Saludos. Esta semana hablaremos de las civilizaciones que se desarrollaron en el entorno del mar Egeo durante la Edad de Bronce, y que acabarían siendo el origen de todo el mundo griego, y por lo tanto, la semilla de nuestra propia cultura. Aunque ya escribí un artículo sobre los reinos minoico y micénico, esta vez me he documentado más, de modo que ampliaré un poco el contenido.
Nuestro escenario está formado por la costa de la península de los Balcanes, las islas del norte del Egeo (Lemnos, etc.), las Cícladas y Creta. A modo de resumen, diremos que, hacia el 3000 a.d.C., mientras Egipto se unificaba bajo el dominio del primer faraón, Menes, y surgían la primera dinastía de Ur en Mesopotamia, la civilización mediterránea seguía derroteros algo distintos. En la costa de Grecia, y en las islas, ya había poblados fortificados. Hay que destacar que aunque los pobladores de los Balcanes eran pueblos “occidentales”, los habitantes de las islas habían llegado desde Anatolia, trayendo ciertos rasgos culturales orientales. Es en esta región donde se producirá una fértil fusión de estas protocivilizaciones.
La metalurgia del bronce era conocida tanto en el continente como en las islas. Pero debido a las peculiaridades geográficas, sobre todo la de las islas, estos pueblos carecían de muchos recursos cercanos a sus poblados, por lo que tuvieron que volcarse en lo que les ofrecían el mar y el comercio. Desde el 3000 a.d.C., las embarcaciones pasaron de ser propulsadas a remo a emplear las primeras velas, además de usar quilla.
Este factor hizo que los pueblos de las islas tuvieran acceso a un mayor número de ideas diferentes de lugares distintos, acelerando el intercambio de ideas. Además, la construcción de los barcos implicaba mucho trabajo de grupo, organizado y especializado, así como la necesidad de tener que buscar soluciones a numerosos problemas técnicos. Pronto se hizo necesaria una organización central para gestionar los escasos recursos. Así aparecen en los poblados construcciones de gran tamaño, llamadas “megaron”, donde existen espacios dedicados al almacén de provisiones, archivos, etc. Este sería el origen de los palacios minoicos y micénicos. Durante el tercer milenio, estos pueblos prosperaron, y avanzaron en muchas disciplinas: arquitectura, construcción naval, artesanía en mármol, bronce, oro y arcilla. Además, en Creta, algunos autores afirman que se dio la peculiaridad de haber recibido una oleada de emigrantes egipcios, que salieron de su región cuando Menes tomó el Bajo Egipto, unificando el país. Estos egipcios parecieron haber aportado numerosas ideas que fructificarían más tarde.
Desde el 2100 a.d.C., estas culturas parecen desaparecer bruscamente en todos los sitios salvo en Creta. Debido a una corriente migratoria de pueblos procedentes de las estepas euroasiáticas y pueblos danubianos, ambos de estirpe indoeuropea, las culturas mediterráneas, que ya estaban perfectamente formadas, son barridas y sustituidas por estos invasores, con una cultura esencialmente ganadera, y un idioma propio, indoeuropeo, que ahora conocemos como “protogriego”. Estos invasores llegaron en dos oleadas: 2100 y 1900 a.d.C. Pero, ¿todo fue destruido? No. Porque, alejada de la costa del continente, y accesible sólo a los pueblos que supieran navegar alejados de la costa, estaba la isla de Creta, con sus pobladores originales procedentes de Asia. En Creta no hubo retroceso, sino que se mantuvo a salvo, y quedó como la civilización más avanzada de la región. Y así comenzó a formarse la leyenda del esplendor del reino que ahora conocemos como minoico.
Por cierto, también, alrededor del 1800, se fundaba en Anatolia la sexta Troya, sobre cinco asentamientos precedentes. Esta Troya fue fundada por estos pueblos indoeuropeos que también llegaron a Grecia, y por lo tanto compartió la evolución de los futuros reinos micénicos. Además, aprovecharía su posición para controlar el comercio hacia el Mar Negro. A esta ciudad cantaría Homero en su Ilíada.
