron para atacar el flanco de la falange. Pero los persas estaban a una sola baja para perder la partida.
Finalmente, en un último y sangriento turno, ambos bandos recibiron muchas bajas, pero el persa se rompió antes. Alejandro podía marchar hacia Babilonia.
Fue una partida muy divertida y emocionante, y ya tenemos ganas de jugar de nuevo a BBDBA.

Sicilia: sistema de campaña

martes, 5 de agosto de 2008

Un punto estratégico en mitad del Mediterráneo, un granero a las puertas de casa o unas fértiles y codiciadas tierras. Todo esto -y mucho más- es la Sicilia del 264 a.C.

En el siglo VIII a.C. los griegos desembarcaban en Sicilia fundando varias colonias. La más importante de ellas era Siracusa , fundada por dorios de Corinto, que dedicaron la ciudad a Artemisa y la llevaron a convertirse en una de las principales urbes del mundo mediterráneo.
Años más tarde llegarían los cartagineses que matuvieron luchas constantes con los tiranos siracusanos por el control de la isla en una incesante carrera bélica y de contratación de mercenarios.
No mucho tiempo después la situación daría un vuelco con la llegada de los romanos. La ciudad había ido creciendo, subjudgando a los distintos pueblos itálicos y se extendía ahora hasta Sicilia desencadenando así las Guerras Púnicas.



Los Contendientes

Tres ejércitos participan en esta campaña: la Ciudad Estado de Siracusa, la República de Roma y la República de Cartago. Cada uno de ellos tiene su hogar natal desde el que buscarán extender sus dominios, Cartago tiene su hogar natal en la antigua colonia fenicia de Kart-Hadast y los griegos siciliotas tienen su centro de poder en Siracusa, en el caso de los romanos su punto de inicio será Neapolis en esta campaña, al encontrarse más cercano a la zona de los acontecimientos en la lucha por Sicilia.

Los ejércitos

Los ejércitos participantes en esta campaña son: II/9. Syracusan. 410BC-329BC., II/32. Later Carthaginian. 275BC-146BC y II/33 Polybian Roman. 275BC-105BC.
La campaña está pensada para tres jugadores, aunque es posible jugarla entre dos (Roma y Cartago o Cartago y Siracusa antes de la llegada de los romanos). También es posible aumentar el número de jugadores incluyendo nuevas facciones, como otras colonias griegas, pueblos itálicos o númidas. En cualquier caso estos ejércitos estarán presentes como "facciones no jugables" de las que hablaremos más adelante.

Cada jugador tendrá un ejército de campaña y una guarnición en cada ciudad. Las guarniciones no tendrán otra función que la defensa de sus enclaves, será el ejército de campaña el que utilizará para extender sus dominios.


Organización de la campaña

El juego se organiza en años, cada año de juego se divide en cuatro estaciones: primavera, verano, otoño e invierno. Las tres primeras son hábiles para la campaña pero, durante el invierno, los ejércitos deberán permanecer acantonados bien en una ciudad, con el tren de asedio en el caso de que estén participando en uno, o en una fortificación provisional si la estación fría les ha sorprendido en tierras extrañas.
El invierno será la estación de reclutamientos y contratación de mercenarios. De estos puntos hablaremos más tarde.

Turno de juego

Al inicio de cada estación los jugadores escribirán en secreto los movimientos de sus ejércitos y los mostrarán simultaneamente. Los movimientos se efectúan a razón de una provincia por estación. Un ejemplo sería: Lucio, el jugador romano, decide mover su ejército desde Lucania hasta Calabria, por lo que escribirá "Lucania -> Calabria".
Si este movimiento lleva a un ejército a una región contralada por un enemigo o una facción neutral deberá combatir ese mismo turno.

También es posible mover por mar haciendo uso de la flota. En este caso los turnos de movimiento contarán por cada región que tenga que atravesar, es decir, Bomilcar, jugador cartaginés, quiere llevar su ejército de África a Sicilia Medius, así que la ruta será "Africa=>Mare Africanus, Mare Africanus=>Mare Graecus, Mare Graecus=Sicilia Medius", a razón de un desplazamiento por estación. No es posible pasar el invierno en el mar, así que los viajes largos deberán ser cuidadosamente planificados.


Combate

Cuando dos ejércitos enemigos se encuentren en una región combatirán en una batalla normal de DBA.
Cuando un jugador invada una región neutral combatirá contra una facción no jugable.

En el caso de las facciones no jugables (FnJ), si el jugador logra vencer añadirá esa región a sus posesiones.

Cuando un jugador es derrotado (por otro o por una FnJ) su ejército sufrirá las consecuencias. Si un ejército es derrotado por un resultado de 4-3 ó 4-2 retrocederá a una región propia adyacente (de no existir embarcará automáticamente en una flota y quedará situado sobre ese mar). Si un ejército es derrotado por un resultado de 4-1 ó 4-0 o si su general muere, la catástrofe será tal que regresará automáticamente a su capital (en una retirada ordenada o tal vez en una alocada huida en pequeños grupos) y no podrá efectuar ninguna otra acción con su ejército en lo que resta de año.

Combatir con Facciones no Jugables

Las facciones no jugables representan a las tropas lugareñas de una región que no controla ningún jugador, como pueden ser los númidas, los pueblos itálicos, los sardos o los sículos y sicanos.
Cuando un jugador tenga que combatir con una FnJ será otro de los participantes el que asuma el papel de los pueblos libres. Lo ideal sería que los jugadores contasen con esos ejércitos en su colección pero, de no ser posible diseñarán unas listas proxy con miniaturas de su colección (ojo, diseñad esas listas antes de empezar la campaña para evitar discusiones).


Asedios

Aunque podría resultar fascinante la idea de diseñar unas reglas para jugar asedios complicarían demasiado el sistema de campaña. Los destinos de las ciudades se decidirán mediante asedios por hambre que podrán ser evitados por salidas de los defensores.
Si un asediador logra mantener una ciudad bajo estado de sitio durante todo un año la habrá conquistado y podrá sumarla a sus posesiones. Si es derrotado en una salida o por un ejército que ha acudido en socorro del asentamiento aplicará los resultados normales explicados en la sección Combate.
El asedio dura cuatro meses completos y durante este periodo los defensores podrán intentar hacer una salida durante el invierno (su situación es desesperada) esta es la única excepción a la obligada inactividad invernal.

La composición de los ejércitos de guarnición es diferente a la de sus variantes de campaña. Un ejército de guarnición solo podrá tener un único elemento de tropas montadas (Kn,Cv o Lh) además del elemento del general. Tampoco podrá contar con otro tipo de tropas que no sean de infantería, por lo que no dispondrán de carros de ningún tipo o elefantes.
Las guarniciones sustituirán estos elementos por las opciones de infantería base de su facción que, en el caso de esta campaña, serán Bd para los romanos y Sp para siracusanos y cartagineses.
Las guarniciones romanas se organizarán de forma diferente; al ser la caballería un tipo de tropa preciado y escaso para Roma no podrán contar con ella en las guarniciones y se sustituirá por otro elemento de Ps (quedando como 1Cv(Gen), 6x4Bd, 2x4Sp, 3x2Ps).

Las salidas se jugarán como una batalla normal de DBA en la que los asediados serán los defensores y los asediadores los atacantes. Además los defensores deberán contar obligatoriamente con una BUA que representará los arrabales de la ciudad (puede ser un grupo de casas, granjas, un templo...)

Cuando una ciudad es derrotada, el conquistador sumará 100 monedas a su arca en concepto de botín (debería ser más, pero las tropas reclaman su parte en el saqueo).

Ciudades, reclutamientos y mercenarios

Al inicio de cada turno de invierno los jugadores recaudarán dinero de sus ciudades. Cada ciudad sumará 100 monedas (sólidos, dracmas, dáricos...) a las arcas del jugador.
Los jugadores podrán usar sus fondos para reforzar sus enclaves, reclutar tropas o contratar mercenarios.

Las ciudades pueden mejorarse con muros reforzados, sistemas defensivos y almacenes de alimento. Estas mejoras prolongarán el tiempo que la ciudad es capaz de resistir un asedio hasta seis estaciones completas. El coste de estas obras es de 3 estaciones (los constructores pueden trabajar en invierno) y tienen un coste de 400 monedas.

Los ejércitos pueden solicitar tropas a sus metrópolis a cambio de una cantidad de dinero en concepto de gastos de reclutamiento y sobornos varios. Las nuevas tropas se contratarán en invierno y en primavera ya estarán con las tropas
Los cartagineses pueden solicitar elementos de Sp (200 mo) , Cv (200 mo) o El (450 mo).
Los romanos pueden solicitar elementos de Sp (200 mo), Bd (250 mo) o Ps (100 mo).
Los siracusanos pueden solicitar elementos de Sp (200 mo), Lh (200 mo) o Art (250 mo).

También se podrán reclutar mercenarios. Los mercenarios, como los reclutamientos, se contratarán en invierno y en primavera ya estarán con las tropas. Los mercenarios que pueden contratarse son:
Scutari íberos, Ax - 150 mo
Guerreros galos, Wb - 200 mo
Jinetes númidas, Lh - 200 mo (solo Cartago)
Honderos baleares, Ps - 100 mo
Caetrari íberos, Ps - 100 mo
Hoplitas mercenarios, Sp - 200 mo
Caballería gala, Cv - 200 mo

Los elementos de reclutas y mercenarios pueden utilizarse para aumentar el ejército de campaña hasta un máximo de 14 elementos o para sustituir a uno de los elementos de una guarnición.


Ganando la Campaña

Cuando un jugador consiga conquistar toda Sicilia o eliminar al resto de adversarios, será el ganador de la campaña Batalla por Sicilia.


