Los primeros días II: Melukhakan y las guerras veda.

jueves, 3 de abril de 2008

Saludos. En el artículo de esta semana trataremos de una de las civilizaciones más impresionantes y desconocidas de la Historia. Se trata de la floreciente civilización del valle del Indo, que durantes mi años imperó en el fértil territorio irrigado por este río.

Sabemos su nombre a través de los textos sumerios: Melukhakann. Sin embargo, ya que sus glifos no han sido descifrados todavía, no sabemos cómo se llamaban a ellos mismos. El terreno del valle del Indo, de allá por el 3000 a.d.C., que pisaban estos pueblos, yace ahora bajo cuatro o cinco metros de sedimentos fluviales. De forma triangular, 1500 km. en el lado más ancho y 1100 km de largo, actualmente es un llano muy poco fértil, pero en aquella época, con un clima mucho más benigno e inundaciones estivales por la crecida del Indo, llegó a ser un auténtico vergel. Además del Indo, sus tres afluentes (Sutlej, Ravi y Chenab) regaban la llanura.
Los primeros asentamientos fueron aldeas agrícolas que crecieron hasta llegar a ser villas, algunas amuralladas, para evitar las incursiones de los merodeadores montañeses, a lo largo del cuarto milenio a.d.C. La población parece estar emparentada, aunque las cerámicas encontradas tienen importantes diferencias entre sí, lo que puede explicarse si se tiene en cuenta las grandes distancias entre asentamientos. Estas gentes presentaban el aspecto típico de los indios dravidianos, los indios indígenas, aquellos de piel muy oscura (“etíopes asiáticos”, que los llamaba Herodoto). Es especialmente relevante la cultura kulli, que presenta una cerámica muy característica y que se encontró en yacimientos sumerios de sus primeras dos dinastías.

Sin embargo, la historia que cuentan los sedimentos cambia bruscamente. En los yacimientos de Harappa y Mohenjo-Daro, y en muchos otros puntos a lo largo del valle, aparecieron de repente grandes ciudades, superpuestas con los antiguos asentamientos kulli y de otras culturas locales, y radicalmente distintas a todo lo anterior. Estas ciudades presentaban un aspecto verdaderamente espectacular: trazado de calles en cuadrículas perfectas, creadas dentro de un plan de urbanismo preconcebido; grandes edificios de ladrillo de barro cocido y unidos con mortero a base de betún. Y lo más impresionante: una construcción modular, una unidad de medida a partir de la cual se construían los edificios. En efecto, los ladrillos presentaban una relación espesor/ancho/largo bastante exacta de 1/2/4, y este módulo puede encontrarse a lo largo de todas las edificaciones.
Estos yacimientos presentaban otro gran misterio: un trabajo artístico del bronce verdaderamente espectacular, que revelaba un conocimiento de las técnicas metalúrgicas que no aparece en los niveles arqueológicos inmediatamente inferiores. No hay evolución de estas técnicas a nivel local que expliquen esta maestría. Y la explotación de los yacimientos de cobre más cercanos, (de Persia y el Punjab) son posteriores al desarrollo de esta cultura, lo que implica que los constructores de esta civilización ya conocía la metalurgia cuando llegaron.
En cuanto a los restos humanos, en la ciudad de Harappa se llegó a una conclusión verdaderamente sorprendente: la mitad de los cráneos encontrados no corresponden con los dravidianos indígenas. Son de tipo mediterráneo, es decir, de las poblaciones de desde Asia Menor ocupó la costa mediterránea y saltó a las islas como Chipre, las Cícladas y Creta.

