Las Cruzadas II: Los estados cruzados y el Reino de Jerusalén.

miércoles, 20 de enero de 2010

Saludos. En el pasado artículo dejamos a los protagonistas de la Primera Cruzada reuniéndose victoriosos tras la batalla de Dorilea. Pues bien, proseguiremos la historia desde ahí.
Los ejércitos cruzados, tras inflingir la primera derrota a los turcos, prosiguieron su camino hacia Siria y Palestina atravesando Asia Menor hacia el sur. Aquél fue un largo y cálido verano para Bohemundo, Godofredo, Balduino, Raimundo y sus respectivas huestes. A la escasez de agua y comida, que fue minando las fuerzas y los ejércitos, cobrándose numerosas almas en su avance, los cruzados sumaron también su tácita rivalidad por ser el verdadero líder de la expedición. Ni siquiera sabían a ciencia cierta si tendrían éxito, o si al menos podrían llegar a Siria, y ya estaban conspirando para el reparto de un botín todavía inexistente. Y todavía quedaba el feo asunto de la promesa que se vieron obligados a hacer al emperador Alejo Conmeno de restablecer las tierras conquistadas al imperio romano oriental. Todo aquello apestaba enormemente.
Por el camino, los cruzados todavía tuvieron tiempo de tomar algunas pequeñas ciudades, que sólo mantuvieron unos años, e incluso lucharon otra batalla contra los turcos, que también les fue bien. De hecho, sólo el combate les iba bien, pues todo lo demás eran hambre, sed, saqueos, robos, violaciones y todos los males que portan la guerra y sus tareas, y las luchas internas.
¿Y los turcos? Pues nada. Mientras los cruzados avanzaban hacia el sur, el sultanato de Rum adoptó la táctica de “a enemigo que huye, puente de plata”. Los cruzados iban hacia Siria, que pertenecía a otro reino seljuk, resultante de la división del gran imperio turco Seljuk. Por lo tanto, el sultanato de Rum no presentó una resistencia organizada a la marcha de los cristianos hacia el sur.
Dado que los generales cristianos eran conscientes de que carecían de poder individualmente para imponerse sobre los demás, los más previsores comenzaron a mirar hacia otro lado, buscando botín, tierras y fortuna más fáciles de conquistar. De ese modo, Balduino, el hermano de Godofredo, fue el primer en poner tierra de por medio, y deseando suerte a los demás, se separó de la expedición una vez cruzaron las puertas cilicias, el mismo sitio por que ya pasaron Jenofonte y Alejandro Magno, siglos antes.

BALDUINO Y EL CONDADO DE EDESA.
Balduino se dirigió hacia el este, hacia Armenia. Bien, en aquel momento, era una provincia turca, con capital en Edesa. El gobernador de la provincia se llamaba Teodoro de Edesa, había sido mantenido por los turcos en su lugar, y era cristiano ortodoxo griego. Puede que os sorprenda, pero Armenia fue uno de los primeros territorios verdaderamente cristianos de la Historia, y ya tenían su propia iglesia ortodoxa armenia, y no les gustaban un pelo los ortodoxos griegos. El tal Teodoro debió ser un tipo de cuidado, porque tan pronto como los turcos le permitieron mantener su puesto en 1094, se rebeló y trató de hacer de su ciudad un estado independiente. Aisló a la guarnición turca del interior mientras soportaba el asedio exterior. Y, aunque éstos lograron irrumpir en la ciudad, Teodoro se las apañó para expulsarlos de nuevo, de modo que la guarnición interior tuvo que capitular, y así, el ortodoxo griego fue reconocido como Señor de Edesa a regañadientes por sus habitantes.
Pues bien, los turcos no tardaron en volver a la carga, Teodoro de Edesa tuvo noticias del ejército cruzado que se dirigía a Antioquía. Les envió un mensaje pidiendo ayuda, y, como ya hemos dicho, Balduino decidió acudir en su ayuda, pues siendo normando, y por lo tanto, vikingo, se olió el negocio rápidamente. Y para hacer una entrada triunfal, conquistó la fortaleza de Turbessel, el lugar desde el que se gobernaba la provincia al otro lado del Eúfrates.
Balduino interpretó el papel de su vida, y causó una profunda impresión en Teodoro. El viejo ortodoxo griego no tenía descendencia, y el normando, ejerciendo todo el encanto que pudo, convenció a Teodoro para que lo convirtiera en su heredero, y así la ciudad no cayera en manos turcas fácilmente si “por desgracia” le pasaba algo. ¿Adivináis qué pasó? Pues que no mucho después de le adoptara como heredero a Balduino, “casualmente”, una oscura conspiración cristiana ortodoxa armenia consigue tener éxito, y Teodoro es asesinado, lo que convierte a Balduino directamente en Señor de la Ciudad. De modo que, adoptando el título de Conde de Edesa, Balduino es el primero en crear un estado cruzado en tierra de infieles, en el año 1098.