Notas

El sistema Batalla por Sicilia busca crear un sistema de campaña atractivo y divertido, sin sumar demasiadas complicaciones innecesarias a los jugadores, conformado un leitmotiv de fondo a sus batallas.
Batalla por Sicilia cuenta con el sentido común y la deportividad de los jugadores para solucionar cualquier complicación que pudiera surgir. En cualquier caso, es recomendable que los previsibles puntos grises se discutan antes del inicio de la campaña.

Este sistema no es, ni mucho menos, ninguna ley inamovible, por lo que puede ser modificada al gusto, añadiendo reglas (aunque yo no lo recomendaría) o eliminando las que no sean del gusto de los jugadores. También queda a discreción de los jugadores el modificar el coste de reclutamiento de reclutas y mercenarios de modo que quede conforme a sus criterios personales o las miniaturas disponibles en su colección.

Sicilia es solo una excusa para diseñar este campaña, este escenario puede ser jugado por bizantinos y normandos en la Edad Media o puede diseñarse un mapa nuevo en cualquier otra región.

Una época oscura II: Los etruscos.

viernes, 1 de agosto de 2008

Saludos. Hoy hablaremos de un pueblo en cierto modo misterioso, del que apenas tenemos registros escritos, y cuyo legado nos ha llegado a través de los ojos de un gran pueblo que sí nos es más conocido: los romanos. Si el término “etrusco” puede que no sea familiar para todos, sí os sonará lo siguiente: los romanos los llamaban “Tusci”, es decir, toscanos, y legaron el nombre a una de las regiones en que habitaron: La Toscana. Los griegos los llamaban “tirrenos”, y dicho nombre se extendió a parte del Mediterráneo que baña la costa noroccidental de la península itálica.
El pueblo etrusco alcanzó su apogeo entre los siglos VIII y V a.d.C. Pero es preciso que sepamos algo más de la actual Italia desde el siglo XI a.d.C.

Al final de la Edad de Bronce y comienzo de la Edad de Hierro, desde los Alpes entró en Italia un pueblo con una cultura que se llamamos Villanovense, muy relacionada con los pueblos indoeuropeos que invadieron Europa, tales como la cultura Hallstat. Conocían la metalurgia del hierro, y enterraban a sus muertos una vez incinerados, en urnas para sus cenizas, con forma de doble cono. Este pueblo extendió la cultura villanovense en la población de la Edad de Bronce que había al norte de Italia. Existen algunos restos artísticos de esta época, que muestran figuras masculinas equipados con pectoral en forma de disco metálico, no muy distinto al que se podía encontrar en algunas poblaciones celtibéricas.
Hasta el siglo IX a.d.C. (periodo protovillanovense), las poblaciones no eran más que pequeños asentamientos en lugares muy inaccesibles, pero desde ese momento, los registros revelan un movimiento de población hacia aglomeraciones mayores, que absorbieron población de muchos pequeños asentamientos. Estas aglomeraciones, si bien se situaron en zonas elevadas y fácilmente defendibles, eran más accesibles, y permitían el control de un área de terreno ya bastante grande, del orden de algunas centenas de kilómetros cuadrados. Las edificaciones de esta época eran de madera, toscas y poco diferenciadas, pero son el germen para que se formen ya sociedades más estructuradas. Basándonos en los restos funerarios, no había clases sociales diferenciadas todavía.
Durante dos siglos, y según la teoría de origen etrusco “localista”, en la región situada entre el valle del Po y Roma aproximadamente, la población proto-etrusca prosperaba. Aunque habían adoptado la cultura villanovense, hablaban un idioma propio, no indoeuropeo, y de carácter único.
Otras teorías hablan de distintos orígenes. Tal vez debido a su aspecto físico, Herodoto de Halicarnaso postula en su Historia que los etruscos eran colonos de los lidios, de Anatolia. Otros autores proponen que los etruscos eran una rama de los Pueblos del Mar. El hecho es que, si prestamos atención a su arte, nos llamará la atención el cuidado con el que se representa la oblicuidad de sus ojos, finamente almendrados.

Independientemente de la teoría que nos guste, el hecho es que, durante el periodo protoetrusco (siglos XI-VIII a.d.C.), las tierras de los etruscos comienzan a ser visitadas por otros navegantes del Mediterráneo, pues recordemos que en este periodo, los fenicios, y más tarde, los griegos, son los dueños del comercio marítimo. Los dominios etruscos son ricos en hierro, plomo y cobre. Así es como tuvieron contactos con pueblos y culturas lejanas, y más avanzadas, en cierta manera. Al menos, las ciudades griegas y fenicias estaban habitadas por sociedades más ricas y especializadas.
La agricultura de las tierras etruscas floreció junto a las demás actividades e intercambios comerciales. La población, por ende, fue aumentando, como lo hizo la influencia cultural desde Grecia. Cabe destacar que la colonización y los mercaderes griegos, a diferencia de los fenicios, eran permeables al intercambio cultural. Los fenicios, por el contrario, buscaban bases en estos países, pero aisladas de las poblaciones autóctonas. Por ello, de manera increíblemente rápida, en el siglo VIII, (“casualmente” al mismo tiempo que los helenos colonizaban el sur de Italia, la Magna Grecia, con polis como Síbaris, Tarento, etc.) en la región de Etruria la sociedad evolucionó a una cultura urbana, que cristalizó en el nacimiento y desarrollo de una serie de importantes ciudades, las famosas ciudades etruscas: Veii, Caere, Tarquinii, Vulci, Vetulonia, etc. La sociedad urbana se diferenció, y apareció una clase aristocrática económicamente prominente, que comenzó a crear demanda de artículos de lujo (maderas, oro, marfil), demanda que comerciantes fenicios y griegos satisfacían. Estas ciudades, con un pueblo, cultura e idioma comunes, formaron la Liga Etrusca, que dominó desde ese momento el norte de Italia. De hecho, la eclosión etrusca fue tan rápida que los otros pueblos villanovenses, como los oscanos y los umbros, de origen indoeuropeos, con sociedades ganaderas y poco evolucionadas, fueron repelidos hasta las tierras accidentadas y poco fértiles al este y sureste de Etruria, donde fueron quedando aisladas. Estos pueblos no conocerían la cultura urbana hasta la expansión de Roma por toda la península itálica.

Las ciudades etruscas se desarrollaron y en ellas ya encontramos los rasgos clásicos: recintos amurallados, calles pavimentadas, templos, palacios de las familias aristocráticas… El modelo aristocrático heleno incluso llevó a la adopción por parte de los etruscos del alfabeto similar al griego, comenzando así el periodo histórico de Italia, además de influenciar también la religión y costumbres rituales etruscas. La brecha cultural entre los etruscos y los pueblos de los alrededores, incluidos los futuros romanos, aumentó.
A comienzo de los siglos VI a.d.C., las ciudades etruscas más al sur (Veio y Caere, por ejemplo, muy cercanas a Roma), adquieren su forma definitiva. La liga de ciudades etruscas tuvo que enfrentarse tanto a tensiones internas como a una complicada y turbulenta situación exterior.
Las tensiones internas se derivaron del desarrollo de la sociedad urbana. El incremento de la población y la actividad económica hicieron que numerosas familias de particulares plebeyos fueran enriqueciéndose, cosa que inquietó a las familias aristocráticas. Además, los pueblos itálicos de los apeninos, atraídos por la riqueza, fueron infiltrándose y ocupando tierras y estratos sociales urbanos. Estos factores tensionaron a las monarquías y aristocracias gobernantes. Fue entonces cuando muchas ciudades etruscas reformaron sus constituciones para dar cabida en los círculos de poder a una porción mayor de la pujante población, con fuerza suficiente para seguir dominando a la mayor parte. Es decir, se transformaron en repúblicas, dominadas por oligarquías.

Por parte de los vecinos de los etruscos, el tema era complejo. El comercio florecía y había mucho dinero en juego. El premio era el dominio del Mediterráneo y el control de las rutas comerciales. Los jugadores eran los helenos dorios de la Magna Grecia; los helenos focenses, que fundaron colonias en la actual Marsella, costa de Cataluña y Córcega; los romanos, que estaban despegando como ciudad tomando como modelo las etruscas y Cartago, la antigua colonia fenicia que tras el establecimiento del Imperio Persa, había quedado aislada de su metrópolis en Asia, y que se había convertido en una potencia comercial y marítima.
Los etruscos se aliaron con los cartagineses en contra de los helenos, y esta alianza obtuvo una importante victoria en la batalla naval de Alalia, en el 540 a.d.C. Tras ella, los etruscos retuvieron Córcega y los cartagineses Cerdeña, pero Cartago, que se veía más poderosa que la Liga Etrusca, salió ganando en el resto del reparto del poder. Cartago siguió luchando contra los helenos, y en el 480 fue derrotada por una alianza entre los dorios de Siracusa y los focenses de Massilia. Esto privó a los etruscos de un poderoso aliado. Hierón, tirano de Siracusa, pasó al continente con un ejército y venció al de la liga etrusca en la batalla de Cumae. Entonces, el control de la liga sobre las regiones de Campania y el Lacio (al sur de Roma), se debilitaron. Roma y los samnitas, otro pueblo itálico, se lanzaron contra estas tierras, y así los etruscos quedaron relegados a la costa norte del mar Tirreno.

