Una época oscura I. La Grecia “Geométrica”.

domingo, 13 de julio de 2008

Saludos. En el artículo de hoy hablaremos de lo que ocurrió en la Grecia continental y las islas del Egeo durante el periodo entre la caída de los reinos micénicos, allá por el siglo XII-XI a.d.C., y el resurgimiento de la Grecia Clásica, a finales del siglo VI a.d.C. Este periodo es conocido como Época Oscura, o periodo “geométrico”, debido a que la cerámica producida por los griegos tenían una decoración basada en diseños rectos, marcadamente geométricos. Aunque muy desconocido, este periodo es realmente apasionante, y durante el mismo asistiremos al nacimiento de los estados griegos de la era Clásica.

Recordemos de nuestro anterior capítulo que los reinos micénicos se colapsaron ante la invasión de los pueblos dorios y otros, que, aunque eran también “protogriegos” como los micénicos antes de adoptar la cultura minoica, habían quedado atrás en su evolución cultural. No obstante, estos pueblos (dorios, beocios, focidios, etolios, magnesios y tesalios), que poseían un modo de vida nómada, dedicados a la ganadería, poseían conocimientos superiores de la metalurgia del hierro.

Cuando invadieron el mundo micénico, durante al menos medio siglo, toda la estructura de los reinos se deshizo. La llegada masiva de nuevas poblaciones hizo que muchas familias y pueblos micénicos abandonaron sus hogares y, tomando sus naves, emigraron. Además, los invasores, una vez llegaron a la costa, tampoco dudaron en tomar otros barcos, y proseguir su avance. De este modo, islas como Lesbos , y parte de la costa de Anatolia, fue colonizada por pueblos que hablaban el dialecto eolio del griego. Eubea, las Cícladas, Samos la parte sur de la costa de Anatolia fue ocupada por poblaciones que hablaban el dialecto jonio (el dialecto que también hablaban los atenienses). Así fue como nació la región que durante el periodo clásico se llamó Jonia: toda la serie de ciudades griegas en la costa de Asia, y que, debido a su posición intermedia entre los dos mundos, se pusieron a la cabeza de la cultura griega desde los siglos VIII y VII a.d.C.

Volvamos a los Balcanes. En Grecia, tras colapsarse los grandes reinos, nacieron nuevas formas de estado, que serían de menor entidad, y que dominarían cada una menor superficie que durante la era anterior. Para empezar, y de acuerdo con las divisiones interiores de los reinos micénicos, aparecieron las primeras polis, es decir, pequeños estados consistentes en una ciudad, con un recinto amurallado (acrópolis), y que dominaba el territorio circundante. Es decir, los grandes reinos se “atomizaron”. Las comunicaciones entre ciudades eran difíciles, y grandes zonas intermedias habían quedado abandonadas. Por eso, las primeras nuevas formas de estado se configuran alrededor de las ciudades, donde los habitantes del campo circundante marchaban en busca de protección y mercado.

A partir de la célula “polis”, también evolucionaron otras formas de gobierno, como el koinon, por ejemplo, que era un conjunto de polis con poblaciones del mismo grupo étnico Posiblemente Tesalia fuera un ejemplo de este tipo de estado. También había otra forma de gobierno, el systema demon, que era una federación de comunidades aldeanas. Un ejemplo de esto lo encontramos en las poblaciones que rodeaban Esparta, y que fueron subyugadas por los espartanos. Macedonia, por el contrario, quedó configurada como un estado tipo ethnos, es decir, un estado cuya base era la gente de una misma etnia, y cuyas ciudades no tenían tanta autonomía como las polis.

El gobierno de las ciudades sufrió interesantes evoluciones. A grandes rasgos, se puede decir que hasta el siglo VIII a.d.C., las polis eran gobernadas por reyes, con la asistencia con un consejo de ancianos. La literatura griega nos ha dejado alguna constancia de ello. Por ejemplo, Edipo Rey, de Sófocles, que aunque escrita en el periodo Clásico, trata de la Tebas de esta época oscura, vemos al rey de Tebas, muerto a manos de Edipo, su hijo, a quien no conoce, y como éste se hace con la corona y se casa, sin saberlo, con su madre.