En realidad en Creta hubo al menos cuatro reinos distintos, pero todos ellos tenían características comunes. Creta era una isla, pero era muy grande. Combinaba el aislamiento insular con numerosos recursos propios, que permitían desarrollar la agricultura y el comercio marítimo. En esta época fue cuando la sociedad se terminó de especializar, apareciendo, ahora sí, perfectamente definidos, los palacios. Estas construcciones albergaban productos, servían de vivienda a los gobernantes y eran el lugar de trabajo de una ingente cantidad de funcionarios. Esto motivó la necesidad de desarrollar una escritura, que en esta época era ideográfica-jeroglífica (un signo= una idea). Se desarrolló la artesanía en metal, en piedra y la industria textil. El trabajo se especializó enormemente en los talleres.
Creta se adueñó del mar de forma totalmente pacífica. Para los pueblos recién llegados a las Cícladas y a la costa de Grecia, los navegantes de Creta eran algo misterioso y casi mágico, con muchos más conocimientos que ellos, y que comerciaban con hermosísimos objetos y preciosas mercancías. Fue así como estos “protogriegos” los tomaron como modelo ideal. Desde su llegada, y hasta el 1600 a.d.C., estos pueblos fueron madurando socialmente hasta alcanzar el desarrollo necesario para comenzar a copiar directamente la civilización cretense. La influencia política de los reinos minoicos hizo que desde este momento apareciera la civilización micénica. Se llaman micénicos a los pueblos “protogriegos” que adoptaron el modelo minoico de reino: con una capital, gobernada por un palacio, y englobaban una gran cantidad de territorio. Tenían un sistema organizado y centralizado de producción. Estos micénicos también se llamaron aqueos, y sus reinos eran, al menos doce. Entre ellos encontramos Pilos, Micenas, Atenas, Tebas, Orcómenos, etc. Estos reinos ya hablaban en el griego que conocemos, pues habían fusionado el “protogriego” con elementos locales. Estos reinos estaban divididos en “damos”, territorios circundantes a cada asentamiento. Quedaos con esto que es importante.
En el siglo XVIII a.d.C., Creta sufrió muchos terremotos que provocaron la destrucción de muchos palacios de esta era. Sin embargo, la cultura estaba muy asentada, y volvieron a reconstruirlos, aún más hermosos y esplendorosos que antes.
Entre el 1600 y el 1450 a.d.C., los reinos micénicos y minoico convivieron en paz, dedicados al comercio. Desde los palacios se organizaba la producción: se distribuían las materias primas, se organizaban los envíos, etc. Había censos de artesanos, tiendas, lonjas, etc. La navegación se desarrolló aun más. Mercancías tales como artesanía en metal, aceite, tejidos, y otras manufacturas de estos reinos se han encontrado por todo el Mediterráneo (Chipre, Anatolia, Siria, Egipto, Sicilia, centro de Europa e incluso islas británicas). A cambio, los navegantes traían de vuelta oro, estaño, cobre y ámbar.
Además, la centralización de los recursos tenía muchas ventajas: se hicieron numerosas obras públicas: desecaciones de lagos, canales de abastecimiento, alcantarillado, fabulosas murallas, carreteras y edificios que siglos después, antes del esplendor del periodo Clásico, los griegos atribuirían a la mano de los dioses.
Alrededor del 1450 a.d.C. se produjeron por toda el archipiélago de las Cícladas una serie de terribles erupciones volcánicas y terremotos que destruyeron gran parte de los reinos de carácter minoico que había por allí. Estas erupciones fueron cuatro veces más potentes que la del Krakatoa en 1883, y muchos autores piensan que están relacionadas con hechos tales como el cruce del mar Rojo por parte de los judíos, las plagas de Egipto o el mito de la Atlántida.