Mientras, las tensiones en las ciudades, debido a los nuevos reveses, fueron aumentando. Las sociedades fueron evolucionando. Las oligarquías tuvieron que reconocer cada vez más derechos a las clases más humildes y a la población rural. No obstante, los gobernantes etruscos no supieron ir al ritmo de su época. La base de poder etrusco se debilitaba, mientras Roma, que sí había solucionado en gran parte las tensiones entre patricios y plebeyos, y que desde el 509 a.d.C. se había constituido como una república, aumentaba su esfera de influencia, basándose en un poderoso ejército de legiones formadas por ciudadanos libres con patrimonio propio. Todavía no dominaba Italia, pero representaba un poder difícil de ignorar.
En el siglo IV, los celtas invadieron Italia y conquistaron a los etruscos las tierras del valle del Po, cortando el acceso al mar Adriático. Y ya en el siglo III, entre el 295 y el 264, Roma conquistó toda Italia. Las ciudades etruscas pasaron a ser aliados itálicos de los romanos. Sus tierras fueron confiscadas, y los tratados les imponían condiciones muy duras (formación de legiones aliadas, tributos, etc.). Las nuevas clases sociales etruscas, que habían luchado por tener cada vez más relevancia política, fueron eliminadas de las esferas de poder. Por el contrario, fueron los aristócratas etruscos los que salieron más beneficiados, fomentando la romanización de sus gentes.
Estos aristócratas, al igual que los restantes aliados itálicos, terminaron luchando por una plena ciudadanía para sus pueblos, lo que llevó a no pocas guerras internas dentro de la Roma republicana. Esto se tratará en futuros artículos, pero sí diremos que fue el primer emperador, Octavio, el que concedió a los aliados itálicos la ciudadanía plena. De esta manera, los etruscos desaparecieron diluidos en el Imperio Romano.

De los restos arqueológicos se ha sabido que los etruscos tenían una religión politeísta, con dioses que representaban las fuerzas de la Naturaleza. También adoptaron dioses del panteón helénico. El Rey de cada ciudad era también una autoridad religiosa. Por lo demás, los aristócratas etruscos eran aficionados al teatro, a la música y a las artes, de un modo muy influenciado por los helenos. No nos ha quedado más legado literario que unos comentarios y adaptaciones realizadas por autores romanos. En realidad, se sabe muy poco de ellos, en comparación con las civilizaciones vecinas.

El legado etrusco consiste sin duda en haber sido el espejo de una Roma en su primera época, sobre todo durante la monarquía romana. Los reyes etruscos representaban tanto el poder religioso como el político, y numerosos símbolos empleados por ellos fueron adoptados por los romanos, tales como el “fasces” (haz de varas con hacha), la silla curul, el cetro, la "toga palmata", etc. La leyenda de la fundación de Roma sobre una colina describe el ritual etrusco para fundar ciudades, con la creación de un recinto sagrado (“pomerium”), y el levantamiento posterior de las murallas. Numerosas palabras etruscas fueron tomadas por los romanos (que recordemos hablaban un idioma indoeuropeo): “populos”, por ejemplo, “persu”. Incluso Roma tuvo reyes de origen etrusco.
Pensad también que la imagen que tenemos de la Roma actual, todo lleno de mármol, procede de la época imperial, con una clara influencia helénica. Pero durante la república, Roma era muy distinta. Su arquitectura era una copia de la de las ciudades etruscas. Octavio dijo que había “nacido en una Roma de ladrillo, y que había legado una Roma cubierta de mármol”.

En fin, vamos con el ejército etrusco. La lista que los representa es la I/57, Liga etrusca. Estos ejércitos se formaban sumando efectivos de varias ciudades. Eran sin duda grandes ejércitos. Tito Livio dice que los romanos los temían al principio debido a su ingente número de efectivos. Los ejércitos estaban liderados por los nobles aristócratas etruscos, y cada ciudad aportaba cierto número de hoplitas al estilo griego, con carácter profesional. No obstante, su número era reducido, y la mayor parte del ejército estaba formado por levas de lanceros etruscos de segunda o tercera clase, sin armadura, y equipados con un gran escudo oval. Con esta idea en mente, revisaremos la lista:
La opción “a” es la más antigua. Consiste en dos peanas de caballería, siendo una de ellas el general. Éstos son los aristócratas. Luego hay una peana de Bd o Sp. Esta peana representa a los soldados profesionales, que según la ciudad y la época, eran tipo hoplita, o estaban equipados con grandes hachas.
Luego hay siete peanas de Sp, que representan a los lanceros de segunda clase. Por último, hay dos peanas de Ps, que son honderos o lanzadores de jabalinas mal equipados, y una opcional de hordas, que pueden representar a los lanceros de tercera clase.
La opción “b” se ocupa de los ejércitos etruscos desde el siglo V a.d.C., cuando ya se combate contra las legiones romanas. Se repiten las Cv y los Ps/Hd. Pero el grueso de la infantería ha cambiado. Hay cuatro peanas de Bd, que son hoplitas reequipados con el “hasta” romana y espadas, a modo de legionarios, y el resto, levas de lanceros sin reformar.

Essex, Magister Militum y otras marcas tienen etruscos, sobre todo en la gama de la Roma republicana. Pero sin duda, los más bonitos son los de Mirliton. Hay que descubrirse ante una gama como ésa.

Nota: Las miniaturas que veis sobre estas líneas son de la marca Mirliton y pertenecen a la colección de Marco Gasbarri de DBA Italia. Podéis ver la galería competa aquí.

Una época oscura I. La Grecia “Geométrica”.

domingo, 13 de julio de 2008

Saludos. En el artículo de hoy hablaremos de lo que ocurrió en la Grecia continental y las islas del Egeo durante el periodo entre la caída de los reinos micénicos, allá por el siglo XII-XI a.d.C., y el resurgimiento de la Grecia Clásica, a finales del siglo VI a.d.C. Este periodo es conocido como Época Oscura, o periodo “geométrico”, debido a que la cerámica producida por los griegos tenían una decoración basada en diseños rectos, marcadamente geométricos. Aunque muy desconocido, este periodo es realmente apasionante, y durante el mismo asistiremos al nacimiento de los estados griegos de la era Clásica.

Recordemos de nuestro anterior capítulo que los reinos micénicos se colapsaron ante la invasión de los pueblos dorios y otros, que, aunque eran también “protogriegos” como los micénicos antes de adoptar la cultura minoica, habían quedado atrás en su evolución cultural. No obstante, estos pueblos (dorios, beocios, focidios, etolios, magnesios y tesalios), que poseían un modo de vida nómada, dedicados a la ganadería, poseían conocimientos superiores de la metalurgia del hierro.

Cuando invadieron el mundo micénico, durante al menos medio siglo, toda la estructura de los reinos se deshizo. La llegada masiva de nuevas poblaciones hizo que muchas familias y pueblos micénicos abandonaron sus hogares y, tomando sus naves, emigraron. Además, los invasores, una vez llegaron a la costa, tampoco dudaron en tomar otros barcos, y proseguir su avance. De este modo, islas como Lesbos , y parte de la costa de Anatolia, fue colonizada por pueblos que hablaban el dialecto eolio del griego. Eubea, las Cícladas, Samos la parte sur de la costa de Anatolia fue ocupada por poblaciones que hablaban el dialecto jonio (el dialecto que también hablaban los atenienses). Así fue como nació la región que durante el periodo clásico se llamó Jonia: toda la serie de ciudades griegas en la costa de Asia, y que, debido a su posición intermedia entre los dos mundos, se pusieron a la cabeza de la cultura griega desde los siglos VIII y VII a.d.C.

Volvamos a los Balcanes. En Grecia, tras colapsarse los grandes reinos, nacieron nuevas formas de estado, que serían de menor entidad, y que dominarían cada una menor superficie que durante la era anterior. Para empezar, y de acuerdo con las divisiones interiores de los reinos micénicos, aparecieron las primeras polis, es decir, pequeños estados consistentes en una ciudad, con un recinto amurallado (acrópolis), y que dominaba el territorio circundante. Es decir, los grandes reinos se “atomizaron”. Las comunicaciones entre ciudades eran difíciles, y grandes zonas intermedias habían quedado abandonadas. Por eso, las primeras nuevas formas de estado se configuran alrededor de las ciudades, donde los habitantes del campo circundante marchaban en busca de protección y mercado.

A partir de la célula “polis”, también evolucionaron otras formas de gobierno, como el koinon, por ejemplo, que era un conjunto de polis con poblaciones del mismo grupo étnico Posiblemente Tesalia fuera un ejemplo de este tipo de estado. También había otra forma de gobierno, el systema demon, que era una federación de comunidades aldeanas. Un ejemplo de esto lo encontramos en las poblaciones que rodeaban Esparta, y que fueron subyugadas por los espartanos. Macedonia, por el contrario, quedó configurada como un estado tipo ethnos, es decir, un estado cuya base era la gente de una misma etnia, y cuyas ciudades no tenían tanta autonomía como las polis.

El gobierno de las ciudades sufrió interesantes evoluciones. A grandes rasgos, se puede decir que hasta el siglo VIII a.d.C., las polis eran gobernadas por reyes, con la asistencia con un consejo de ancianos. La literatura griega nos ha dejado alguna constancia de ello. Por ejemplo, Edipo Rey, de Sófocles, que aunque escrita en el periodo Clásico, trata de la Tebas de esta época oscura, vemos al rey de Tebas, muerto a manos de Edipo, su hijo, a quien no conoce, y como éste se hace con la corona y se casa, sin saberlo, con su madre.

Alrededor del rey existía una aristocracia que poseía la mayor parte de la riqueza, que comenzaba a demandar mercancías de lujo, y que parte de sus obligaciones atañían a la guerra. El ideal aristocrático estaba ligado a la excelencia en la guerra, a la que marchaban primero sobre carros, y desde el siglo X a.d.C., básicamente aportando la caballería a los ejércitos.

Estos estados quedaron muy aislados del resto del mundo, pero pronto llegaría un pueblo que lo cambiaría todo. Procedentes de la costa siria, los comerciantes fenicios. Estos fenicios eran un pueblo semita procedente de distintas ciudades de la costa de Siria y Palestina: Tiro, Biblos, Sidón… No tenían un estado cohesionado. Sus ciudades poseían mucha autonomía, que aumentó tras la desaparición de los hititas y el advenimiento de los Pueblos del Mar. Los fenicios fueron los primeros que retomaron las actividades comerciales por todo el Mediterráneo tras el “Apocalipsis” causado por estos pueblos, como ya hemos visto. De este modo, comenzaron a comerciar con los griegos, llevándoles materias primas que escaseaban en Grecia (cobre, oro), artículos de lujo (marfil, telas y tintes). Y esto duró incluso cuando la expansión del imperio asirio llegó hasta las costas de Siria, y las ciudades fenicias fueron englobadas en el imperio.

El término “fenicio” procedía del nombre que los griegos daban al tinte púrpura que usaban estos comerciantes para vestirse, y que era una mercancía de lujo. Para los griegos de aquella época, los fenicios eran el único canal que les comunicaba con el resto del mundo. Los marineros les oían narrar historias de lugares lejanos, hasta los cuales sólo se podía llegar navegando por mares llenos de monstruos marinos… Tened en cuenta que los fenicios ya navegaban por todo el Mediterráneo y también llegaron hasta las islas británicas, en busca de estaño. De hecho, Cádiz fue fundada alrededor del 1000 a.d.C., y era un puesto comercial a través del cual comerciaban con una brillante y misteriosa civilización que existió en la península ibérica: Tartessos.

A partir del siglo VIII a.d.C., las polis y otros pequeños estados se han repuesto lo suficiente como para empezar a mirar más allá del horizonte. Los comerciantes griegos comienzan a intentar hacer la competencia a los fenicios. Se iniciaron entonces las tensiones entre helenos y semitas, y sin duda espionaje para conocer las rutas comerciales de los fenicios. Esta animosidad se mantendría ya para siempre, y sus comienzos quedarían velados con el tiempo, como podemos leer por ejemplo en “Historia”, de Herodoto, cuando al comienzo de su libro I, intenta explicar mediante una extravagante historia de mujeres “robadas” el origen de la rivalidad entre helenos y bárbaros, es decir, extranjeros, asiáticos, refiriéndose a los fenicios.

Los comerciantes griegos comenzaron a establecer puestos comerciales en Siria, Sicilia, sur de Italia, costa de Francia, la costa Libia (Cirene, polis fundada por dorios) etc. También entraron en el Mar Negro y subieron por el Danubio, donde comerciaban con un extraño pueblo, extremadamente hábil con el metal, al que llamaron “keltoi”, es decir, los celtas, antes de que éstos migraran hacia el oeste. Incluso, debido a un encuentro fortuito con entre un mercante griego y un náufrago abandonado en una solitaria isla, según Herodoto, los griegos supieron de la ruta y el modo de cruzar el Estrecho de Gibraltar (desde donde os escribo), doblando Punta Europa, y siguiendo la costa hasta Tartessos, donde el rey Argantonio, deseando acabar con el monopolio fenicio, inició negociaciones con ellos. Según Herodoto, el naúfrago les dijo que debían aguardar en la bahía de Algeciras, hasta que soplara el viento del este, que aquí llamamos “levante”. Esto era así porque los barcos de aquella época no tenían velas para navegar ciñendo (contra el viento) y se movían gran parte del trayecto a remo. Pero vamos, os aseguro que aguardar aquí hasta que llegue una “levantera” buena para aprovechar y cruzar el Estrecho no es un buen plan.

Estos puestos no tenían una finalidad inicial de ocupación territorial, sino que eran bases para un intercambio de bienes con otros pueblos. Sin embargo, detrás de los comerciantes, y debido a las transformaciones políticas que ocurrieron en muchas polis durante el siglo VIII a.d.C., las polis comenzaron a enviar colonos a estos lugares. Así se fundaron colonias en Italia, costa de Francia, el levante español, Sicilia, costa sur del Mar Negro (la legendaria Cólquide donde estaba el vellocino de oro). La polis de donde salían los colonos era denominada “metrópolis”. Así, por ejemplo, Corinto se convirtió en la metrópolis de Siracusa, fundada en Sicilia por colonos corintios. Los espartanos fundaron Tarento, y los de Acaya fundaron Síbaris y Crotona. A veces, las colonias se fundaban para suministrar madera y otros materiales (sobre todo las que se fundaron en la península de Falcidia, en Tracia) que escaseaban en Grecia. Otras, tenían fines comerciales, y en otros casos, los colonos eran en realidad “parias” desterrados de su metrópolis, o autoexiliados en busca de mejor fortuna. Lo interesante del hecho es que fue así como los helenos se expandieron por el Mediterráneo. Así importaron y exportaron ideas. Así es como tradicionalmente se ha explicado el comienzo de la filosofía griega. Durante esta época, los griegos adoptaron el sistema de escritura fenicio, que era alfabético, líneas, e iba de izquierda a derecha. Este alfabeto fenicio sólo tenía signos consonánticos, de modo que los helenos lo adaptaron añadiendo las vocales, y así surgió el alfabeto griego, muchos de cuyos rasgos encontraremos en su evolución como alfabeto latino.

Pero, ¿qué estaba pasando en las polis para que se produjeran estos cambios? Bueno, en gran parte fue debido a la guerra. Durante todo este periodo, las polis y otros tipos de estado, luchaban entre sí, sobre todo por tierras de cultivo y acceso a agua. Había algunas polis especialmente dependientes de los esclavos, como Esparta, o Argos. En las guerras, los aristócratas formaban las fuerzas principales, como hemos dicho, en carros, y luego formando la caballería. Sin embargo, a partir del siglo VIII a.d.C., algo empieza a cambiar. Cada vez es necesario un número mayor de ciudadanos para engrosar las filas, que debían aportar su propio equipo. El poder aristocrático, que se basaba en el rol principal del combate, comenzaba a descomponerse. Si bien no ocurrió en todos las polis, hubo algunas en las que las tensiones acabaron desembocando en revoluciones políticas de importantes consecuencias. Nos centraremos en un par de estos casos, porque nos ayudarán a entender muchas cosas de las que hemos oído hablar, pero ignoramos su origen.

Esparta, ocupada por los belicosos invasores dorios, desde el siglo X a.d.C. había comenzado sus guerras con los vecinos para subyugarlos. Muchas veces combinaron éxitos con fracasos. Hay que recordar que en el Peloponeso estaba la región de la Arcadia, con su polis principal, Argos, que había permanecido algo más a salvo de las invasiones dorias, era su principal enemigo, ya que sus dominios limitaban con los de Esparta. Herodoto cuenta algunas historias de este periodo, como cuando los espartanos piden un vaticinio a Delfos antes de iniciar una guerra contra Argos, o cuando el Oráculo les dice que no obtendrán más victorias hasta que no encuentren los huesos del héroe Orestes, que encuentran excavando bajo una fragua. Por lo visto, el gran tamaño de los huesos, que les hizo pensar que Orestes era un gigante, se debe a que hallaron en realidad huesos de dinosaurio.

Las necesidades de la guerra hicieron que los espartanos reformaran su constitución, estableciendo una nueva llama “Rhetra”, y que fue atribuida a la figura legendaria de Licurgo. Tras la implantación de la Rhetra, Esparta se transformó en la Esparta clásica: se estableció la militarización de la población, y la “agojé” como sistema de educación para los niños, las comidas comunales, la estructura del ejército, las leyes de propiedad común, matrimonios obligatorios para aportar soldados a la ciudad, la coexistencia de dos reyes, los Éforos y la Gerusía, o Consejo de Ancianos, además de las asambleas del pueblo, etc. Con esta reforma, anterior incluso a la invención de la falange, los espartanos tuvieron mucho éxito. A finales del siglo VIII a.d.C., eran la primera potencia territorial de los griegos.

Sin embargo, no pudieron vencer a los árgivos, con quienes las guerras durarían siglos. Un día del siglo VII a.d.C., cuando los espartanos marchaban de nuevo contra ellos, encontraron que los árgivos portaban unos escudos redondos, con largas lanzas, en una formación nueva, tremendamente compacta. Se lanzaron contra ellos y fueron aplastantemente derrotados. Había nacido la falange de hoplitas, creada por los árgivos, y esto cambió la guerra entre las polis para siempre.

En Atenas, el panorama político también en el siglo VIII a.d.C. comienza a convulsionarse, y se asientan los cimientos de las revoluciones políticas de la era Clásica. La monarquía hereditaria fue sustituida por una magistratura electiva y decenal, cuyos miembros eran elegidos entre los aristócratas. Es decir, se produce cierta descentralización del poder. Algunos años más tarde, en el siglo VI, justo antes de que comience el periodo clásico, aparece la figura de Solón de Atenas, uno de los Siete Sabios, que reformó de nuevo el gobierno estableciendo la Timocracia, una forma de gobierno en la que los puestos de poder son electivos, pero se reparten entre los distintos estratos sociales, definidos por el patrimonio de los miembros. Este periodo desembocará en la tiranía de Pisístrato, que, apoyándose en las clases populares, y argumentando que ha sido atacado por el partido de los aristócratas, reúne una nutrida escolta con la que asalta la Acrópolis de Atenas, y se coloca a la cabeza del gobierno. La Tiranía, en la que el tirano gobierna por encima de las leyes, sería un periodo de grandes cambios para los atenienses. Con Pisístrato prosperaron, pero sus hijos, los llamados pisistrátidas, crearon un clima de terror y sospecha tan grande que los atenienses se rebelaron, y la Tiranía fue derrocada y sustituida por la Democracia a mediados del siglo VI a.d.C. La Democracia inaugura el periodo Clásico en Atenas, y sus huellas llegan hasta nosotros.

Por lo tanto, podemos decir que fueron las necesidades de la guerra y la participación de los ciudadanos lo que motivó el cambio. Sobre todo, cuando el sistema hoplítico se extendió por todas las polis desde finales del siglo VII a.d.C., el ciudadano soldado que arriesgaba su vida y empeñaba su patrimonio en la guerra, se vio con fuerza para exigir más poder o más equidad en el trato.