ANTIOQUÍA Y JERUSALÉN.
Mientras Balduino marchaba a Armenia, el resto de los cruzados siguió su camino. Su primer objetivo era conquistar Antioquía, la riquísima y enorme ciudad fundada por los reyes de la casa de los Seleúcias. A finales del 1097 llegan a Antioquía y establecen el sitio. Pero la ciudad era tan grande que el ejército cruzado, bastante menguado por las penurias, no podía rodearla completamente. Antioquía podía seguir recibiendo ayuda del exterior. Nada hacía pensar que la ciudad fuera a caer. Pero resultó que no había tal ayuda que pudiera llegar a tiempo.
La ciudad estaba gobernada por el turco Yaghi-Siyan. Recordemos que Siria estaba dividida en pequeñas ciudades estados independientes, casi todas gobernadas por dinastías turcas, aunque algunas seguían en poder de dinastías beduinas. Pero no había un poder centralizado que organizara una expedición de rescate del tamaño necesario. Cada ciudad mantenía su propio ejército, y ninguna estaba dispuesto a enviar muchas fuerzas a socorrer a otra ciudad, pues esto podría debilitarlas frente a sus vecinas. La estrategia de Yaghi-Siyan consistió en pedir ayuda ciudades como Alepo y Mosul, mientras con sus propias fuerzas dificultaba las operaciones de abastecimiento de los cruzados.
Sin embargo, la situación para los cristianos tampoco era muy favorable. Sin apenas sustento, acosados en sus movimientos por los turcos, el asedio se mantuvo a duras penas. A costa de mucho sufrimiento y sacrificio, los cruzados consiguieron rechazar todas las expediciones de socorro que se acercaron desde el exterior, pero no tenían fuerzas para tomar la ciudad por sí mismos. Además, Raimundo y Bohemundo enconaron su enemistad personal, pues ambos ansiaban conquistar Antioquía para sí mismos, y no para devolverla a los bizantinos. La ciudad sería un fabuloso trofeo para el que la tomara.
Finalmente, tras ocho meses de asedio, en los primeros días junio de 1098, Bohemundo consiguió contactar con alguien dispuesto a entregar la ciudad por traición. Se trataba de un armenio, guardia personal de Yaghi-Siyan. La maniobra salió bien, y los cruzados se colaron en el interior de la ciudad. La guarnición del gobernador se replegó al interior de la ciudadela, dispuestos a resistir. Y fue justo a tiempo, porque en ese momento, una coalición de tropas de Kherboga, el gobernador de Mosul, y un ejército enviado por los fatimíes, se dirigía a Antioquía para resolver la situación.
De modo que los cruzado se vieron asediando la ciudadela de Antioquía mientras turcos y fatimíes les asediaban desde el exterior de la ciudad. La desesperación de los hombres iba en aumento conforme su situación empeoraba. Sólo un milagro podría salvarles. Y parece que eso fue lo que ocurrió.
“¡La Lanza de Longinus!”, proclamo un monje de la expedición cuando mostró su hallazgo en la ciudad a los generales. “¡Aquí está la Lanza Sagrada!”. El rumor se corrió por todo el ejército. Habían encontrado la Lanza Sagrada, y eso era una señal inequívoca del Cielo. Vencerían a los infieles. De modo que, sacando fuerzas de flaqueza, el ejército cruzado salió al combate dispuesto a todo. Y vencieron.

Kherboga no pudo resisitir la salida de los cruzados. Para su sorpresa, los fatimíes, en el último momento, pensaron que si desaparecían los cruzados, los turcos se harían demasiado fuertes, y se retiraron de la batalla. Los turcos no pudieron recuperarse de la sorpresa, y los cruzados les derrotaron aplastantemente.
Eran apenas la mitad de los que habían partido de Europa cuando conquistaron Antioquía. Rápidamente, Bohemundo se proclamó gobernador. Y tras la retirada del ejército bizantino que les había apoyado, Bohemundo vio la oportunidad para romper la promesa hecha al emperador Alejo. Acusó a sus tropas de deserción, y proclamó que, por lo tanto, estaba liberado de dicha promesa. Y así nació el segundo estado cruzado, el Princiado de Antioquía, gobernado por Bohemundo de Tarento, para disgusto de Raimundo de Tolosa.
En ese momento, la expedición pareció estancarse. Hubo una epidemia que se cebó en las tropas, y se llevó por delante a Le Puy, el líder espiritual de los cruzados. Siguieron pasando necesidades y penurias, y otros nobles, como Hugo de Vermandois, decidieron abandonar la cruzada al entender cuáles eran las verdaderas intenciones de los líderes normandos.
Fueron las mismas tropas las que se mostraron reacias a seguir sin hacer nada. Protestaron ante sus jefes, porque su misión era reconquistar Jerusalén. Exigieron la reanudación de la expedición, y Bohemundo y Godofredo se pusieron al frente de sus tropas una vez más.
Sin comida ni agua suficiente, los poco más de diez mil supervivientes siguieron hacia el sur. Sólo la fe les daba fuerzas. Bueno, la fe, y las ciudades sirias y palestinas que, viendo que los cruzados únicamente deseaban el control de algunas ciudades para formar pequeños estados, vieron en los cristianos el contrapeso ideal al poder seljuk, que luchaba por organizar un reino turco en Siria. Así fueron avanzando y tomando posición tras posición. La situación era tan desesperada que hay testimonios de actos de canibalismo tras la conquista de algunas fortalezas.

Así, al fin, llegaron a Jerusalén, que en 1098 estaba en poder de los fatimíes. De nuevo, eran demasiado pocos para establecer un asedio efectivo, de modo que optaron por la vía rápida: asaltos repetidos contra las murallas. Los fanáticos cristianos subían enfervorecidos a las murallas con ganchos y escalas, felices de poder entrar en Jerusalén, o morir en el intento y llegar la paraíso. Pero cada nuevo asalto era rechazado. Pero la fe obró lo que el poder de las armas no pudo. Guiados por un monje, en el mes de Julio, comenzó a correr el rumor de que desde el Cielo se les había comunicado que en nueve días la ciudad caería.
Casualmente, había partido desde Génova una expedición privada al mando de Guillermo Embriaco. Se habían dirigido inicialmente a Ascalón, pero la lucha con los fatimíes les había obligado a dirigirse al interior, y pasaron cerca de Jerusalén. Los genoveses habían desmontado sus barcos, y tenían materiales suficientes para hacer torres de asedio. De modo que, ante la sorpresa de los fatimíes, en pocos días tenían dos torres de asedio, cargadas de violentos y desesperados cruzados, enfervorizados hasta el fanatismo, acercándose a las almenas. Y contra esto no pudieron resistir más tiempo. Jerusalén fue tomada al asalto, y entonces se desataron los infiernos.
Los cruzados desataron una matanza en el interior como nunca se había visto. Hombres, ancianos, mujeres y niños, musulmanes, judíos o cristianos, todos sin distinción fueron masacrados cuando la ciudad se rindió. “Dios distinguirá a los suyos”- parecieron pensar los líderes cruzados. De nada sirvieron los esfuerzos de Tancredo, hermano de Godofredo, de frenar la matanza de los musulmanes refugiados en el Templo de Jerusalén, o los de Raimundo de Tolosa. Los soldados cruzados sacaron lo pero de ellos. Después de miles de kilómetros y meses de penurias, dieron rienda suelta a sus ansias de venganza.
De la matanza de Jerusalén se diría que los cristianos caminaban por las calles y la sangre les llegaba a los tobillos. Así nació el Reino de Jerusalén, el último estado cruzado: sobre un mar de sangre de sus habitantes.
Godofredo se erigió como primer gobernante de la ciudad, pero rechazó el título de Rey. En su “infinita piedad”, renunció a lucir corona de oro “donde el Señor había llevado una de espinas”. Pero sólo tuvo unos días de paz. Dos semanas después tuvo que sacar a su ejército y luchar contra los fatimíes, que si bien estaban dispuestos a renunciar a Siria, no querían hacer lo mismo en Palestina. La batalla de Ascalón fue una gran victoria cruzada. Tal vez la reliquia de la “Vera Cruz” tuviera algo que ver.
Dos años después, Godofredo murió, y su hermano Balduino se convirtió en el primer Rey de Jerusalén. Éste sería el tercer estado cruzado.