El caso es que, aunque Creta estaba alejada, la influencia minoica en las Cícladas desapareció. Esto pareció favorecer a los reinos micénicos, que comenzaron formar ejércitos, y a luchar por el poder. A finales del siglo XV a.d.C., Creta fue invadida por micénicos. Todos los palacios, excepto el de Cnosos, fueron destruidos. En este palacio habitó un nuevo soberano micénico. Desde este momento, el idioma y cultura minoicas desaparecen, sustituido por el griego. Sin embargo, los reinos minoicos y su dominio pacífico del mar, llamado “pax minoica”, persistiría en el acervo cultural de los pueblos micénicos, que, a través de los griegos, llegaría hasta nosotros. Así desparecieron los reinos minoicos, y así se harían inmortales en nuestra memoria, personificados en la figura mítica del rey Minos. Los micénicos, además, aportaron sistemas de escritura silábicos, llamados lineal A y lineal B, a diferencia de los jeroglíficos minoicos.
Con todo el Egeo controlado por los reinos micénicos de Grecia, incluso la legendaria Creta, pronto intentarían luchar entre así buscando más poder. Estos reinos se aliarían unos contra otros, lucharían, y finalmente llegarían a una estable red de alianzas que permitió una guerra organizada contra un enclave crítico para el control del tráfico marítimo: Troya. Así nació la leyenda.
Alrededor del 1275, los aqueos (los micénicos) se aliaron entre sí y marcharon contra esta ciudad.
En realidad, los ataques a Troya seguramente serían varios a lo largo del tiempo, y según muchos autores, todos fracasaron. Troya VI, la ciudad cantada por Homero, fue destruida por un terremoto, lo cual permite explicar varias cosas: parece ser que durante uno de los asedios de Troya, un terremoto derribó los increíbles muros de esta ciudad, permitiendo a los aqueos entrar y saquearla. Como los terremotos, para los griegos de aquella época, estaban causados por Poseidón, dios del mar, probablemente dejarían un monumento en su honor. ¿A qué adivináis cuál era el símbolo con el que se honraba a Poseidón? En efecto. Un caballo. Es probable que el “Caballo de Troya” fuera un enorme exvoto dejado allí por los aqueos en agradecimiento a este dios por haber permitido que Troya fuera tomada.
Finalmente, cuando Oriente Próximo caía bajo las invasiones de los Pueblos del Mar, allá por el 1200-1100 a.d.C., otros pueblos indoeuropeos, portadores del hierro, entraron a saco en los reinos micénicos: eran los dorios, que se asentaron por toda Grecia y muchas islas. Sólo el Ática y la Arcadia parecieron quedar a salvo. No obstante, el mundo micénico se colapsó, y comenzó así una edad llamada “Oscura”. Los reinos desaparecieron, y fueron las ciudades aisladas las que comenzaron a tomar preponderancia política. Recordemos que el territorio de estas ciudades se llamaba “damos”. “Damos” pasó a “demos”. Así nacieron las polis: ciudades aisladas tras el colapso de los reinos, que comenzaron a gobernarse de forma autónoma. Quedaron empobrecidas cultural y materialmente, pero seiscientos años después, resurgirían en el crisol de la Grecia Clásica. Pero eso es otra historia.
