Historia de los búlgaros

viernes, 25 de septiembre de 2009

Saludos. Esta semana hablaremos de un estado que rivalizó con el poder de Bizancio, y que a punto estuvo de absorber todo el imperio. Valientes y temibles guerreros, a lomos de sus hermosos corceles, los búlgaros heredaron el poder de las llanuras que antes habían ostentado ávaros, hunos y sármatas.

Para empezar, como siempre, tenemos que saber quiénes eran los búlgaros. Pues bien, recordemos que los hunos habían invadido Europa desde Asia allá por el siglo IV-V de nuestra era. Los búlgaros eran un conjunto de tribus turcas (utrigur, onogur y kutrigur, entre otras) que ya se había asentado alrededor del Volga, en el siglo II. Cayeron bajo el poder de los hunos, y les acompañaron en sus correrías. Eran una tribu esteparia clásica, de vida nómada, en busca de pastos y botín en sus feroces correrías. Los búlgaros, como todos los pueblos de la estepa, eran excelentes arqueros a caballo.

Tras la muerte de Atila, el rey de los hunos, las tribus que habían formado su terrible ejército se fueron separando, y su inestable imperio, desintegrando en pocos años. Los búlgaros se dispersaron hacia el este, aunque muchos participaron, enrolados como “federados” en los ejércitos bizantinos, en las campañas contra los ostrogodos, pero a mediados del siglo V, los utrigur y los kutrigur comenzaron a guerrear entre ellas, lo que las debilitó. Cuando los ávaros se establecieron en las fronteras del imperio bizantino, los kutrigur cayeron en su poder, mientras que los utrigur fueron sometidos por los gökturks, o Turcos Celestiales, que estaban en el apogeo de su poder.

Sin embargo, tras el dramático y fallido asedio ávaro de Constantinopla del 626, surgió un khan cuyo nombre pasaría a la Historia como el primer unificador del pueblo búlgaro: Kuvrat. Conozcamos algo de su historia.

Se conoce poco de su vida. Pertenecía al linaje de khanes de los utrigur, el clan Dulo. Algunos afirmaban que descendía del propio Atila. Se sabe que Kuvrat pasó su juventud en Bizancio, ya fuera en calidad de rehén de algún tratado con los ávaros, o bien en busca de protección de las guerras sucesorias de los turcos. Según el historiador Juan de Nicea, Kuvrat fue educado como un patricio bizantino, e incluso fue bautizado, y pasó mucho tiempo en la corte del rey Heraclio, de quien se hizo muy amigo.


El tiempo pasó. Los ávaros se estrellaron contra los muros de Bizancio en el 626, y los bizantinos supieron que su estrella se eclipsaba. Mientras, Heraclio había llegado a un acuerdo con los gökturks y habría paz con ellos. Kuvrat, con el bagaje cultural, noción de estado y conocimientos adquiridos, supo que era el momento de regresar a los suyos. Tomó el poder de los utrigur manos de su tía Organa, que había actuado de regente hasta ese momento, y convenció a los kutrigur a que se rebelaran contra sus amos, uniéndose a él. Entonces, se lanzó sobre la frontera de los ávaros, a quienes venció rápida y contundentemente, expulsándolos de las tierras del Volga. Después, extendió su reino hasta ocupar el delta del Danubio.

En el año 635, Heraclio reconoció el primer estado búlgaro, y selló una importante alianza con ellos. Así nació la Gran Bulgaria. Este estado permitió asegurar el camino de cualquier amenaza que viniera de las estepas de Asia.

Durante toda su vida, Kuvrat fue fiel a su alianza con los emperadores bizantinos, y su reino se mantuvo fuerte e independiente de los gökturks, que por entonces estaban inmersos en una cruenta guerra sucesoria. Sin embargo, la Muerte dio alcance al viejo jinete en el 665. Lo enterraron junto a su peso en oro y plata, y la ubicación de su tumba cayó en el olvido. En 1912, unos campesinos ucranianos encontraron por accidente el lugar donde reposaban sus nobles huesos. Se supo que era él por la inscripción de su anillo. Actualmente, el tesoro de Pereschepina, como se denominó, es uno de los más hermosos jamás encontrado como ajuar fúnebre.

Entre los pueblos esteparios son comunes las historias en las que un khan muestra a sus hijos, con un haz de flechas, que mientras estén unidas, las flechas no pueden romperse, pero una a una, pueden quebrarse fácilmente. Con esta fábula intentaban que las diferentes tribus que formaban cada confederación se mantuvieran unidas, y sus líderes, fieles unos a otros. El caso de los búlgaros no fue una excepción, y, al principio, fue el mayor de los cinco hijos de Khan Kuvrat, llamado Batbayan, el que heredó el trono.

Pero recordemos que a mediados del siglo VII, los Tang, ayudados por la traición de los uigures, habían disuelto el imperio turco occidental. El Ashina, el clan real de las montañas Altai tuvo que poner estepa de por medio, y, marchando hacia el oeste, fueron acogidos por una de las tribus de su confederación: lo jázaros o khazars. Y así, con estos nuevos líderes, los jázaros comenzaron una rápida expansión hacia occidente, justo por el camino que llevaba hasta la Gran Bulgaria.

Fue una guerra terrible y rápida. En el 670, la unidad de las tribus búlgaras se había desintegrado. Para colmo, los jázaros habían sido aliados de los bizantinos durante la campaña de Georgia. Los hijos de Kuvrat debieron sentir probablemente que la admiración que su padre había sentido hacia el imperio de los griegos no había servido para que éste les ayudara en su apurada situación. Entonces, el pueblo se dividió en dos ramas: la primera fue liderada por Kotrag, hijo de Kuvrat, y la segunda por su hermano Asparuh, el menor los cinco herederos búlgaros, y cada uno tiró por su lado. La rama de Kotrag, que básicamente se componía de los kutrigur, emigró hacia el este. Remontó las orillas del Volga hasta su curso medio, donde confluía con el río Kama y allí formaron un estado que se denominó Bulgaria del Volga. Su historia se perdió en su mayor parte, pero se sabe que fueron súbditos de los jázaros, aunque mantuvieron su identidad nacional. Ayudó a ello el hecho de que, en el siglo IX abrazaron el Islam. Se convirtieron parcialmente en agricultores, aunque también mantuvieron sus rebaños y conservaron el modo de vida nómada. Consiguieron mantener cierta independencia, aunque sujeta a vasallaje, hasta el siglo XIII. Incluso consiguieron repeler la primera embestida del imperio mongol. Finalmente, fue conquistada por la Horda de Oro, y los búlgaros se terminaron integrando en el conjunto de los tártaros.


Sin embargo, nos centraremos ahora en los demás búlgaros, los que siguieron a Asparuh. Él no quiso ir hacia el este. Tal vez pensó que si se veían obligados a abandonar su país, tal vez fuera culpa de aquéllos a quienes tanto admiraba su padre, ésos que en un momento de necesidad, no habían prestado auxilio a sus antiguos y más fieles aliados. Asparuh decidió emigrar en dirección sur, cruzando el Danubio, dispuesto a cobrarse a costa de Bizancio lo que había perdido frente a los jázaros. Y el momento era propicio. En aquel momento, la capital del imperio estaba siendo asediada por Muawiyah I, de los Omeyas. Unos treinta mil búlgaros avanzaron por las orillas del Mar Negro, por las tierras que ya habían sido abandonadas por los ávaros, y que estaban siendo trabajadas por los pueblos eslavos de las Siete Tribus y los Severiano, que, a diferencia de sus anteriores amos ávaros, aprovechaban las campañas de invasión y saqueo para ocupar el territorio de forma permanente. Asparuh pactó con todos ellos, y, erigiéndose como nuevo líder de aquel conglomerado de búlgaros a caballo y eslavos a pie, comenzó a atacar los territorios tracios del imperio. En el 680, el emperador Constantino IV les presentó batalla, y fue tan aplastantemente derrotado en Ongala, que al año siguiente, los bizantinos pactaron el pago de tributos al recién reconocido estado de Bulgaria.

Asparuh se dio cuenta de que su nuevo país debía organizarse de mantera distinta al estado estepario de la Gran Bulgaria. Para empezar, la población eslava poseía un modo de vida sedentario, y eran capaces de producir productos agrícolas. Por otro lado, el territorio no era una simple estepa. Por lo tanto, la élite militar búlgara se fue desligando del nomadismo pastoril, y pasaron a ser sostenidos en núcleos militares permanentes por la población agrícola circundante. El khan incluso estableció una capital fija, Pliska. Aquello era nuevo para los búlgaros, y esta economía, parcialmente agraria, les reportó grandes ventajas respecto a su modo de vida anterior, tal y como se vería en los años siguientes.