La era “geométrica” es también el periodo en el que se escribieron la mayoría de las historias que recopilaban los mitos de los griegos. El recuerdo del esplendor de los reinos micénicos tuvo su reflejo en la invención literaria de una “Era Dorada” en la que transcurren muchas historias, cuando los dioses caminaban junto a los hombres: Teseo, Rey de Atenas; Edipo, rey de Tebas; la Esfinge; el Vellocino de Oro, las misteriosas amazonas… También la “Iliada” y “Odisea” fueron escritas en este periodo. Hesíodo también escribió en esta época. Y además, también se crearon los juegos y certámenes atléticos. En efecto, los aristócratas, en su búsqueda por la excelencia, no cesaban de competir en disciplinas que eran similares a las artes bélicas. Con el tiempo, las competiciones se hicieron más populares, atrayendo a participantes de los alrededores. En Olimpia, los juegos adquirieron mucho renombre. Se empezó a anotar el nombre y origen del ganador de cada disciplina en el 776 a.d.C., por lo que para los helenos, ése fue el año de la primera Olimpiada.

Aunque débil, estos helenos sí desarrollaron cierta identidad "nacional". Tenían las mismas tradiciones y un idioma común, a pesar de que hablaran distintos dialectos. Pensad que en la "Iliada", la guerra es de los griegos contra los bárbaros. Este espíritu es el que afloró durante la Segunda Guerra Médica, cuando se formó la Liga Panhelénica para hacer frente a los persas.

También tenían en común los oráculos. Con las numerosas guerras, se hizo frecuente consultarlos antes de empezar la campaña. El santuario de Apolo en Delfos era de los más populares, y por ello, desde el siglo VII a.d.C., se formó la Anfictionía, el consejo del templo, con miembros de muchas polis. Este consejo fue el que llegó a dominar Filipo de Macedonia cuatro siglos más tarde, para hacerse con el control de la política de toda Grecia. Herodoto cuenta en su obra muchas anécdotas referidas a estos oráculos, todas ellas dignas de ser leídas.

Por último, y como curiosidad, os diré que había una polis llamada Graica, que envió colonos a Italia. Había allí una ciudad joven, llamada Roma, cuyos habitantes contactaron por primera vez con los helenos con colonos de Graica. Por ello, los romanos llamaron a ese pueblo “Graeci”, es decir, “griegos”. La cosa cuajó, y con el tiempo, el país cuyos habitantes llaman “Hellas” (como podéis leer en las bolsas de Zara, por ejemplo, si conocéis el alfabeto u os lo leen, como a mí, que lo desconozco) es conocido como Grecia. Es decir, decir “griegos” a los helenos es exactamente igual que decir “gallegos” a los españoles. Mira tú por donde.


Vamos al turrón. En DBA, la lista que refleja los ejércitos de este periodo es la I/30: Época Oscura y Grecia Geométrica. Esta lista tiene tres variantes.

  1. 1160-901 a.d.C. Esta lista corresponde a los primeros ejércitos formados tras las invasiones dorias. Se supone, por las imágenes de la cerámica, que había una nobleza que usaba el carro, al menos para llegar al combate, aunque la mayoría de imágenes muestran el combate desmontado. Por eso, el general se representa como Lch, pero que puede desmontar como Wb. (Recordad que, por ejemplo, Edipo se encuentra con su padre, el rey de Tebas, que marcha en su carro, y es la negativa de Edipo a apartarse del camino lo que produce el combate donde mata al rey, que es su padre, pero a quien no conoce). Luego hay una peana de Cv, la caballería de los aristócratas. El resto son guerreros irregulares asociados a los aristócratas, y posiblemente equipados por ellos: cuatro peanas de 3 Bd y cuatro peanas de 3Ax, y Ps, que representan a los hostigadores y exploradores, como pastores que servían como honderos, etc. Nótese que la peana de Bd es de 3, con ancho de base de 2 cm. Esto representa a guerreros principalmente equipados con espadas de hierro y escudo, pero sin corazas, y prácticamente desnudos, y con un carácter irregular. Son los fieros invasores que provocaron el colapso de los reinos micénicos.

  2. 901-725 a.d.C. Esta lista representa el periodo en el que empiezan a desarrollarse los estados tras la recuperación del colapso provocado por los dorios. La lista es muy parecida, pero han desaparecido los Bd. Tenemos el general en carro y la peana de caballería. Luego hay tres peanas de Ps, y el resto, Ax. Esto se debe a que en las tumbas anteriores al 900 a.d.C., las tumbas de los guerreros mostraban o bien escudos y espadas, o bien escudos y lanzas. Por eso se diferencia en la lista anterior entre Bd y Ax. Sin embargo, desde el 900 a.d.C., en las tumbas de los guerreros, las armas son siempre las mismas: escudos tipo “dipylon” (¿recordáis el escudo de Aquiles en “Troya”?), espada y lanza arrojadiza. Se supone que no luchaban tan cohesionados como para ser Sp, por lo que se consideran Ax.

  3. 724-650 a.d.C.- Aquí ya hay bastantes cambios. Se abandonan los carros a favor de la Cv. Hay dos peanas, siendo unas de ellas el general, y que representan a los nobles helenos. Luego hay tres peanas de Ps, y el resto, siete peanas, son 4Sp. Esta lista representa el incremento de participación de los ciudadanos en la guerra. Estos Sp no tienen por qué ser representados exclusivamente por hoplitas de escudo redondo. La evolución fue algo más lenta, pasando por una progresiva cohesión en las formaciones. El sistema hoplita nació en el siglo VII, y desde esta época, se extendió rápidamente a estas polis.


Para representar estos ejércitos, hay que diferenciar. La variante “c” se puede hacer con cualquier gama de griegos clásicos, como la de Essex, o la de Magíster Militum. Sin embargo, las listas “a” y “b” son más difíciles. Hay que buscar miniaturas prácticamente sin ropa, equipadas con yelmo tipo corintio o similar, y escudos ovalados tipo “dipylon”. Yo sólo he encontrado minis que puedan valer en la gama de etruscos de Mirliton: con un par de muescas en los escudos ovalados podríamos tener los dypilón. Además, la gama incluye un precioso carro, así como guerreros equipados con yelmo, escudo y hachas. El único fallo es que los yelmos no cubren la cara, pero con un poco de masilla verde y paciencia se puede modificar su casco hasta hacerlo tipo corintio clavadito.


Nota: Las miniaturas que podéis ver sobre estas líneas pertenecen a la colección de Greg Kelleher y son, en su mayor parte, de la marca Old Glory, con alguna representación de Essex.

La guerra de los carros III: Creta y los reinos micénicos.

sábado, 28 de junio de 2008

Saludos. Esta semana hablaremos de las civilizaciones que se desarrollaron en el entorno del mar Egeo durante la Edad de Bronce, y que acabarían siendo el origen de todo el mundo griego, y por lo tanto, la semilla de nuestra propia cultura. Aunque ya escribí un artículo sobre los reinos minoico y micénico, esta vez me he documentado más, de modo que ampliaré un poco el contenido.

Nuestro escenario está formado por la costa de la península de los Balcanes, las islas del norte del Egeo (Lemnos, etc.), las Cícladas y Creta. A modo de resumen, diremos que, hacia el 3000 a.d.C., mientras Egipto se unificaba bajo el dominio del primer faraón, Menes, y surgían la primera dinastía de Ur en Mesopotamia, la civilización mediterránea seguía derroteros algo distintos. En la costa de Grecia, y en las islas, ya había poblados fortificados. Hay que destacar que aunque los pobladores de los Balcanes eran pueblos “occidentales”, los habitantes de las islas habían llegado desde Anatolia, trayendo ciertos rasgos culturales orientales. Es en esta región donde se producirá una fértil fusión de estas protocivilizaciones.
La metalurgia del bronce era conocida tanto en el continente como en las islas. Pero debido a las peculiaridades geográficas, sobre todo la de las islas, estos pueblos carecían de muchos recursos cercanos a sus poblados, por lo que tuvieron que volcarse en lo que les ofrecían el mar y el comercio. Desde el 3000 a.d.C., las embarcaciones pasaron de ser propulsadas a remo a emplear las primeras velas, además de usar quilla.
Este factor hizo que los pueblos de las islas tuvieran acceso a un mayor número de ideas diferentes de lugares distintos, acelerando el intercambio de ideas. Además, la construcción de los barcos implicaba mucho trabajo de grupo, organizado y especializado, así como la necesidad de tener que buscar soluciones a numerosos problemas técnicos. Pronto se hizo necesaria una organización central para gestionar los escasos recursos. Así aparecen en los poblados construcciones de gran tamaño, llamadas “megaron”, donde existen espacios dedicados al almacén de provisiones, archivos, etc. Este sería el origen de los palacios minoicos y micénicos. Durante el tercer milenio, estos pueblos prosperaron, y avanzaron en muchas disciplinas: arquitectura, construcción naval, artesanía en mármol, bronce, oro y arcilla. Además, en Creta, algunos autores afirman que se dio la peculiaridad de haber recibido una oleada de emigrantes egipcios, que salieron de su región cuando Menes tomó el Bajo Egipto, unificando el país. Estos egipcios parecieron haber aportado numerosas ideas que fructificarían más tarde.

Desde el 2100 a.d.C., estas culturas parecen desaparecer bruscamente en todos los sitios salvo en Creta. Debido a una corriente migratoria de pueblos procedentes de las estepas euroasiáticas y pueblos danubianos, ambos de estirpe indoeuropea, las culturas mediterráneas, que ya estaban perfectamente formadas, son barridas y sustituidas por estos invasores, con una cultura esencialmente ganadera, y un idioma propio, indoeuropeo, que ahora conocemos como “protogriego”. Estos invasores llegaron en dos oleadas: 2100 y 1900 a.d.C. Pero, ¿todo fue destruido? No. Porque, alejada de la costa del continente, y accesible sólo a los pueblos que supieran navegar alejados de la costa, estaba la isla de Creta, con sus pobladores originales procedentes de Asia. En Creta no hubo retroceso, sino que se mantuvo a salvo, y quedó como la civilización más avanzada de la región. Y así comenzó a formarse la leyenda del esplendor del reino que ahora conocemos como minoico.
Por cierto, también, alrededor del 1800, se fundaba en Anatolia la sexta Troya, sobre cinco asentamientos precedentes. Esta Troya fue fundada por estos pueblos indoeuropeos que también llegaron a Grecia, y por lo tanto compartió la evolución de los futuros reinos micénicos. Además, aprovecharía su posición para controlar el comercio hacia el Mar Negro. A esta ciudad cantaría Homero en su Ilíada.
En realidad en Creta hubo al menos cuatro reinos distintos, pero todos ellos tenían características comunes. Creta era una isla, pero era muy grande. Combinaba el aislamiento insular con numerosos recursos propios, que permitían desarrollar la agricultura y el comercio marítimo. En esta época fue cuando la sociedad se terminó de especializar, apareciendo, ahora sí, perfectamente definidos, los palacios. Estas construcciones albergaban productos, servían de vivienda a los gobernantes y eran el lugar de trabajo de una ingente cantidad de funcionarios. Esto motivó la necesidad de desarrollar una escritura, que en esta época era ideográfica-jeroglífica (un signo= una idea). Se desarrolló la artesanía en metal, en piedra y la industria textil. El trabajo se especializó enormemente en los talleres.

Creta se adueñó del mar de forma totalmente pacífica. Para los pueblos recién llegados a las Cícladas y a la costa de Grecia, los navegantes de Creta eran algo misterioso y casi mágico, con muchos más conocimientos que ellos, y que comerciaban con hermosísimos objetos y preciosas mercancías. Fue así como estos “protogriegos” los tomaron como modelo ideal. Desde su llegada, y hasta el 1600 a.d.C., estos pueblos fueron madurando socialmente hasta alcanzar el desarrollo necesario para comenzar a copiar directamente la civilización cretense. La influencia política de los reinos minoicos hizo que desde este momento apareciera la civilización micénica. Se llaman micénicos a los pueblos “protogriegos” que adoptaron el modelo minoico de reino: con una capital, gobernada por un palacio, y englobaban una gran cantidad de territorio. Tenían un sistema organizado y centralizado de producción. Estos micénicos también se llamaron aqueos, y sus reinos eran, al menos doce. Entre ellos encontramos Pilos, Micenas, Atenas, Tebas, Orcómenos, etc. Estos reinos ya hablaban en el griego que conocemos, pues habían fusionado el “protogriego” con elementos locales. Estos reinos estaban divididos en “damos”, territorios circundantes a cada asentamiento. Quedaos con esto que es importante.

En el siglo XVIII a.d.C., Creta sufrió muchos terremotos que provocaron la destrucción de muchos palacios de esta era. Sin embargo, la cultura estaba muy asentada, y volvieron a reconstruirlos, aún más hermosos y esplendorosos que antes.
Entre el 1600 y el 1450 a.d.C., los reinos micénicos y minoico convivieron en paz, dedicados al comercio. Desde los palacios se organizaba la producción: se distribuían las materias primas, se organizaban los envíos, etc. Había censos de artesanos, tiendas, lonjas, etc. La navegación se desarrolló aun más. Mercancías tales como artesanía en metal, aceite, tejidos, y otras manufacturas de estos reinos se han encontrado por todo el Mediterráneo (Chipre, Anatolia, Siria, Egipto, Sicilia, centro de Europa e incluso islas británicas). A cambio, los navegantes traían de vuelta oro, estaño, cobre y ámbar.
Además, la centralización de los recursos tenía muchas ventajas: se hicieron numerosas obras públicas: desecaciones de lagos, canales de abastecimiento, alcantarillado, fabulosas murallas, carreteras y edificios que siglos después, antes del esplendor del periodo Clásico, los griegos atribuirían a la mano de los dioses.
Alrededor del 1450 a.d.C. se produjeron por toda el archipiélago de las Cícladas una serie de terribles erupciones volcánicas y terremotos que destruyeron gran parte de los reinos de carácter minoico que había por allí. Estas erupciones fueron cuatro veces más potentes que la del Krakatoa en 1883, y muchos autores piensan que están relacionadas con hechos tales como el cruce del mar Rojo por parte de los judíos, las plagas de Egipto o el mito de la Atlántida.

El caso es que, aunque Creta estaba alejada, la influencia minoica en las Cícladas desapareció. Esto pareció favorecer a los reinos micénicos, que comenzaron formar ejércitos, y a luchar por el poder. A finales del siglo XV a.d.C., Creta fue invadida por micénicos. Todos los palacios, excepto el de Cnosos, fueron destruidos. En este palacio habitó un nuevo soberano micénico. Desde este momento, el idioma y cultura minoicas desaparecen, sustituido por el griego. Sin embargo, los reinos minoicos y su dominio pacífico del mar, llamado “pax minoica”, persistiría en el acervo cultural de los pueblos micénicos, que, a través de los griegos, llegaría hasta nosotros. Así desparecieron los reinos minoicos, y así se harían inmortales en nuestra memoria, personificados en la figura mítica del rey Minos. Los micénicos, además, aportaron sistemas de escritura silábicos, llamados lineal A y lineal B, a diferencia de los jeroglíficos minoicos.

Con todo el Egeo controlado por los reinos micénicos de Grecia, incluso la legendaria Creta, pronto intentarían luchar entre así buscando más poder. Estos reinos se aliarían unos contra otros, lucharían, y finalmente llegarían a una estable red de alianzas que permitió una guerra organizada contra un enclave crítico para el control del tráfico marítimo: Troya. Así nació la leyenda.
Alrededor del 1275, los aqueos (los micénicos) se aliaron entre sí y marcharon contra esta ciudad.
En realidad, los ataques a Troya seguramente serían varios a lo largo del tiempo, y según muchos autores, todos fracasaron. Troya VI, la ciudad cantada por Homero, fue destruida por un terremoto, lo cual permite explicar varias cosas: parece ser que durante uno de los asedios de Troya, un terremoto derribó los increíbles muros de esta ciudad, permitiendo a los aqueos entrar y saquearla. Como los terremotos, para los griegos de aquella época, estaban causados por Poseidón, dios del mar, probablemente dejarían un monumento en su honor. ¿A qué adivináis cuál era el símbolo con el que se honraba a Poseidón? En efecto. Un caballo. Es probable que el “Caballo de Troya” fuera un enorme exvoto dejado allí por los aqueos en agradecimiento a este dios por haber permitido que Troya fuera tomada.

Finalmente, cuando Oriente Próximo caía bajo las invasiones de los Pueblos del Mar, allá por el 1200-1100 a.d.C., otros pueblos indoeuropeos, portadores del hierro, entraron a saco en los reinos micénicos: eran los dorios, que se asentaron por toda Grecia y muchas islas. Sólo el Ática y la Arcadia parecieron quedar a salvo. No obstante, el mundo micénico se colapsó, y comenzó así una edad llamada “Oscura”. Los reinos desaparecieron, y fueron las ciudades aisladas las que comenzaron a tomar preponderancia política. Recordemos que el territorio de estas ciudades se llamaba “damos”. “Damos” pasó a “demos”. Así nacieron las polis: ciudades aisladas tras el colapso de los reinos, que comenzaron a gobernarse de forma autónoma. Quedaron empobrecidas cultural y materialmente, pero seiscientos años después, resurgirían en el crisol de la Grecia Clásica. Pero eso es otra historia.

Bien, ahora analizaremos los ejércitos. Las listas para los reinos micénicos son:
I/18.- Micénicos y minoicos tempranos. Esta lista cubre el periodo de esplendor y coexistencia de los reinos micénicos y los minoicos. Se trata de la era de los Palacios. Los reyes son poderosos y los reinos son grandes (3000 km2 el de Pilos, por ejemplo). En realidad, los reinos minoicos no tenían ejército, o al menos, no hay representación militar de ningún tipo en los restos encontrados. No así entre los belicosos aqueos. La lista se compone de una peana de Hch que representa al general, y tres peanas de carros Hch o Lch. Esto representa a los nobles y familiares de la familia real. Los reinos eran amplios y podían sostener un amplio número de caballos. El uso de carros posiblemente se adoptara tras los contactos con las ciudades sirias y cananita. Por supuesto, comenzaron a usarse primero en el continente, pues en las islas no tenía sentido disponer de muchos carros. Era más fácil defenderse en el mar, y era poco probable que los enemigos pudieran enviar una gran fuerza embarcada. En las representaciones no se aprecia bien si son carros de tipo ligero o pesado, pero sin duda, las carreteras que se construyeron permitían el movimiento del ejército pensando en el uso de estos carros. Personalmente me inclino a pensar en que en una primera época serían más Lch, tomando el modelo “maryannu” de los Mitanni, que ya controlaban en esa época las ciudades de la costa siria. Posiblemente más tarde se fueran haciendo los carros más pesados alrededor del siglo XIII a.d.C., siguiendo la misma evolución que en Oriente Próximo. Se sabe que hubo ejércitos continentales micénicos que reunieron hasta doscientos carros.
Luego tenemos cuatro peanas de piqueros. Estas tropas son soldados prácticamente desnudos, equipados con yelmos y grandes escudos en forma de ocho o de torre. Se representan como Pk porque se supone que los palacios podían permitirse tener ejércitos regulares, y las formaciones de piqueros requieren entrenamiento para luchar con cohesión.
Luego hay tres peanas de Ps, y otra más opcional con una peana de Ax. Los Ax podrían ser pastores y otras tropas montañesas de los reinos, y los Ps representan a arqueros que solían apoyar el avance de la infantería pesada desde la retaguardia.