Bien, ahora analizaremos los ejércitos. Las listas para los reinos micénicos son:
I/18.- Micénicos y minoicos tempranos. Esta lista cubre el periodo de esplendor y coexistencia de los reinos micénicos y los minoicos. Se trata de la era de los Palacios. Los reyes son poderosos y los reinos son grandes (3000 km2 el de Pilos, por ejemplo). En realidad, los reinos minoicos no tenían ejército, o al menos, no hay representación militar de ningún tipo en los restos encontrados. No así entre los belicosos aqueos. La lista se compone de una peana de Hch que representa al general, y tres peanas de carros Hch o Lch. Esto representa a los nobles y familiares de la familia real. Los reinos eran amplios y podían sostener un amplio número de caballos. El uso de carros posiblemente se adoptara tras los contactos con las ciudades sirias y cananita. Por supuesto, comenzaron a usarse primero en el continente, pues en las islas no tenía sentido disponer de muchos carros. Era más fácil defenderse en el mar, y era poco probable que los enemigos pudieran enviar una gran fuerza embarcada. En las representaciones no se aprecia bien si son carros de tipo ligero o pesado, pero sin duda, las carreteras que se construyeron permitían el movimiento del ejército pensando en el uso de estos carros. Personalmente me inclino a pensar en que en una primera época serían más Lch, tomando el modelo “maryannu” de los Mitanni, que ya controlaban en esa época las ciudades de la costa siria. Posiblemente más tarde se fueran haciendo los carros más pesados alrededor del siglo XIII a.d.C., siguiendo la misma evolución que en Oriente Próximo. Se sabe que hubo ejércitos continentales micénicos que reunieron hasta doscientos carros.
Luego tenemos cuatro peanas de piqueros. Estas tropas son soldados prácticamente desnudos, equipados con yelmos y grandes escudos en forma de ocho o de torre. Se representan como Pk porque se supone que los palacios podían permitirse tener ejércitos regulares, y las formaciones de piqueros requieren entrenamiento para luchar con cohesión.
Luego hay tres peanas de Ps, y otra más opcional con una peana de Ax. Los Ax podrían ser pastores y otras tropas montañesas de los reinos, y los Ps representan a arqueros que solían apoyar el avance de la infantería pesada desde la retaguardia.
I/26. Micénicos tardíos y la guerra de Troya.- Esta lista representa los últimos años de los reinos micénicos antes de su caída, durante su lucha contra Troya, y las luchas internas en busca de la hegemonía (como lo que vemos al principio de la peli “Troya”). Esta lista está escrita siguiendo las descripciones de la Iliada. Tiene una variante para Troya y otra para los aqueos, ambas muy parecidas.
Los elementos comunes son cuatro peanas de carros ligeros, que pueden desmontar como Bd. Esto sigue al pie de la letra las descripciones de la Iliada, por si no la habéis leído. Los aurigas, al menos los generales, irían equipados con armadura tipo dendra (de enormes placas de bronce), y descenderían para luchar a espada..
Luego tenemos cuatro peanas de Sp, que son los mismos piqueros que la lista anterior. El hecho de clasificarlos como Sp se debe a que en esta época, los ejércitos ya no eran regulares. Las tropas de la Iliada no son profesionales. Sp representa mejor esta cualidad..
También hay dos peanas de Ps, los arqueros iguales a los de la lista anterior.
Vamos con las diferencias: los aqueos pueden desplegar dos peanas de Sp como las anteriores; o dos peanas de Pk, que representan las tropas el rey Néstor de Pilos, cuyo reino se mantuvo con más esplendor que los demás, guardando viejas tradiciones; o bien dos peanas de Wb, que representan a Aquiles y sus Mirmidones. Estos guerreros salvajes debían ser las tribus dorias y acompañantes que estaban fuera de los reinos micénicos, y que terminaron invadiéndolos provocando su caída. Eran menos civilizados, pero enormemente fieros.
Para los troyanos encontramos opcionales 2 Sp como los de antes, o bien una peana de Ax, que representan aliados de las tribus de Anatolia, o una peana de 3Bd, que puede representar a las tribus Lukka, aliados anatolios, y que luego formaron parte del movimiento de los Pueblos del Mar. Se representan como Bd para reflejar el efecto de sus armas de acero sobre el bronce de los demás guerreros de esta época.
Museum, Essex y Chariot tienen minis para estos ejércitos. Personalmente, encuentro las de Chariot INIGUALABLES.
Nota: Las miniaturas que ilustran el artículo pertenecen a la colección de Gorgoroth.
La guerra de los carros III: Creta y los reinos micénicos.
sábado, 28 de junio de 2008
Publicado por caliban66 en 12:54
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario