Reviviendo Querona

jueves, 27 de diciembre de 2007

Tras el inspirador artículo de Caliban sobre la Batalla de Queronea, hemos querido meternos en la piel de los macedonios y los partidarios de Demóstenes de la mejor forma posible: ¡jugando una batalla de DBA!

La batalla está recreada siguiendo las reglas descritas por Caliban e intentando ajustar la escenografía lo máximo posible. Como no contábamos con un elemento de costa, representamos el río con el viejo sistema navideño del papel de aluminio, aunque para darle una apariencia menos calamitosa lo retocamos posteriormente con Photoshop para publicarlo en DBA Hispano.
Las miniaturas utilizadas para representar ambos bandos son de la marca Xyston; posiblemente la mejor para estos ejércitos y este periodo.
A lo largo del artículo podréis ver varias instantáneas de la batalla. Recordad que haciendo click sobre la imagen podréis contemplarla a mayor tamaño.

Siguiendo esta tónica de fidelidad restringimos el despliegue al verdadero planteamiento táctico inicial de ambos generales. Así se veían las cosas.

En la parte superior de la imágen los macedonios despliegan sus tropas ligeras bajo el mando directo de Filipo y sus hipaspistas en su flanco derecho, Parmenio mantiene el centro con sus piqueros y Alejandro se pone al mando de la caballería en el flanco izquierdo.
En la parte inferior de la imágen los aliados disponen su caballería y sus psiloii en su flanco izquierdo, los atenienses guardan la parte izquierda del centro y los tebanos la diestra. En el extremo derecho, alineados frente a Alejandro, despliega el Batallón Sagrado (en posteriores fotos se destacará su posición situando un marcador de gema rojo a su lado).

Los primeros turnos se desarrollan sin demasiadas complicaciones. Los griegos avanzan directamente hacia el enemigo mientras que los macedonios, además de hacer lo mismo, destacan las tropas ligeras de Filipo para ocupar las alturas en las colinas del flanco izquierdo griego. Esta situación obliga al estratego aliado a separar a la caballería y los psiloii del resto de sus tropas para evitar una acción de flanqueo de los peltastas macedonios sobre la línea de hoplitas.

Los griegos parecen satisfechos con situar sus tropas del flanco izquierdo encarando la amenaza de los hostigadores de Filipo, pero se resisten a internarse en las colinas donde estos estarían en clara superioridad. En vista de que esta situación podría prolongarse indefinidamente, los macedonios deciden cargar colina abajo para enfrentarse a los psiloii y la caballería helena.
Y la suerte parece sonreír a los valientes, porque Filipo usa sus ardides para atraer a la caballería griega hacia atrás después de haber conseguido obtener una extraordinaria tirada de dados.

Pese a tener momentáneamente contienda la amenaza de las tropas ligeras de Filipo, los griegos parecen reacios a continuar avanzando, ya que la línea de la falange de Parmenio rebosa su flanco izquierdo inquietando profundamente a Estratocles.
Así pues deciden detener momentáneamente su marcha a la espera de poder observar que directrices adoptarán los generales macedonios.
Aun así, los tebanos apuestan por curarse en salud y hacen avanzar al Batallón Sagrado de forma que deje dentro de su zona de control a la caballería ligera de la sección de Alejandro.

De pronto parece que las cosas pintan un poco mejor para los aliados. Después de unas malas tiradas el flanco al mando de Filipo queda desorganizado. Ahora serán necesarios varios PIPs para volver a conformar una línea de combate sólida para enfrentarse al flanco izquierdo ateniense. Además se encuentran al pié de las colinas, por lo que su mayor ventaja parece haberse esfumado.

Mientras tanto, en el lado tebano de la batalla, las cosas pintan bastante bien. El Batallón Sagrado decide lanzarse a la carga sobre la caballería ligera macedonia. En un primer momento una tirada desastrosa deja a los tebanos en mal lugar, pero gracias a su férrea disciplina mantiene su posición.
Aun así Alejandro cree no tenerlas todas consigo, por lo que opta por retirar su propia unidad para evitar que una posterior retirada de la caballería ligera cause el caos en sus líneas y la virtual destrucción de esta.
Lo cual demuestra ser una buena decisión porque, efectivamente, la caballería ligera retrocede ante el empuje del Batallón Sagrado.

Mientras, en el flanco izquierdo griego, la caballería intenta enfrentarse a Filipo en solitario, al no tener este unidades capaz de solaparles, a pesar de dejar a los psiloii a su suerte. Aun así el ataque no tiene éxito.
En el flanco derecho los tebanos del Batallón Sagrado continúan su empuje, acorralando y destruyendo finalmente a la caballería ligera macedonia.
Al mismo tiempo Nausicles decide adelantar a sus hoplitas para no dejar a la élite de su polis aislada entre las líneas macedónicas.

La escaramuza al pie de las colinas continúa sin que nada claro suceda, aun así ambos bandos intentan tomar posiciones que les permitan sobrepasar a sus enemigos en próximos turnos.
tras ver la exitosa acción del Batallón Sagrado, Alejandro ordena cargar contra ellos apoyado por la caballería macedonia. En un primer momento la élite aguanta bien la carga de El Grande haciendo uso de su disciplina.
Alejandro no se achica y sigue atacando una y otra vez.
Mientras tanto el centro de hoplitas ve como los falangistas se han acercado tanto que socorrer a los aislados miembros del Batallón Sagrado parece algo imposible.

En el flanco izquierdo el baile de posiciones ha llevado a los psiloii griegos a encontrarse en grave riesgo de quedar encajonados, ante lo apremiante de la situación deciden cargar contra los honderos macedonios con la esperanza de, al menos, hacerlos retroceder y ganar un poco de espacio. Pero la fortuna parece haberles vuelto la espalda, porque son recibidos por una violenta lluvia de piedras que causa su total aniquilación.
Ahora la caballería ateniense está en una situación francamente desaconsejable y no ve el momento de volver grupas y salir de ahí lo más pronto posible.

Tampoco en el flanco derecho parecen ir bien las cosas para los aliados. Una serie de desafortunados movimientos han llevado al Batallón Sagrado a quedar encajonado contra sus propios conciudadanos que acudían a su rescate. Los guerreros se apiñan en un punto, sintiéndose muy lejos de los atenienses y aterrorizados ante el movimiento de una sección de la falange que, desgajándose del cuerpo principal carga contra ellos.
Los hoplitas tebanos se ven de pronto atrapados en el yunque y martillo macedonio cuando la caballería carga para sumarse al ataque.
Sus esperanzas eran escasas y todos sus temores se materializan cuando el terrible choque causa la aniquilación de numerosas tropas tebanas, perdiendo dos elementos de lanzas en un único combate.

La inquietud se extiende por el flanco ateniense, a sus espaldas pueden sentir los cascos de su caballería escapando de las tropas de Filipo mientras, mirando con horrorizada fascinación, contemplan como una gran cantidad de hoplitas tebanos acaban de ser arrollados bajo el aparentemente imparable rodillo macedonio. En ese momento escuchan unos gritos a su izquierda y contemplan como la falange macedonia comienza a flanquearles de forma imparable.

El momento de Parmenio ha llegado. Las gargantas de los macedonios atronan con un aterrador alalalai mientras se lanzan sobre el flanco ateniense.
¡Alalaliee ay piehon! ¡Alalaliee ay piehon! ¡Alalaliee ay piehon! Un muro de afiladas picas se cierne sobre los desesperados atenienses. El mismo suelo parece temblar al compás de la marcha macedonia. Gritos. Sangre. Olor a orines. El silbido de una pica atravesando el aire y clavándose en el cuello de un compañero. El entrechocar de los metales. Algo pegajoso de sabor ferroso que salpica en la cara... y después el quedo silencio solo interrumpido por los lastimosos gemidos de los moribundos y los aterrorizados murmullos de los supervivientes.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Fantástico informe de batalla! :D