Mientras, la noticia de la toma de Jerusalén llegó rápidamente a Europa, donde ya habían regresado los primeros cruzados que habían abandonado la expedición. Ante la vergüenza, organizaron rápidamente una segunda expedición en 1101, pero fueron derrotados por los turcos, aunque los supervivientes llegaron a los estados cruzados, y sirvieron para aumentar su poder bélico. Tampoco se hicieron esperar los mercaderes europeos, que por fin tenían abiertos los puertos de Siria. También sacarían éstos gran tajada, pues era el momento de cobrarse la ayuda prestada con sus barcos.
Y así acabó la Primera Cruzada, la única que realmente tuvo éxito. Los estados cruzados, y en especial, el Reino de Jerusalén, pronto se convirtieron en el destino de muchos peregrinos y soldados en busca de fortuna. También fue el lugar donde, al poco de convertirse en reino, nacieron las órdenes militares del Temple y los Hospitalarios, cuyo potencial bélico sería de mucha utilidad en los años siguientes. Pero dejaremos eso para los siguientes artículos.

EJÉRCITOS PARA DBA
IV/7.- Cruzados temprano. Éste es el ejército de la primera cruzada. Se compone de una peana de caballeros como general, y luego tres peanas de Kn o Bd, a gusto del general. Éstos son los nobles, a caballo o desmontados. Luego hay cinco peanas de lanzas, que representan a los plebeyos enrolados en la misión, bajo el mando de sus respectivos nobles. Por último, hay opciones para una peana de Ps o Bw, que representa arqueros hostigadores o en formación; Ps o Cb, que representan ballesteros hostigadores o en formación, y Ps o Wb. Los Ps con más arqueros o ballesteros hostigadores, y la Wb representa una horda de fanáticos religiosos. Puede elegir Ag4 ó Ag 1, según el año. Dado que es un ejército rodillo, la Ag1 es una opción muy interesante, ya que con mucho terreno difícil no es difícil hacer le la puñeta. El terreno abierto le viene muy bien, y puede contar con muchos arqueros para protegerse de montados más rápidos que los Kn en dicho tipo de terreno.

III/73.- Turcos seljuk. De esta lista, nos es válida la opción b. Se trata del típico ejército de las estepas. Una o dos peanas de Cv, siendo una de ellas el general, y luego hasta 10 peanas de LH. Sólo tres de ellas pueden cambiarse: una por la segunda Cv, otra por Ax, Ps o Bw, que representa a la infantería de los turcos: guerreros equipados a la ligera o arqueros.

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