Todos estos datos sumieron a los arqueólogos e historiadores de hace treinta años en una serie de especulaciones que todavía siguen, pero, a grandes rasgos, los acuerdos principales son:
En algún momento durante el tercer milenio a.d.C. vino una población desde el oeste, que poseía conocimientos avanzados de construcción y de metalurgia, y se impuso, más o menos violentamente a las aisladas poblaciones locales. El nivel de organización requerido para levantar las ciudades indica que la población extranjera no era suficiente para construirlas por sí misma. Esto implica que, de algún modo, dominaron a las poblaciones locales, y su dominio parece haberse extendido a lo largo de todo el valle. Sobre todo, el parecido entre Harappa y Mohenjo-Daro hace pensar que ambas ciudades, separadas por centenares de kilómetros, eran capitales gemelas para administrar el extenso valle.
De alguna manera, la cultura extranjera impuso una suerte de unificación política a lo largo de todo el valle. Sin embargo, la clase gobernante posiblemente se mantuviera alejada del resto de la población. Esto puede inferirse a partir de los centros amurallados de las ciudades. Dada la ubicación de las principales ciudades de esta civilización, no había nada alrededor que las amenazara, ni siquiera los montañeses que sí atacaban a las poblaciones más alejadas y cercanas a las montañas. La interpretación actual es que dichos recintos amurallados tenían como fin la exhibición de poder, un modo de imponer un dominio a partir de la superioridad de tipo estamental.
La vida de los habitantes de las ciudades debía ser bastante acomodada. En las viviendas aparecen claramente los cuartos de baño y basureros conectados a una asombrosa red urbana de saneamiento.
Por otro lado, si algo tomaron los gobernantes de las culturas locales como la kulli, fue el aprovechamiento de la red comercial, tanto con Elam como con las ciudades estado sumerias. En ellas encontramos sellos que inequívocamente pertenecen a agentes comerciales de Harappa, ya desde el gobierno de Sargón el Grande. Sin duda, la aristocracia de Melukhakan (como ya hemos dicho, así los denominaban los sumerios) se dedicó con gran éxito al comercio, lo que les reportó pingües beneficios.

Los años pasaron, y durante setecientos años, los Melukhan prosperaron. Sin embargo, se detecta en los restos que los avances técnicos y artísticos se estancaron. Su rápido progreso no generó nuevas ideas, sino que con el tiempo adquirió una pátina de imperturbabilidad y conservadurismo, que terminó cayendo en decadencia. Alrededor del 1800 a.d.C., el clima comenzó a cambiar, y el fértil valle fue perdiendo su capacidad para sostener a la población. Las invasiones casitas en la civilización sumeria empobrecieron el comercio. Y así fue como una sociedad agotada comenzó a caer en el olvido. La clase dirigente pareció diluirse con la población local y desaparecer, de manera que los principales conocimientos se perdieron. La sociedad de estos años, hasta el 1500 a.d.C. se denomina pre-védica, y vivió un periodo de transición hasta la invasión del pueblo ario de los vedas.
¿Qué causó la decadencia de los Melukhakan? Ya que la ignorancia es atrevida, yo, modestamente, e indicando que es mi visión personal, me atrevo a escribir la siguiente hipótesis.
El pueblo que vino del oeste era muy superior, y dominó con facilidad a la población local. Dado que optaron por dominar desde un estrato social superior, este pueblo, que había perdido el contacto con su sociedad de origen, la que había desarrollado sus principales conocimientos, tuvo que aferrarse al bagaje cultural que habían traído consigo como seña de identidad, y como hecho diferencial respecto a sus nuevos vasallos. De ahí el escaso interés en las innovaciones. En efecto, si los gobernantes de Melukhakan hubieran aceptado innovaciones locales, éstas les hubieran acercado a los pueblos dominados, algo que las pruebas arqueológicas parecen negar. De manera que la aristocracia trató de mantener un linaje más o menos “puro”. Mientras la situación económica fue buena, esta rígida sociedad pudo mantenerse. Sin embargo, al comenzar las dificultades, esta rigidez hizo que la sociedad no pudiera adaptarse adecuadamente. La estirpe gobernante, cada vez más reducida, pareció extinguirse lentamente hasta desaparecer, junto con el grueso de sus conocimientos, y entonces, comenzó el breve periodo pre-védico, apenas tres siglos, en el que la población indígena vivió en las ciudades que ya no sabían hacer, pues nunca habían asimilado totalmente los modos y conocimientos extranjeros. (Es posible que algunos de vosotros hayáis identificado cierto paralelismo con la historia de los Fieles y la fundación de Góndor y la decadencia del reino hasta el fin de la Tercera Edad. Bueno, no es casual. Creo que uno de los méritos de Tolkien es haber sido capaz de plasmar una dinámica de los pueblos que describía bastante creíble). Sin embargo, fue durante el periodo prevédico, cuando Melukhakan había perdido todo su poder, cuando fue sometido a la mayor de las pruebas, la que decidiría su destino.