El tiempo pasó. Durante el siglo VIII, las guerras entre Bizancio y Bulgaria fueron continuas. Y a principios del siglo IX, el emperador Nicéforo I inició una dura campaña contra los búlgaros, que le llevó casi hasta su capital. Por aquel entonces, el khan búlgaro era Krum, que terminaría doblando el territorio gobernado por él. Incluso llegó a establecer una frontera con los francos orientales. Dominó el territorio de Panonia y los Cárpatos, y por el otro lado, llegó hasta el Dniéper. Krum era un formidable adversario para el imperio, y a pesar de los éxitos iniciales de Nicéforo I, no se desanimó. Le plantó cara. Sus tropas, formadas tanto por hombres como por mujeres, habían aprendido a luchar mediante emboscadas y ataques por sorpresa, bien situados y lanzados desde posicioens ocultas en valles y laderas. A pesar de haber penetrado en Bulgaria con éxito, la retirada de Nicéforo I se convirtió en una pesadilla. Tras una compleja trampa, el ejército imperial fue aplastado, y el emperador cayó muerto. Era el año 811. A continuación, Krum se tomó la revancha. Invadió Tracia por el este, y siguió. Krum sólo se detuvo ante los muros de Bizancio. Simplemente les echó una dura y larga mirada desde su montura, y, satisfecho, ordenó a sus tropas regresar a sus tierras.

Khan Krum también es recordado como el primero en escribir leyes para su nuevo pueblo eslavo-búlgaro. Creó subsidios para los mendigos, entre otras cosas, y sus súbdios siempre le consideraron un monarca magnánimo.

Poco después de la muerte de Nicéforo, el nuevo emperador, León V concertó un encuentro con él cerca de Bizancio, al que debían acudir sin armas. El Emperador se la jugó a Krum, y a duras penas, y no sin heridas, consiguió escapar. Cuando regresó para vengarse, su ejército destruyó todos los barrios de extramuros de la capital, así como otras dos ciudades, que quedaron arrasadas hasta los cimientos. Y al poco, Krum murió.


Hubo un periodo de relativa paz con Bizancio. Después de Krum, gobernaron Omurtag, Presian y luego, un nuevo personaje para la Historia: Boris, el primer Zar (nótese que ya no es Khan) búlgaro. Hasta ese momento, los búlgaros habían sido paganos, y adoraban al dios Tengri. Los eslavos bajo su control también eran paganos, y seguían los dictados de su dios Perun.

Boris tuvo dificultades en su reinado, y sufrió varias derrotas a manos de serbios y croatas, que, azuzados con dinero de los francos orientales (que habían apoyado al a Iglesia de Roma, y a cambio, habían recibido el poder imperial de manos el Papa), intentaban ampliar sus territorios hacia el este. La Iglesia de Roma veía así la posibilidad de medrar cada vez más al este, y sacudirse el control de la iglesia oriental. Ante todas las dificultades, y buscando una gran alianza con Bizancio, aceptó bautizarse. A cambio, le fue reconocido el título de “César” de toda Bulgaria. Es decir, Bizancio compartía algo de su poder imperial, un porción de su legitimidad para gobernar el mundo. César, es decir, “Caesar”, pronunciado en búlgaro, fue acortándose hasta quedarse en la palabra “Tzar”, es decir, zar.

Boris tuvo que asesinar a algunos boyardos a quienes no gustó nada la nueva religión, y luego, prosiguió con la conversión. Pero pronto comenzó a maniobrar para que su iglesia ortodoxa fuera independiente. Pidió a Bizancio un arzobispo que se encargara de la organización. Además, Boris acogió a los discípulos de Cirilo y Metodio, que habían sido expulsados de Moravia.

A finales del siglo IX, abdicó en favor de su hijo Simeón I de Bulgaria. Éste fue un rey excepcionalmente belicoso y hábil en la guerra, Tras la primera victoria frente a Bizancio, estableció nuevos tributos. Pero Simeón se dio cuenta de que el título de “basileus”, es decir, Emperador, le quedaría mejor a él que a los pusilánimes a los que debía enfrentarse. Invadió de nuevo Tracia en el 913y se dirigió decididamente hacia Bizancio. Sólo la negociación “in extremis” con el Patriarca de Constantinopla detuvo su ataque. Reclamó para sí el título de “Emperador de búlgaros y romanos”, aunque se quedó satisfecho con la promesa de boda de su hija con el Basileus, lo que unificaría ambos tronos.

Aquel acuerdo nunca se cumplió, y Simeón, en el 917, volvió a atacar al imperio. Los bizantinos intentaron pactar con los pechenegos para que atacasen por el norte el país de los búlgaros, mientras ellos entraban por el sur. Pero el zar era hábil en cuestiones políticas, y consiguió que, oportunamente, el ataque pechenego se descoordinara. El ejército imperial fue totalmente aplastado en la batalla de Anquialo.

En el terreno político, Simeón consiguió que su iglesia búlgara fuera ascendida a Patriarcado. Por lo tanto, comenzó a funcionar de manera independiente. Con el nuevo alfabeto cirílico, pronto hubo herramientas para crear la primera tradición literaria eslavo-búlgara, que terminaría de dotar de identidad a los búlgaros.


Simeón murió en el 926, y con él se fue la era más gloriosa de su pueblo. A mediados del siglo IX ascendía al trono imperial Nicéforo II, que comenzó la guerra definitiva contra los búlgaros. Los sucesores de Simeón no estuvieron a su altura. A pesar del asesinato de Nicéforo II, su sucesor y asesino, Juan I, terminó con éxito la campaña en el 971. Los ejércitos búlgaros habían sido derrotados ante los nuevos emperadores. Juan I ocupó sus ciudades, y desplazando a su rey, Boris II, convirtió el estado en una nueva provincia.

Pero no todo parecía perdido. Entre los boyardos prisioneros que fueron llevados a Constantinopla, estaba un tal Roman, el último de la dinastía de Krum . Pues bien, resulta que otros boyardos, los Cometopuli, habían huido al otro lado del río Iskar, y mantenían unido lo que quedaba del ejército. Samuil era su general. Tras una espectacular fuga, Roman consiguió llegar hasta ellos, y Samuil, pensando más en el interés de su pueblo que en el suyo, le reconoció como nuevo Zar en el 976, mientras él se reservaba el mando del ejército. Durante las siguientes tres décadas, este renacido, pero más débil, estado búlgaro siguió combatiendo y lanzando incursiones contra Bizancio, pero también contra los serbios y croatas. Cuando Roman murió, Samuil se convirtió en el último zar, y primer representante de la fugaz dinastía Cometopuli. Sin embargo, en 1003 comenzaron a perder terreno. El emperador Basilio II, sucesor de Juan I, ocupó Pliska, la capital, y persiguió a los búlgaros hasta derrotarlos definitivamente en 1014, en la batalla de Belasitsa. Desde ese momento, Basilio II sería apodado “Bulgaróctonos”, es decir, “matador de búlgaros”.

Hasta un siglo después, no comenzaría la historia de una nueva Bulgaria, pero la dejaremos para otros artículos.

Cabe preguntarse cómo es posible que los búlgaros derrotaran a tantos ejércitos imperiales, y, sin embargo, bastara la exitosa campaña de Nicéroforo II y Juan I para acabar con ellos. No debemos olvidar el hecho de que las incursiones búlgaras tenían intenciones muy diferentes a las de los bizantinos. Para los búlgaros, el imperio era una fuente de riquezas que podían saquear o ganar en forma de tributos. Sus líderes mantenían un punto de vista de los nómadas esteparios. Sólo Simeón, al intentar unificar ambos tronos, tuvo la visión de Estado suficiente para prever cuál sería la solución a las continuas guerras. Tal vez él sabía que aunque derrotaran a los emperadores una y otra vez, éstos necesitarían únicamente una gran victoria para borrarlos del mapa. Porque éste era el objetivo de las campañas bizantinas: eliminar a los agresores y asegurar las fronteras.


LOS BÚLGAROS EN DBA.

Hay dos listas para representar a los ejércitos mencionados en este artículo.

III/32. Búlgaros del Volga. Esta lista representa a los ejércitos del estado que fundaron los “búlgaros de plata” que marcharon con Kotrag hacia el curso medio del Volga. Es un ejército clásico de las estepas. Cinco peanas de Cv, una de ellas siendo el general, representan a los boyardos o nobles búlgaros, que portaban hermosas armaduras (al estilo de la caballería rusa, los “bogatires”), y eran temibles arqueros a caballo. También, sobre todo antes del siglo XII, lucían a veces turbantes como los árabes. Luego hay tres peanas de LH, que representan tanto a jinetes tribales búlgaros como a tropas ugrofinesas, autóctonas de la región, y que adoptaron el modo de lucha nómada de sus nuevos amos búlgaros. Estas tribus también aportaban arqueros, con arcos no compuestos ni recurvos, sino de tipo plano, hechos de madera (para que os hagáis una idea, los arcos típicos de los indios). Hay dos de éstas peanas de arqueros. Finalmente, dos peanas de hordas, que representan a los habitantes de los poblados y ciudades del territorio, cierran la lista.


III/14.- Búlgaros tempranos. Esta lista representa los ejércitos de la Gran Bulgaria, así como los de la Bulgaria danubiana que luchó contra el imperio bizantino.

La variante “a” representa a la Gran Bulgaria. Se trata de un general y otra peana de Cv, los boyardos o nobles, equipados con armaduras y arcos. Ésta peana es opcional con una LH. Por último hay otras diez LH, que representan a los arqueros a caballo búlgaros.

La variante “b” representa los ejércitos de Asparuh hasta Krum. En este momento, los búlgaros ya dominaban muchas tribus eslavas, que aportaron gran parte de los soldados. El general y dos peanas más son Cv, que representan a los boyardos, equipados con armaduras, arcos y espadas. Todavía luchaban con tácticas esteparias. Les siguen cuatro peanas de LH, que son arqueros a caballo búlgaros, y aquí comienza la presencia eslava. Hay cuatro peanas de Ax (guerreros equipados con lanzas ligeras y escudos) y una de Ps (arqueros y exploradores eslavos)

La variante “c” muestra las reformas estatales introducias por Khan Krum. La parte montada es igual que la anterior, pero hay un cambio sutil. Las Cv ya están equipadas con lanzas, además del arco, porque en sus tierras, no tan abiertas como las llanuras, la guerra estaba evolucionando a enfrentamientos más directos,, ataques por sorpresa y a rápidas emboscadas lanzadas desde lugares ocultos y abruptos. Además, las tropas eslavas comienzan a formar de manera más densa y defensiva, aprestando mejor defensa contra la caballería enemiga. En lugar de ser Ax, ahora tenemos cuatro peanas de Sp. La misma peana de Ps cierra la lista.


Hay muchas marcas que tienen minis adecuadas para estas tropas. En general suelen estar categorizadas como “Asiatic horse armies” o o cosas así. Essex, Old Glory y Minifigs tienen gamas adecuadas.

1 comentarios:

Yanko dijo...

¡Hola!

Muy interesante el articulo. Creo que puedo aportar un poco más en algunos puntos de esta istoria.
Los Bulgaros de Volga llegaron a ser un gran país controlando las rutas mercanciles de mar Baltico hasta mar Caspio.
Volviendo al país de los búlgaros del Dunavio. En 716, khan Tervel firmó un importante acuerdo con Bizancio. Durante el Sitio de Constantinopla de 717-718 envió 50.000 hombres en ayuda de los sitiados. En la batalla decisiva, los búlgaros masacraron a 30.000 árabes y Tervel fue aclamado salvador de Europa por sus contemporáneos.
Tzar Boris no pone al trono directamente a Simeon que estaba preparado para ser el patriarca de Bulgaria si no su hermano mayor - Vladimir. Este intenta deshacer el trabajo de su padre para la unificación de los pueblos de su país - convertirles en el cristianismo y devuelve lo pagano. Su Padre Boris no se quedó queto en su monasterio, viendo que su hijo hace en bano la muerte de los 40 familias de boyars que no dejaron a los dioses paganos. Salio de sus aposentos reunio a los generales fieles y deroto a su hijo. Entponses pone su tercer hijo Simeon, recibido su educación en el corte bizantino como Tzar.
Esta no es la unica salida de Tzar Boris del monasterio para defender a su pais de los paganos. En los tiempos en que Tzar Simeon I lucha contra los Bizantinos en el sur, Boris defendia el país de los ataque en el norte.
Sobre la pregunta: ¿Porque despues de Tzar Simeon I el Imperio Búlgaro caio en decadencia?
Se debe a muchos factores.
1. Despues del ataque a Bizancio como esta escrito los bizantinos pagaron que otros pueblos atacasen, hasta llerar a luchar contra los rusos.
2. Estos ataques no estaban simplemente batallas en las fronteras del país sino mas bien saqueos a los pueblos y las ciudades más pequenñas evitando enfrentamientos con el grueso del ejercito. Como secuencia se distrue la iconomia del país.
3. Bizancia ya estaba libre de las guerras con los Arabes y esta paz temporanea le permitio a enfocar todas sus fuerzas hace a las provincias perdidas en los Balcanes y acabar con los invazores Bulgaros.

Saludos

Yanko