I/26. Micénicos tardíos y la guerra de Troya.- Esta lista representa los últimos años de los reinos micénicos antes de su caída, durante su lucha contra Troya, y las luchas internas en busca de la hegemonía (como lo que vemos al principio de la peli “Troya”). Esta lista está escrita siguiendo las descripciones de la Iliada. Tiene una variante para Troya y otra para los aqueos, ambas muy parecidas.
Los elementos comunes son cuatro peanas de carros ligeros, que pueden desmontar como Bd. Esto sigue al pie de la letra las descripciones de la Iliada, por si no la habéis leído. Los aurigas, al menos los generales, irían equipados con armadura tipo dendra (de enormes placas de bronce), y descenderían para luchar a espada..
Luego tenemos cuatro peanas de Sp, que son los mismos piqueros que la lista anterior. El hecho de clasificarlos como Sp se debe a que en esta época, los ejércitos ya no eran regulares. Las tropas de la Iliada no son profesionales. Sp representa mejor esta cualidad..
También hay dos peanas de Ps, los arqueros iguales a los de la lista anterior.
Vamos con las diferencias: los aqueos pueden desplegar dos peanas de Sp como las anteriores; o dos peanas de Pk, que representan las tropas el rey Néstor de Pilos, cuyo reino se mantuvo con más esplendor que los demás, guardando viejas tradiciones; o bien dos peanas de Wb, que representan a Aquiles y sus Mirmidones. Estos guerreros salvajes debían ser las tribus dorias y acompañantes que estaban fuera de los reinos micénicos, y que terminaron invadiéndolos provocando su caída. Eran menos civilizados, pero enormemente fieros.
Para los troyanos encontramos opcionales 2 Sp como los de antes, o bien una peana de Ax, que representan aliados de las tribus de Anatolia, o una peana de 3Bd, que puede representar a las tribus Lukka, aliados anatolios, y que luego formaron parte del movimiento de los Pueblos del Mar. Se representan como Bd para reflejar el efecto de sus armas de acero sobre el bronce de los demás guerreros de esta época.

Museum, Essex y Chariot tienen minis para estos ejércitos. Personalmente, encuentro las de Chariot INIGUALABLES.

Nota: Las miniaturas que ilustran el artículo pertenecen a la colección de Gorgoroth.

La guerra de los carros II: El imperio hitita.

jueves, 12 de junio de 2008

Saludos. Esta semana hablaremos de uno de los mayores imperios de la Antigüedad, cuya caía fue tan fulminante y su destrucción tan absoluta, que su memoria se perdió y hasta el siglo XX no se encontró el rastro de su paso por la Historia.

Antes de hablar del pueblo hitita, es preciso describir el entorno geográfico donde se desarrolló. En los primeros días de la Historia, allá por el año 3000 a.d.C., ya vimos como se habían desarrollado la cultura sumeria, egipcia y del valle del Indo, alrededor de grandes ríos, en terrenos favorables para la agricultura. Pues bien, nuestro escenario se la península de Anatolia, la actual Turquía, cuya geografía era muy distinta: montañas, colinas, algún valle, ríos cortos y veloces… En Anatolia la Historia surgió mucho más tarde. De hecho, durante la primera mitad del tercer milenio a.d.C., la población era escasa y se agrupaba en ciudades amuralladas, gobernados por aristócratas locales. Esta población parece proceder (aunque no está claro del todo) de la primera serie de invasiones indoeuropeas que se extendieron por el Mar Egeo). Estas ciudades, de carácter neolítico, comarciaban con los sumerios, suministrando algunos metales (la riqueza de la región estaba enterrada en el corazón de las colinas, ricas en todo tipo de metales, a diferencia de los valles de los grandes ríos Nilo, Tigris, Eúfrates e Indo), cerámicas, etc. Es aquí donde se funda Troya, es decir, el primer nivel de Troya (la de la Iliada es la VI fundación de la ciudad).

En la segunda mitad de este milenio, sobre el 2500 a.d.C., comienza la Edad del Bronce medio. Es entonces cuando en las orillas del río Halis, en el centro de Anatolia, y expandiéndose hacia el este (¡cuanta Historia ha cruzado este río, amigos!) apareció la cultura Hatti. Desarrollaron la artesanía con metales preciosos, que exportaron por el Egeo y por Mesopotamia. No eran indoeuropeos, sino que tenían una lengua propia no emparentada con ninguna otra. Su estilo era muy creativo y verdaderamente inconfundible. Sus ciudades mostraban hermosos bajorrelieves también muy característicos, con una rica profusión de imágenes humanas, celestiales y de dioses con forma de pájaros o, incluso humanos alados.
Alrededor de esta cultura, había otros muchos pueblos menos avanzados: los pelasgos y léleges (autóctonos de Anatolia, no invasores indoeuropeos), que vivieron en la parte occidental de Anatolia y la Grecia continental (las ciudades fundadas por los pelasgos acababan en –nthos o –assos, como, parece ser, Corinthos, o Sagalassos). También estaban nuestros conocidos hurritas, al sur de Anatolia, lindando con Mesopotamia. También llegaron embajadores asirios, que establecieron principados comerciales a partir del 2000 a.d.C., para favorecer los negocios entre los Hatti y Asiria. Estos asirios introdujeron la escritura en la península, y gracias a ellos se conoce. Y por último, procedentes del norte, se fue introduciendo un nuevo invasor indoeuropeo, cuya llegada no parece ser violenta, que terminaron convirtiéndose en los hititas.

Esta población indoeuropea había comenzado su penetración en la región a finales del tercer milenio a.d.C. Rápidamente reconocieron a los Hatti como una cultura superior, y de ellos absorbieron y aprendieron las nuevas artes y técnicas. Los hititas fundaron una serie de ciudades, cuyas formas de gobierno, a través de un Palacio arcaico (como las talasocracias minoicas y micénicas), fueron también copiadas de los Hatti.
De este modo, entre el 2000 y el 1800 a.d.C., coexistieron en Anatolia los pequeños reinos palaciegos hatti, hurritas e hititas, y principados comerciales asirios. Había numerosos intercambios comerciales. Las mercancías fluían. Olía a prosperidad y riquezas, focalizadas en los palacios. Y las riquezas son el motor que pone en marcha la conquista. En el 1800, en la ciudad hitita de Nesa, se supone que nació el primer poder hitita en Anatolia. La ciudad de Nesa era la capital del pequeño reino de Kütelpe. Sus habitantes eran hititas, es decir, de estirpe indoeuropea. El primer gran monarca hitita fue Anitta, que comenzó a conquistar ciudades vecinas, y a expandir su dominio a otras ciudades hurritas y hatti. Así, su reino englobó las ciudades de Kussara, Nesa, Hattusa (hatti), Mama (hurrita) , Taisama y Sibuha. Los monarcas hititas que sucedieron a Anitta asumieron nombres hatti, intentado ganarse el respeto y la simpatía de las nuevas poblaciones dominadas, y tomaron para sí todos los signos de poder hatti (entre los que se encontraban unos característicos estandartes: sobre cuernos de buey dispuestos horizontalmente, un disco solar metálico, con huesos de pájaro colgando, y figuras de ciervos y otros animales. Tal vez os suene de la imaginería de “Conan, el Bárbaro”, u otros estandartes de juegos de fantasía como Warhammer). La religión también mantuvo las características hatti. De hecho, los sacerdotes hititas hacían rituales pronunciando palabras antiguas hatti que no llegaban a entender completamente (algo así como nuestras ya extintas misas en latín, en la que los fieles repetían lo que decían los sacerdotes sin entender completamente el significado de las palabras).
En el 1660 a.d.C., subió al trono el rey Hattusili I (un rey de estirpe hitita pero con nombre hatti), que se extendió hacia el norte y el oeste, llegando al mar. El príncipe Mursil sucedió a su padre en el 1630 a.d.C. Su nombre ya nos es conocido: fue el rey Mursil el que conquistó Aleppo y saqueó Babilonia, poniendo fin a la dinastía de Hammurabi y abriendo el camino para los casitas en Mesopotamia.
Sin embargo, este primer reino hitita cayó tan rápido como había aparecido. Mursil fue asesinado, y sus sucesores no pudieron mantener sus nuevos dominios, que fueron independizándose o cayendo bajo dominio hurrita de los Mitanni o egipcio, con la dinastía XVIII al frente, expandiéndose por Palestina. En este periodo, en el que Mitanni y Egipto lucharon por la supremacía, cuando las reglas de la guerra cambiaron y aparecieron los ejércitos de nobles en carros, cuando el poder hitita quedó reducido a su origen, el reino de Nesa y Kussara.

Pero la historia hitita no quedó ahí. Dos siglos después, apareció un nuevo rey, llamado Suppiluliumas, en el 1380 a.d.C. Este gobernante comenzó siendo general del rey Tudhalilya II. Hábil y astuto, Suppiluliumas derrotó a una de las principales amenazas del reino: las tribus más primitivas de gasganos y Azzi-Hayyasa (respectivamente, al norte y al sur del reino hitita), que habitaban en las colinas, y amezaban las fronteras. Esto aumentó su prestigio, y al a muerte del rey Tudhaliya II, cuando la corona la heredó su hijo Tudhaliya III, Suppiluliumas lo ordenó asesinar, ascendiendo así al trono hitita. Comenzaba así la era de esplendor del imperio.
Suppiluliumas no perdió el tiempo. Hacia el sur, en Siria y Palestina, Mitanni y Egipto habían pactado y estaban aliadas en contra del poder que representaban los hititas en plena expansión. Pero los hititas no habían estado ociosos, y fueron estudiando a sus futuros enemigos. En esta época, los hititas adoptaron las nuevas tácticas y nuevos diseños de carros, preparándose para los nuevos tiempos. Pues bien, los hititas se lanzaron como un relámpago a por los reinos vasallos de los Mitanni, como Aleppo y otras ciudades de Siria, y las conquistaron. Esto hizo que Mitanni perdiera una gran fuerte de su poder. En inferioridad numérica, y como ya hemos visto, un debilitado reino Mitanni fue conquistado por los asirios, lo que eliminó una variable más de la ecuación, en el siglo siguiente.
Una vez debilitado Mitanni, Suppiluliumas centró su atención en Egipto. En ese momento, subió al poder un débil faraón llamado Akhenatón, que se embarcó en una reforma religiosa en Egipto, prestado poca atención a los asuntos fronterizos. El rey hitita aprovechó la situación. Se lanzó a por Siria y Canaán, conquistando numerosas ciudades bajo dominio egipcio. Las fronteras del faraón retrocedieron cientos de kilómetros.
Suppilulimas fue víctima de sus victorias. Entre los numerosos prisioneros egipcios capturados había una plaga, que se extendió al corazón del reino hitita. Suppiluliumas murió de esta extraña enfermedad, así como su hijo y sucesor, Arnuwanda II.

