Riothamus: ramificaciones del mito artúrico

martes, 16 de junio de 2009

Otoño de 456 AD, cerca de la actual St. Malo, Francia.
Una incesante llovizna ha estado cayendo durante los últimos días y una espesa niebla cubre, como un fantasmal manto, toda la región. Ebermund había dispuesto a sus hombres abrigados junto a la base de una loma. El misterioso círculo de piedras que coronaba la colina ponía nerviosos a los guerreros godos pero, al menos, a su resguardo habían podido encender un precario fuego con el que calentar sus huesos, entumecidos después de más de una semana de este horrible clima.


Hacía poco más de un mes Ebermund había aceptado dirigir la pequeña partida de guerra con la esperanza de conseguir botín y cierto renombre ante sus superiores, pero los resultados no podían ser más desalentadores: apenas un puñado de aldeas miserables y el rumor de Riothamus corriendo de boca en boca entre sus hombres. Riothamus, ese dichoso caudillo britano cuyo nombre era musitado como una oración por los habitantes del norte de la Galia y susurrado con terror por los godos. Un fantasma desdibujado pero ominoso, como unas hinchadas nubes negras que con precariedad contienen el poder de una tormenta.

Apenas empezaba a despuntar el alba cuando el grito de Fredegar, que esa noche hacía la última guardia, despertó a los incursores godos: ¡Britanos, britanos! Ebermund se puso en pie como un resorte, incapaz aun de decidir si estaba despierto o seguía atrapado por el intranquilo duermevela plagado de espectros y enemigos inalcanzables. Buscó con el tacto la espada que descansaba juto a él mientras seguía con su mirada el dedo de Fredegar. Allí arriba, en lo alto de la colina, como un sueño del pasado, aparecía un jinete entre las grandes piedras grises. Piedras grises, niebla gris, ropajes grises... y un draco rojo, agitándose y gimiendo al viento.
Surgiendo de entre la bruma fueron materializándose nuevos jinetes sobre caballos acorazados, con largas lanzas que descansaban sobre sus hombros y que debían empuñar con ambas manos. ¡Arriba idiotas! ¡Formad, formad! - ordenó Ebermund. Sus hombres obedecieron apresuradamente -lamentándose aquellos que habían decidido despojarse de sus cotas de malla para dormir-, tomando sus lanzas y embrazando los escudos con tanta celeridad como les fue posible.
Apenas habían podido conformar una improvisada línea de batalla cuando el grupo de Tharasmund, en la retaguardia, se puso a gritar presa del pánico. Ebermund apartó a empellones a los hombres que estaban a su alrededor y entrecerró los ojos intentando discernir que era lo que estaba sucediendo.
Allí estaba, surgiendo del bosque sobre un impresionante caballo protegido por una pesada barda completa. No podía ser otro. Era un hombre robusto, de cabello castaño y una cuidada barba. Protegía su cuerpo con una elaborada armadura de placas y cota de malla, lucía un impresionante yelmo con incrustaciones y una cimera roja caía sobre sus hombros. Una de sus manos sujetaba una larguísima lanza que apoyaba sobre su hombro, mientras en su antebrazo izquierdo portaba un pequeño escudo blanco con un dragón rampante rojo.
Sonó un cuerno como un sobrecogedor gemido y los caballos comenzaron a moverse. Al paso primero. Al trote un pestañeo después. Y pronto en una carga salvaje que hacía atronar el suelo y saltar por los aires pedazos de tierra húmeda. Los britanos bajaron sus lanzas sujetándolas con ambas manos y gritaron al unísono como el rugir de un millar de dragones.


Riothamus es un personaje de leyenda casi desconocido, uno más de esos héroes anónimos de la apenas esbozada Edad Oscura, pero que jugó un importante papel en la creación de uno de los mitos que ha pervivido hasta nuestros días, y ¿no es la memoria una forma de inmortalidad?
Conocemos dos documentos en los que se menciona a Riothamus: las crónicas góticas de Jordanes y una carta que le envía Sidonius Apollinaris, obispo de Clermont Ferrand.
La carta de Sidonius pide explicaciones a Riothamus por unos esclavos que los britanos han liberado. En esa época Armórica estaba actuando como un foco de atracción para un amplio grupo de seres humanos; desde colonos britanos, hasta esclavos y hombres ligados a la tierra que aprovechaban la debilidad del Imperio Romano para escapar de sus amos y de la amenaza de los godos.
En su trabajo sobre los godos Jordanes describe a Riothamus como un poderoso caudillo de los britanos, tanto isleños como aquellos que se habían asentado al otro lado del canal, en la región de la Armórica que hoy conocemos como Bretaña Francesa.