Alrededor del rey existía una aristocracia que poseía la mayor parte de la riqueza, que comenzaba a demandar mercancías de lujo, y que parte de sus obligaciones atañían a la guerra. El ideal aristocrático estaba ligado a la excelencia en la guerra, a la que marchaban primero sobre carros, y desde el siglo X a.d.C., básicamente aportando la caballería a los ejércitos.

Estos estados quedaron muy aislados del resto del mundo, pero pronto llegaría un pueblo que lo cambiaría todo. Procedentes de la costa siria, los comerciantes fenicios. Estos fenicios eran un pueblo semita procedente de distintas ciudades de la costa de Siria y Palestina: Tiro, Biblos, Sidón… No tenían un estado cohesionado. Sus ciudades poseían mucha autonomía, que aumentó tras la desaparición de los hititas y el advenimiento de los Pueblos del Mar. Los fenicios fueron los primeros que retomaron las actividades comerciales por todo el Mediterráneo tras el “Apocalipsis” causado por estos pueblos, como ya hemos visto. De este modo, comenzaron a comerciar con los griegos, llevándoles materias primas que escaseaban en Grecia (cobre, oro), artículos de lujo (marfil, telas y tintes). Y esto duró incluso cuando la expansión del imperio asirio llegó hasta las costas de Siria, y las ciudades fenicias fueron englobadas en el imperio.

El término “fenicio” procedía del nombre que los griegos daban al tinte púrpura que usaban estos comerciantes para vestirse, y que era una mercancía de lujo. Para los griegos de aquella época, los fenicios eran el único canal que les comunicaba con el resto del mundo. Los marineros les oían narrar historias de lugares lejanos, hasta los cuales sólo se podía llegar navegando por mares llenos de monstruos marinos… Tened en cuenta que los fenicios ya navegaban por todo el Mediterráneo y también llegaron hasta las islas británicas, en busca de estaño. De hecho, Cádiz fue fundada alrededor del 1000 a.d.C., y era un puesto comercial a través del cual comerciaban con una brillante y misteriosa civilización que existió en la península ibérica: Tartessos.

A partir del siglo VIII a.d.C., las polis y otros pequeños estados se han repuesto lo suficiente como para empezar a mirar más allá del horizonte. Los comerciantes griegos comienzan a intentar hacer la competencia a los fenicios. Se iniciaron entonces las tensiones entre helenos y semitas, y sin duda espionaje para conocer las rutas comerciales de los fenicios. Esta animosidad se mantendría ya para siempre, y sus comienzos quedarían velados con el tiempo, como podemos leer por ejemplo en “Historia”, de Herodoto, cuando al comienzo de su libro I, intenta explicar mediante una extravagante historia de mujeres “robadas” el origen de la rivalidad entre helenos y bárbaros, es decir, extranjeros, asiáticos, refiriéndose a los fenicios.

Los comerciantes griegos comenzaron a establecer puestos comerciales en Siria, Sicilia, sur de Italia, costa de Francia, la costa Libia (Cirene, polis fundada por dorios) etc. También entraron en el Mar Negro y subieron por el Danubio, donde comerciaban con un extraño pueblo, extremadamente hábil con el metal, al que llamaron “keltoi”, es decir, los celtas, antes de que éstos migraran hacia el oeste. Incluso, debido a un encuentro fortuito con entre un mercante griego y un náufrago abandonado en una solitaria isla, según Herodoto, los griegos supieron de la ruta y el modo de cruzar el Estrecho de Gibraltar (desde donde os escribo), doblando Punta Europa, y siguiendo la costa hasta Tartessos, donde el rey Argantonio, deseando acabar con el monopolio fenicio, inició negociaciones con ellos. Según Herodoto, el naúfrago les dijo que debían aguardar en la bahía de Algeciras, hasta que soplara el viento del este, que aquí llamamos “levante”. Esto era así porque los barcos de aquella época no tenían velas para navegar ciñendo (contra el viento) y se movían gran parte del trayecto a remo. Pero vamos, os aseguro que aguardar aquí hasta que llegue una “levantera” buena para aprovechar y cruzar el Estrecho no es un buen plan.