Los arios, denominados “vedas”, llegaron desde el norte, desde las llanuras del centro de Asia, alrededor del año 1500 a.d.C. Era un pueblo de estirpe indoeuropea, de piel clara, emparentado con los casitas que conquistaron Sumer. Entraron en el valle con sus carros de bueyes y sus familias, con su ganados y sus dioses arios, sobre sus carros de guerra tirados por caballos y sus armas de hierro. Melukhakan, o lo que quedaba de ellos, no estaba preparada para resistir. La guerra veda se extendió por el valle como un incendio. La resistencia se formó entorno a los núcleos urbanos y fortificados que habían dejado los antiguos dominadores, pero nada pudo detener a los invasores. Con hierro y fuego hicieron caer las murallas. Los nobles vedas perseguían y masacraban a sus enemigos desde sus veloces carros disparando sus arcos. Una a una, las murallas, las torres y las ciudades de ladrillo cayeron bajo su imparable avance.
Sin embargo, los vedas nunca fueron capaces de reconstruir lo que habían reducido al polvo. Como pueblo nómada y poco avanzado, no adquirieron nunca el conocimiento técnico necesario para rehabilitar las gloriosas ciudades de los Melukhakan. Desde la invasión veda, los asentamientos que se producen en estas ciudades se limitan a cabañas hechas a partir de la reutilización de los materiales locales. Todo el genio, toda la sabiduría de la civilización del valle del Indo quedó reducida a cenizas, que el viento arrastró hasta dispersarlas en el desierto del olvido. No sabemos descifrar sus glifos. No sabemos ni siquiera cómo sonaba su idioma. Simplemente, desaparecieron. Desde aquel momento y hasta el siglo VI a.d.C. (cuando Ciro el Grande conquistó gran parte del norte de la India y formó dos satrapías para su imperio), la historia de la India es en su mayor parte un misterio.
De los vedas se sabe que se impusieron como una nueva clase dominante sobre la población indígena. Se sabe también que traían un nuevo panteón de dioses arios (prácticamente los mismos que los persas antes del zoroastrismo, o los griegos, o los escitas, ya que todos ellos eran indoeuropeos) que fueron la base del brahmanismo. Fueron ellos los que establecieron entre ellos el sistema de castas (brahmanes, guerreros, comerciantes y campesinos) que fue una solución social para mantenerse separados del resto del pueblo (chandalas, o “intocables”), con quienes no querían mezclarse ni tener el más mínimo contacto. Impusieron su propio idioma y desarrollaron sus sistemas de escritura (esas espectaculares letras indias).