Riothamus parece ser una latinización del britónico Rigotamos, que podríamos traducir como "rey de la mayoría" o "rey supremo" (encontramos la misma raíz que rex, -rix o righ).
Sería demasiado aventurar que Riothamus reinase sobre toda Britania, pero parece que por aquella época los reinos de Kernow y Dumnonia podían estar unificados y que las gentes de Benoic guardaban cierta relación con sus "polis" de origen como clientes.
Nuestro protagonista parecía ser un importante personaje dentro del complejo esquema de reyezuelos y caudillos que se repartían la isla de Britania tras la apresurada partida de las legiones romanas. Y debía destacar especialmente entre ellos porque el mismo emperador Procopio Antemio solicita a Riothamus ayuda contra los godos que asolaban la Galia y este acude a su llamada con la nada despreciable cantidad de 12.000 hombres.

Esta gran aventura continental de Riothamus no llega a buen término, ya que Eurico, rey de los visigodos, intercepta al caudillo britano antes de que sus fuerzas puedan unirse a los romanos y sus otros aliados: francos y burgundios. Aquí hay mucho espacio para la especulación, ya que algunos autores afirman que Riothamus pudo haber sido traicionado, puesto que alguien debería haber informado a Eurico del desembarco de los britanos. Un candidato para encarnar a este villano parece ser Arvandus, un siniestro personaje amigo de Sidonius Apollinaris y prefecto del pretorio en la Galia. Otras fuentes identifican a este tal Arvandus como sobrino de Riothamus. Ambas teorías no tendrían por qué ser incompatibles.
En cualquier caso los hechos parece haber coincidido con la muerte de Antemio y la subida al trono imperial de Anicio Olibrio, que sufrió un agitado reinado.
La batalla entre Eurico y Riothamus debió ser realmente sangrienta y finalmente el rey britano fue derrotado, huyendo con un puñado de supervivientes a una ciudad de la Galia burgundia llamada -¡atención!- Avallon.
Tras imponerse a las tropas isleñas Eurico derrotó a los romanos, haciéndose con el control de la ciudad de Arverna y el resto de territorios galos que aun estaban bajo el control imperial.

Parece ser que, antes de que estos hechos tuvieran lugar, Riothamus ya había participado en varias campañas en Armórica protegiendo a sus súbditos bretones, mientras mantenía una guerra constante contra la presión de los sajones en la propia Britania (en este punto no sería descabellado imaginar que fueran los sajones quienes advirtieran a los visigodos de la maniobra de su enemigo común). Esto viene a destacar la importancia militar del líder britano, capaz de desplazar una gran fuerza al continente cuando en casa debía permanecer en un continuo estado de guerra con los sajones, atento ante las correrías de los incursores irlandeses y vigilante ante la velada amenaza del resto de reinos britanos, como Gwent y Powys, envueltos en las habituales rencillas de los caudillos isleños.

Otra fuente, sin duda fascinante, es la lista de reyes de Dumnonia, donde un tal Riotham aparece mencionado como hijo del rey Deroch I o tal vez Deroch II. La confusión parece deberse a un constante estado de conspiraciones y a errores en la redacción del documento, ya que una sub-fuente principal es una serie de biografías de santos. En cualquier caso parece razonable pensar que este Riotham ap Derech fuese una contracción de Riothamus... especialmente conociendo la biografía del personaje. Al parecer, este tal Riotham fue desterrado de Dumnonia por un usurpador tras la muerte de su padre. Riotham buscaría refugio en Benoic, donde haría fortuna y aliados, y desde donde regresaría a su patria para enfrentarse y matar al usurpador (¿tal vez su propio hermano Riwal Deroc ap Derech?).