Estos puestos no tenían una finalidad inicial de ocupación territorial, sino que eran bases para un intercambio de bienes con otros pueblos. Sin embargo, detrás de los comerciantes, y debido a las transformaciones políticas que ocurrieron en muchas polis durante el siglo VIII a.d.C., las polis comenzaron a enviar colonos a estos lugares. Así se fundaron colonias en Italia, costa de Francia, el levante español, Sicilia, costa sur del Mar Negro (la legendaria Cólquide donde estaba el vellocino de oro). La polis de donde salían los colonos era denominada “metrópolis”. Así, por ejemplo, Corinto se convirtió en la metrópolis de Siracusa, fundada en Sicilia por colonos corintios. Los espartanos fundaron Tarento, y los de Acaya fundaron Síbaris y Crotona. A veces, las colonias se fundaban para suministrar madera y otros materiales (sobre todo las que se fundaron en la península de Falcidia, en Tracia) que escaseaban en Grecia. Otras, tenían fines comerciales, y en otros casos, los colonos eran en realidad “parias” desterrados de su metrópolis, o autoexiliados en busca de mejor fortuna. Lo interesante del hecho es que fue así como los helenos se expandieron por el Mediterráneo. Así importaron y exportaron ideas. Así es como tradicionalmente se ha explicado el comienzo de la filosofía griega. Durante esta época, los griegos adoptaron el sistema de escritura fenicio, que era alfabético, líneas, e iba de izquierda a derecha. Este alfabeto fenicio sólo tenía signos consonánticos, de modo que los helenos lo adaptaron añadiendo las vocales, y así surgió el alfabeto griego, muchos de cuyos rasgos encontraremos en su evolución como alfabeto latino.

Pero, ¿qué estaba pasando en las polis para que se produjeran estos cambios? Bueno, en gran parte fue debido a la guerra. Durante todo este periodo, las polis y otros tipos de estado, luchaban entre sí, sobre todo por tierras de cultivo y acceso a agua. Había algunas polis especialmente dependientes de los esclavos, como Esparta, o Argos. En las guerras, los aristócratas formaban las fuerzas principales, como hemos dicho, en carros, y luego formando la caballería. Sin embargo, a partir del siglo VIII a.d.C., algo empieza a cambiar. Cada vez es necesario un número mayor de ciudadanos para engrosar las filas, que debían aportar su propio equipo. El poder aristocrático, que se basaba en el rol principal del combate, comenzaba a descomponerse. Si bien no ocurrió en todos las polis, hubo algunas en las que las tensiones acabaron desembocando en revoluciones políticas de importantes consecuencias. Nos centraremos en un par de estos casos, porque nos ayudarán a entender muchas cosas de las que hemos oído hablar, pero ignoramos su origen.

Esparta, ocupada por los belicosos invasores dorios, desde el siglo X a.d.C. había comenzado sus guerras con los vecinos para subyugarlos. Muchas veces combinaron éxitos con fracasos. Hay que recordar que en el Peloponeso estaba la región de la Arcadia, con su polis principal, Argos, que había permanecido algo más a salvo de las invasiones dorias, era su principal enemigo, ya que sus dominios limitaban con los de Esparta. Herodoto cuenta algunas historias de este periodo, como cuando los espartanos piden un vaticinio a Delfos antes de iniciar una guerra contra Argos, o cuando el Oráculo les dice que no obtendrán más victorias hasta que no encuentren los huesos del héroe Orestes, que encuentran excavando bajo una fragua. Por lo visto, el gran tamaño de los huesos, que les hizo pensar que Orestes era un gigante, se debe a que hallaron en realidad huesos de dinosaurio.

Las necesidades de la guerra hicieron que los espartanos reformaran su constitución, estableciendo una nueva llama “Rhetra”, y que fue atribuida a la figura legendaria de Licurgo. Tras la implantación de la Rhetra, Esparta se transformó en la Esparta clásica: se estableció la militarización de la población, y la “agojé” como sistema de educación para los niños, las comidas comunales, la estructura del ejército, las leyes de propiedad común, matrimonios obligatorios para aportar soldados a la ciudad, la coexistencia de dos reyes, los Éforos y la Gerusía, o Consejo de Ancianos, además de las asambleas del pueblo, etc. Con esta reforma, anterior incluso a la invención de la falange, los espartanos tuvieron mucho éxito. A finales del siglo VIII a.d.C., eran la primera potencia territorial de los griegos.

Sin embargo, no pudieron vencer a los árgivos, con quienes las guerras durarían siglos. Un día del siglo VII a.d.C., cuando los espartanos marchaban de nuevo contra ellos, encontraron que los árgivos portaban unos escudos redondos, con largas lanzas, en una formación nueva, tremendamente compacta. Se lanzaron contra ellos y fueron aplastantemente derrotados. Había nacido la falange de hoplitas, creada por los árgivos, y esto cambió la guerra entre las polis para siempre.