En ocasiones he oído sandeces, provenientes de las mismas personas que dicen que las pirámides fueron construidas por extraterrestres, sobre los vedas y sus prodigiosos inventos y sus máquinas voladoras. Pues bien, los vedas que invadieron el valle del Indo no sabían ni cocer un ladrillo (por cierto, la mayoría de nosotros, queridos lectores, tampoco sabríamos, así que tampoco es cuestión de menospreciar a los vedas).
Gran parte de los que sabemos de los vedas lo encontramos en distintos poemas épicos, entre los que encontramos: “Rigveda”, un libro de cánticos ceremoniales en el que se describe la destrucción de “antiguas ciudades de piedra” por el poder de los dioses vedas y el “Mahabharata”, el poema más largo (cientos de miles de versos) y uno de los textos sagrados del hinduismo. (esto fue una pregunta en el Money Money de la cadena Cuatro. Como he dicho otras veces, ser friki tiene premio).
En los mil años de dominio veda, su civilización fue tomando aspectos, más o menos involuntariamente, de las culturas locales, que se fusionaron hasta formar una nueva cultura, la india clásica, extremadamente peculiar, muy diferenciada del resto de pueblos arios indoeuropeos (como los persas). Con el tiempo, se crearon numerosísimos y pequeños reinos que se mantuvieron siempre en guerra, y su dominio se extendió hacia el sur, a prácticamente todo el subcontinente indio. La cría de caballos se desarrolló, y por fin se introdujo un arma que cambiaría la guerra de medio mundo tras la conquista de Alejandro Magno: los vedas domesticaron a los elefantes de los grandes bosques de la India. Llegaron a hacer grandes palacios y ciudades, pero no emplearon el ladrillo, sino las abundantes y maravillosas maderas nobles de la India. Los carros se hicieron cada vez más pesados, y la nobleza guerrera montaba sobre ellos cubiertos con parasoles (¿tal vez para no ponerse morenos y diferenciarse de los dravidianos indígenas?).

Los ejércitos implicados en esta interesante parte de la historia para DBA son:
I/10 Melukhakan e Indios Pre-vedas.- Esta lista describe los ejércitos de las ciudades de la civilización del Indo, así como los ejércitos que se enfrentaron a la invasión veda, en el periodo de decadencia de esta civilización. En realidad, se sabe tan poco de ellos que la lista de DBA y DBM se escribió por similitud con las ciudades estado con las que tuvieron contacto los Melukhakan. Se supone que hubo una falange de ciudadanos (cuatro peanas de 3/4 Sp, con el general entre ellas). Luego, otro tercio del ejército está formado por arqueros, con una presencia aquí de población dravidiana indígena dominada. Por último, el tercio restante del ejército se compone de arqueros hostigadores y montañeses, también de culturas locales, como la kulli.
Magíster Militum no tiene una gama específica para los Melukhakan, pero sí minis suficientes para hacer este ejército. Para las Sp, yo usaría los lanceros tipo acadio, y si explotamos la conexión mediterránea, incluso usaría los lanceros Hupshu, que son preciosos. Para los hostigadores, usaría los arqueros guti de la gama de sumerios, y como arqueros de los 4Bw (recordemos que 4Bw representa arqueros de regimientos regulares), usaría o bien arqueros indios o bien arqueros regulares sumerios (ya que se supone cierta similitud entre ambos ejércitos).

I/23.- India védica. Esta lista tiene dos opciones. El más antiguo representa a las tribus vedas que invadieron el valle del indio. El ejército se compone de los carros ligeros arios, la seña de identidad de los invasores indoarios por toda Asia. Hay cinco peanas de carros. Luego tenemos arqueros, de tipo irregular, y una o dos hordas, que representa a la masa no combatiente de las tribus.
La opción b es el periodo más tardío de los vedas, con los reinos asentados y en continuo estado de guerra. Como novedad, se ve que la peana del general puede ser ya un carro pesado, y aparece la primera peana de elefantes de DBA. Luego está el resto de los carros ligeros, los arqueros y la horda, que aquí representa a los pueblos dravidianos dominados y enrolados a la fuerza para la guerra. Para los vedas, se puede usar la gama de indios de Magíster Militum directamente. Eso sí, la piel de los guerreros de los carros debe pintarse más clara que la del resto de arqueros. Con esto estaremos diferenciando a los nobles arios del resto de los guerreros.

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