Después de conocer estos datos sobre la biografía de Riothamus es lógico que el lector relacione en mayor o menor medida sus aventuras y batallas con Arturo. No sería el primero; varios autores defienden esta hipótesis. Si aceptamos que Riothamus es un título podríamos intentar poner un nombre propio al personaje... tal vez Ambrosius Aurelianus, a quien muchos identefican con el propio Arturo
Por otra parte la fuerza militar del personaje y sus aventuras a uno y otro lado del canal parecen ser un reflejo (o un calco) de Arturo, que también sería rey de Dumnonia y pasaría parte de su juventud en Benoic.
El odio de la Iglesia también parece ser común. Arturo -menospreciado por Gildas- pudo haberse servido de expolios en iglesias para sufragar sus campañas, mientras Riothamus se ganó la animadversión de Sidonius Apollinaris liberando siervos y esclavos propiedad del propio obispo o de sus clientes. También es sugerente pensar que ambos personajes, educados siguiendo la tradición militar romana, podrían ser practicantes del mitraísmo, uno de los más sólidos oponentes del cristianismo y que arraigó con fuerza entre los soldados romanos. También podrían haber sido bastante permisivos con los fieles paganos; en Britania la Iglesia aun se esforzaba por aplastar la última resistencia pagana tanto de los seguidores de la tradición celta original y la romana, así como fieles de cultos orientales, como Ísis o el propio Mitra.
La traición también forma una parte importante en la historia de ambos personajes; Mordred y Arvandus, hijo y sobrino, precipitaron la caída de los héroes.
Finalmente el traslado a Aval(l)on parece la coincidencia mas llamativa. Ambos viajan a tal lugar aun con vida y las andanzas de los dos parecen desvanecerse en ese punto.


Riothamus en DBA
Si queremos ponernos en la piel del caudillo britano en DBA no tendremos que pensarlo demasiado, nuestra lista es II/81. Sub-Roman British. Concretamente la sublista c), donde el general Kn nos permitirá representar una cierta épica.
Nuestros enemigos serán sajones, irlandeses y visigodos, o tal vez otros reinos britanos. Incluso pictos, si queremos representar campañas norteñas.
Muchas marcas fabrican miniaturas apropiadas de la Edad Oscura, entre ellas cabría destacar Essex, ATF y Old Glory.

3 comentarios:

Derfel dijo...

Caballero, sólo puedo decir una cosa: ¡Sublime! me ha encantado la historia que ha contado de Riothamus (a quien cada vez más creo Arturo) y hay que reconocer que te los has currados muchísimo, Endakil. Un saludo, compañero de la barrera de escudos en el hobby.

Endakil dijo...

Los frikis artúricos somos pocos pero fieles. Y siempre se puede contar con las estrellas blancas de Derfel Cadarn ^^

Gracias por los elogios :)

Anónimo dijo...

Muy buen artículo artúrico, pero me gustaría matizar algunos datos.

- Riothamus no era britón, sino romano-britón puesto que sus actividades se centran en el 469 d. C. y Roma abandona Britannia en el 410.

- Ni reinaba Britannia, ni Kernow y Dumnonia estaban unificadas, lo que aumenta la nube de desconocimiento que genera puesto que realmente no sabemos a qué parte geográfica se refiere con el título de 'Riothamus' pudiendo ser incluso Cornouaille.

El término de 'Clermont-Ferrand' es incorrecto (anacrónico), pues por aquella época no era nombrada como tal, simplemente como Clermont hasta la construcción de la catedral ya entrado el siglo V.

- Tampoco conocemos su nombre puesto que 'Riothamus' es un título que como bien apuntas significa 'Rey supremo'/'Alto Rey'.

- Riatam, nombre que aparece en las sagas bretonas no tendría nada que ver con Riothamus puesto que el primero aparece como príncipe de Domnonée y el segundo como rey de Armónica seguramente, entran en contradicción... a menos que haya habido un error y las sagas hagan referencia realmente a Deroch I en vez de a Deroch II.

- Respecto a Avalon aquí Riothamus se desvincula totalmente, pues tal y como cuenta Geoffrey de Monmouth en su 'Historia Regum Britanniae' (1136), Riothamus no participó en la Batalla de Camlann (537).


Cordiales saludos,

Descubre Irlanda
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