En Atenas, el panorama político también en el siglo VIII a.d.C. comienza a convulsionarse, y se asientan los cimientos de las revoluciones políticas de la era Clásica. La monarquía hereditaria fue sustituida por una magistratura electiva y decenal, cuyos miembros eran elegidos entre los aristócratas. Es decir, se produce cierta descentralización del poder. Algunos años más tarde, en el siglo VI, justo antes de que comience el periodo clásico, aparece la figura de Solón de Atenas, uno de los Siete Sabios, que reformó de nuevo el gobierno estableciendo la Timocracia, una forma de gobierno en la que los puestos de poder son electivos, pero se reparten entre los distintos estratos sociales, definidos por el patrimonio de los miembros. Este periodo desembocará en la tiranía de Pisístrato, que, apoyándose en las clases populares, y argumentando que ha sido atacado por el partido de los aristócratas, reúne una nutrida escolta con la que asalta la Acrópolis de Atenas, y se coloca a la cabeza del gobierno. La Tiranía, en la que el tirano gobierna por encima de las leyes, sería un periodo de grandes cambios para los atenienses. Con Pisístrato prosperaron, pero sus hijos, los llamados pisistrátidas, crearon un clima de terror y sospecha tan grande que los atenienses se rebelaron, y la Tiranía fue derrocada y sustituida por la Democracia a mediados del siglo VI a.d.C. La Democracia inaugura el periodo Clásico en Atenas, y sus huellas llegan hasta nosotros.

Por lo tanto, podemos decir que fueron las necesidades de la guerra y la participación de los ciudadanos lo que motivó el cambio. Sobre todo, cuando el sistema hoplítico se extendió por todas las polis desde finales del siglo VII a.d.C., el ciudadano soldado que arriesgaba su vida y empeñaba su patrimonio en la guerra, se vio con fuerza para exigir más poder o más equidad en el trato.


La era “geométrica” es también el periodo en el que se escribieron la mayoría de las historias que recopilaban los mitos de los griegos. El recuerdo del esplendor de los reinos micénicos tuvo su reflejo en la invención literaria de una “Era Dorada” en la que transcurren muchas historias, cuando los dioses caminaban junto a los hombres: Teseo, Rey de Atenas; Edipo, rey de Tebas; la Esfinge; el Vellocino de Oro, las misteriosas amazonas… También la “Iliada” y “Odisea” fueron escritas en este periodo. Hesíodo también escribió en esta época. Y además, también se crearon los juegos y certámenes atléticos. En efecto, los aristócratas, en su búsqueda por la excelencia, no cesaban de competir en disciplinas que eran similares a las artes bélicas. Con el tiempo, las competiciones se hicieron más populares, atrayendo a participantes de los alrededores. En Olimpia, los juegos adquirieron mucho renombre. Se empezó a anotar el nombre y origen del ganador de cada disciplina en el 776 a.d.C., por lo que para los helenos, ése fue el año de la primera Olimpiada.

Aunque débil, estos helenos sí desarrollaron cierta identidad "nacional". Tenían las mismas tradiciones y un idioma común, a pesar de que hablaran distintos dialectos. Pensad que en la "Iliada", la guerra es de los griegos contra los bárbaros. Este espíritu es el que afloró durante la Segunda Guerra Médica, cuando se formó la Liga Panhelénica para hacer frente a los persas.

También tenían en común los oráculos. Con las numerosas guerras, se hizo frecuente consultarlos antes de empezar la campaña. El santuario de Apolo en Delfos era de los más populares, y por ello, desde el siglo VII a.d.C., se formó la Anfictionía, el consejo del templo, con miembros de muchas polis. Este consejo fue el que llegó a dominar Filipo de Macedonia cuatro siglos más tarde, para hacerse con el control de la política de toda Grecia. Herodoto cuenta en su obra muchas anécdotas referidas a estos oráculos, todas ellas dignas de ser leídas.