Tras estos hechos, el nuevo rey fue Mursil II. Al mismo tiempo, en Egipto ascendía el nuevo faraón Ramsés II. La tensión entre hititas y egipcios se hizo insostenible, y el conflicto desembocó en la terrible batalla de Qadesh, la mayor batalla de carros que hubo en la historia. Fue en esta batalla cuando los hititas introdujeron tácticas nuevas con los carros, aumentando el número de tripulantes y caballos, y buscando un choque frontal con el enemigo, a diferencia de los carros egipcios, que tendían más a buscar un hostigamiento con arcos y armas de proyectiles. A pesar de que Ramsés II se apresurara a volver a Egipto para describir su victoria en diversos monumentos, la verdad es que la victoria, aunque de manera marginal, fue para los hititas, ya que desde entones, los egipcios renunciaron a seguir expandiéndose por el Levante. Esto permitió que un ya anciano Ramsés II y el nuevo rey hitita, Hatussilli III, firmaran un tratado de paz en el 1269 a.d.C., y que desde ese momento, y durante casi un siglo, inició un periodo de paz nunca conocido antes en la región. Esta paz trajo prosperidad económica, pero también sirvió para que egipcios e hititas estancaran sus conocimientos militares.

Es entonces cuando se inicia a fuego y sangre la Edad de Hierro. Desde el 1200 a.d.C., Anatolia comienza a sufrir las invasiones de pueblos de la Europa oriental, tribus que de repente, se ponen en movimiento con todas sus mujeres e hijos, con carros tirados por bueyes, y equipados con armas de hierro. El hierro era ya conocido en Anatolia, siendo un metal precioso (en muchas ocasiones, los objetos se hacían con hierro meteórico, pues muchos pueblos no eran capaces de alcanzar en sus hornos la temperatura necesaria para hacer hierro, y les era más fácil utilizar el que cayera con cualquier meteorito), pero su uso en armamento requería la inclusión de carbono. Así nació el acero, y fueron estas tribus del este de Europa y algunas otras regiones menos civilizadas de Anatolia las que hicieron las primeras armas de este tipo. Estas tribus atravesaron el imperio hitita de una punta a la otra, de norte a sur, causando tal destrucción que hasta el siglo XX, los hititas fueron olvidados. Las ciudades ardieron y los ejércitos hititas fueron derrotados una y otra vez. Luego, estos invasores llegaron a Siria y Canaán (al mismo tiempo que otros invasores que conocían el hierro y el acero, los dorios, entraban en Grecia y barrían los reinos micénicos). Ugarit fue destruida bajo el fuego. Luego, siguieron hacia el sur.
Ramsés III, faraón de Egipto, tuvo noticias de estos pueblos, y supo que llegarían hasta Egipto. Los derrotó en dos batallas desesperadas, la segunda de las cuales fue una terrible batalla naval en la desembocadura del Nilo. Tras vencer, en los monumentos conmemorativos de su victoria denominó a estas tribus “Pueblos del Mar”, y con este nombre pasarían a la Historia.
El advenimiento de los Pueblos del Mar sumió el Mediterráneo en una época de oscuridad e ignorancia, pues una vez destruidos los palacios, todo órgano de poder desapareció.
Sin embargo, en el sureste de Anatolia y norte de Siria, donde no llegaron estas tribus, una pequeña llama de cultura hitita sobrevivió. Los restos del imperio subsistieron entre algunos núcleos de población hitita y otros pueblos dominados por ellos durante el imperio, como los arameos y los fenicios. Así, mientras las ciudades griegas nacían y enviaban colonias (siglos X-VII a.d.C.), en esta región, fenicios, neo-hititas y arameos aportaban elementos artísticos, culturales y mitológicos a estos griegos, y así llegaron hasta nosotros (como las figuras de leones y grifos, y otras criaturas aladas, que son de procedencia hatti e hitita).
Mientras, el vacío de poder en Anatolia lo llenaban los invasores indoeuropeos tracios, que fundaron el reino de Frigia, y los lidios, carios y licios, que, también con lenguas indoeuropeas, presentaban también rasgos culturales pre-indoeuropeos. Pero eso, es otra historia.

El imperio hitita tuvo éxitos notables en muchos campos. Para empezar, los hititas eran los mejores constructores de fortaleza de su época. En sus ciudades como Hattusa, se han encontrado grandes murallas ciclópeas, (es decir, hechas con grandes piedras, muy muy grandes, y sin argamasa, a diferencia de los muros de ladrillo o sillares de piedra), cuajadas de pasadizos que permitían atacar por sorpresa los flancos de los enemigos. También crearon maravillosas acrópolis, donde situaban los palacios, los centros administrativos y auténticos nodos del poder del imperio. También hicieron maravillosos templos para sus numerosísimos dioses, entre los que destacaban el dios de las Tormentas, Taru; su esposa, la deidad solar Arinna y el hijo de ambos, Samurru. (Estos dioses fueron la primera “trinidad” conocida en las religiones antiguas). Como características principales, se puede decir que los hititas no usaban columnas circulares, sino de bloques cúbicos o prismáticos, y su arquitectura buscaba insistentemente cierta asimetría muy característica.

En cuanto a las leyes, los hititas fueron muy originales y distintos de sus contemporáneos. En sus textos legales se encuentra muy valorado la vida del individuo. No existen los castigos humillantes ni deshonrosos como la mutilación, ni los empalamientos, ni se desollaban a los prisioneros. Incluso los esclavos tenían una serie de derechos recogidos en las leyes en cuanto al trato dado por sus amos.
El gobierno de los reyes hititas era de carácter “primero entre iguales”. Los nobles hititas gobernaban los nuevos territorios, y el rey no podía actuar contra ellos con su justicia, sino que existía un consejo especial para tratar esos asuntos entre aristócratas. Este modelo se vuelve a encontrar en la Edad Media europea. Los nobles poseían tierras, que eran feudos propios. Junto a ellos, estaban los gobernantes de las ciudades vasallas, que no tenían poder en estos feudos, sino que gobernaban en nombre del rey únicamente en estas ciudades. Por otro lado, los nobles sí tenían la obligación de aportar carros al ejército imperial, mientras que los gobernantes vasallos pagaban tributo al imperio, y aportaban el grueso de las tropas del ejército (infantería, no carros).
Las ciudades también tenían la obligación de mantener los caminos aptos para el movimiento del ejército y sus carros.
El resto de la sociedad era eminentemente campesina. Sin embargo, en las ciudades se practicaba el comercio, y había muchos funcionarios, pues los palacios centralizaban toda la administración, y se requería personal con un alto nivel cultural para gestionar los archivos y la información.
Se importaban tejidos y estaño y se exportaban todos los demás metales preciosos: oro, plata y cobre. También los hititas sabían usar el hierro en herramientas y otros objetos de carácter precioso, aunque todavía no sabían hacer acero.

En DBA encontramos diferentes listas que reflejan toda la evolución de los hititas:
- I/16: Reinos hititas Antiguo y Medio.- Esta lista representa el primer periodo de expansión hitita, que comienza con Hattusili I y termina con la ascensión de Suppiluliumas. Se recoge aquí la primera expansión hitita, con el saqueo de Babilonia ejecutado por Mursil, y luego la rápida decadencia retroceso de su poder.
El ejército se compone de un general en carro ligero y otra peana opcional del mismo tipo, que representa a los nobles. En esta época, sólo los gobernantes tenían el dinero para aportar carros, y la fuerza del ejército dependía más de la infantería. En este apartado, encontramos entre seis y ocho peanas de 3 lanceros, que representan a soldados regulares equipados con largas lanzas y escudo, y armaduras ligeras. También hay una peana opcional de Bd, que representan a un cuerpo de élite que escoltaba al rey. Por último, hay un par de peanas de Ps, que representan arqueros u honderos con funciones de exploración, y una opción de horda, que representa las levas que a veces se veían a organizar las ciudades, con artesanos y otros profesionales sin formación militar destacable, para aportar al ejército del rey

- I/24. Imperio hitita.- Esta lista representa el periodo desde Suppiluiumas hasta la caída de los hititas ante los Pueblos del Mar. El cambio es importante. Esta lista tiene dos variantes: antes de la batalla de Qadesh (opción a), y desde la batalla en adelante (opción b). En la lista anterior a Qadesh, encontramos cuatro peanas de carros ligeros, que representan a los nobles hititas y el nuevo arma del ejército, el carro ligero, copiado de Mitanni. El resto de las tropas son los lanceros hititas, los psilois y las levas.
Sin embargo, en la lista que va desde Qadesh en adelante, encontramos que tres de los carros ya son carros pesados (es decir, se comportan como Kn). El resto de la lista es idéntica a la anterior en cuanto a tropas de infantería. La peana de carros ligeros que no cambia representa a los súbditos cananitas y sirios, que seguían usando el guerrero tipo “maryannu” de los Mitanni.

- I/31.- Neo hititas y armenios tardíos. Esta lista representa el último reducto de la cultura hitita. Se ve un claro declive en cuanto a poder militar. El general va en carro, pero el resto de tropas son Ax y Ps, representando tropas irregulares procedentes de los terrenos montañosos a los que se vio relegada la civilización hitita.

Magíster Militum y Essex, que yo conozca, tienen gama de tropas hititas.

Nota: Las miniaturas de este artículo pertenecen a la colección de Buks.