Por último, y como curiosidad, os diré que había una polis llamada Graica, que envió colonos a Italia. Había allí una ciudad joven, llamada Roma, cuyos habitantes contactaron por primera vez con los helenos con colonos de Graica. Por ello, los romanos llamaron a ese pueblo “Graeci”, es decir, “griegos”. La cosa cuajó, y con el tiempo, el país cuyos habitantes llaman “Hellas” (como podéis leer en las bolsas de Zara, por ejemplo, si conocéis el alfabeto u os lo leen, como a mí, que lo desconozco) es conocido como Grecia. Es decir, decir “griegos” a los helenos es exactamente igual que decir “gallegos” a los españoles. Mira tú por donde.


Vamos al turrón. En DBA, la lista que refleja los ejércitos de este periodo es la I/30: Época Oscura y Grecia Geométrica. Esta lista tiene tres variantes.

  1. 1160-901 a.d.C. Esta lista corresponde a los primeros ejércitos formados tras las invasiones dorias. Se supone, por las imágenes de la cerámica, que había una nobleza que usaba el carro, al menos para llegar al combate, aunque la mayoría de imágenes muestran el combate desmontado. Por eso, el general se representa como Lch, pero que puede desmontar como Wb. (Recordad que, por ejemplo, Edipo se encuentra con su padre, el rey de Tebas, que marcha en su carro, y es la negativa de Edipo a apartarse del camino lo que produce el combate donde mata al rey, que es su padre, pero a quien no conoce). Luego hay una peana de Cv, la caballería de los aristócratas. El resto son guerreros irregulares asociados a los aristócratas, y posiblemente equipados por ellos: cuatro peanas de 3 Bd y cuatro peanas de 3Ax, y Ps, que representan a los hostigadores y exploradores, como pastores que servían como honderos, etc. Nótese que la peana de Bd es de 3, con ancho de base de 2 cm. Esto representa a guerreros principalmente equipados con espadas de hierro y escudo, pero sin corazas, y prácticamente desnudos, y con un carácter irregular. Son los fieros invasores que provocaron el colapso de los reinos micénicos.

  2. 901-725 a.d.C. Esta lista representa el periodo en el que empiezan a desarrollarse los estados tras la recuperación del colapso provocado por los dorios. La lista es muy parecida, pero han desaparecido los Bd. Tenemos el general en carro y la peana de caballería. Luego hay tres peanas de Ps, y el resto, Ax. Esto se debe a que en las tumbas anteriores al 900 a.d.C., las tumbas de los guerreros mostraban o bien escudos y espadas, o bien escudos y lanzas. Por eso se diferencia en la lista anterior entre Bd y Ax. Sin embargo, desde el 900 a.d.C., en las tumbas de los guerreros, las armas son siempre las mismas: escudos tipo “dipylon” (¿recordáis el escudo de Aquiles en “Troya”?), espada y lanza arrojadiza. Se supone que no luchaban tan cohesionados como para ser Sp, por lo que se consideran Ax.

  3. 724-650 a.d.C.- Aquí ya hay bastantes cambios. Se abandonan los carros a favor de la Cv. Hay dos peanas, siendo unas de ellas el general, y que representan a los nobles helenos. Luego hay tres peanas de Ps, y el resto, siete peanas, son 4Sp. Esta lista representa el incremento de participación de los ciudadanos en la guerra. Estos Sp no tienen por qué ser representados exclusivamente por hoplitas de escudo redondo. La evolución fue algo más lenta, pasando por una progresiva cohesión en las formaciones. El sistema hoplita nació en el siglo VII, y desde esta época, se extendió rápidamente a estas polis.


Para representar estos ejércitos, hay que diferenciar. La variante “c” se puede hacer con cualquier gama de griegos clásicos, como la de Essex, o la de Magíster Militum. Sin embargo, las listas “a” y “b” son más difíciles. Hay que buscar miniaturas prácticamente sin ropa, equipadas con yelmo tipo corintio o similar, y escudos ovalados tipo “dipylon”. Yo sólo he encontrado minis que puedan valer en la gama de etruscos de Mirliton: con un par de muescas en los escudos ovalados podríamos tener los dypilón. Además, la gama incluye un precioso carro, así como guerreros equipados con yelmo, escudo y hachas. El único fallo es que los yelmos no cubren la cara, pero con un poco de masilla verde y paciencia se puede modificar su casco hasta hacerlo tipo corintio clavadito.


Nota: Las miniaturas que podéis ver sobre estas líneas pertenecen a la colección de Greg Kelleher y son, en su mayor parte, de la marca Old Glory, con alguna representación de Essex.