El imperio persa

jueves, 30 de agosto de 2007

La historia del imperio persa comienza a mitad del siglo VI a.d.C. Los persas eran un pueblo ario (ojo, no confundir "ario" con rubios de ojos azules. Eso era pura propaganda), es decir, hablaban una lengua indoeuropea (árabes, judios, por contra, eran pueblo semitas, que usaban una familia de lengua semíticas). Los persas ocupaban, desde el siglo VII a.d.C., una zona árida llamada Parsua, y estaban sometidos a los medos. Entonces, Ciaxares, el rey medo, entregó su hija Mandane al lider persa Astiages, y de su unión nació Ciro el Grande, el primer "Rey de Reyes". Herodoto en su "Historia" nos cuenta numerosos detalles sobre los persas, mezclando datos históricos con otros mitológicos. Según Herodoto, a los persas se les enseñaba sólo tres cosas: a disparar con arco, a montar a caballo y a no mentir. Los persas se mostraron muy capaces en las labores de ingeniería. Excavando canales subterráneos, llamados "qanats", irrigaron su yerma tierra hasta convertira en una tierra fértil. De hecho, inventaron unos jardines llamados "Paradaizos" (En efecto, nuesta palabra paraíso tiene origen persa), en los que soltaban animales para la caza, para disfrute del rey. Desarrollaron los pesos y medidas y las transacciones comerciales (nuestra palabra "cheque" también es de origen persa, por ejemplo). La expansión persa derivaba en una pacificación sumamente rentable para el comercio, lo que hizo que tanto los mercaderes fenicios de la costa de Oriente Próximo hasta las grandes familias de banqueros como los Egibi, de Babilonia, recibieran el dominio persa con sumo agrado.
Además, se difundieron también los conocimientos de Matemáticas, Astronomía y Arquitectura procedentes de lugares tan dispares como Egipto, Mesopotamia y las ciudades griegas de Jonia.
La sociedad persa se estableció de manera estamental: nobles, sacerdotes (magos), funcionarios y hombres libres. Todas las tierras pertenecían en teoría al rey, pero éste las regalaba a sus nobles para su explotación. Los trabajadores eran en su mayoría hombres libres asalariados, aunque también había cierto número de esclavos.
Por otro lado, se desarrolló una muy rica artesanía del metal y textil, con empleados asalariados en ambos ámbitos.
La administración persa se organizó en veintitrés satrapías, al mando de un sátrapa, que dirigía el territorio, y un representante del rey que dirigía al ejército. Esta división de poderes dificultaba las revueltas de los sátrapas. Los persas fueron muy flexibles y tolerantes, gobernando territorios muy distintos: prósperas ciudades, fértiles valles, desiertos habitados por pueblos nómadas. El gran respeto mostrado a las costumbres locales y la política de pacificación daban estabilidad al gobierno. Se estableció así durante un tiempo una "Pax pérsica" por todo Oriente.

El modo de batalla persa fue evolucionando conforme su imperio se extendía. Al principio, contaban con poca caballería, e, influenciados por el entonces extinto imperio elamita, desarrollaron tácticas basadas en los arqueros a pie. Éste era el modo tradicional de lucha en oriente, pero los persas lo refinaron hasta hacer aparecer la mítica figura del "Sparabara". La formación clásica persa consistía en una primera fila de soldados con lanza corta y un gran escudo de mimbre, el spara, o guerro, con el que formaban un parapeto. Detrás de ellos, había nueve filas más de arqueros. Además, el spara podía mantenerse erguido con un soporte adicional, por lo que la primera fila también podía disparar. De este modo, los persas eran capaces de mantener densos intercambio de proyectiles, siendo especialmente dañinos para las tropas de caballería enemigas. Por lo demás, no tenían mucho equipo. Algunos disponían de corazas de escamas, que llevaban bajo la ropa, y cuchillos llamados "Akinakes" a lo largo del muslo. Más tarde, los persas incorporaron caballería a sus filas, de magníficos caballos niseanos de negro pelaje. El jinete persa clásico estaba armado igual que la infantería, aunque sin escudo. Eran capaces de cargar o bien de mantenerse a distancia disparando con los arcos. Entre los nobles persas, era una deshonor ser vistos a pie.

Este modo de batalla les llevó a ampliar su imperio muy rápidamente. Tras la toma de Babilonia, liberó a los judios a los que dejó volver a su tierra (habían sido deportados por Nabucodonosor), por lo que Ciro figura en el Libro de los Justos de los judíos. Ciro llevó a los persas y aliados victoriosos hasta Lidia y Jonia (en la actual costa mediterránea de Turquía). No obstante, Ciro murió durante la campaña contra los Maságetas, un pueblo escita. La reina de los maságetas buscó el cadáver de Ciro y metió su cabeza en un saco lleno de sangre, pues tras la muerte de su hijo, juró que Ciro moriría ahogado en sangre. Le sucedió Cambises, que conquistó Egipto, parte de Libia y parte de Kush, llegando en su expansión hasta el mítico reino de los Etíopes de Larga Vida. Luego Cambises se volvió loco, y tras algunos años caóticos, Darío ascendió al trono.

Darío, entre otras cosas, construyó un canal que unía el Nilo con el Mar Rojo, y coincidía en algunos tramos con el actual Canal de Suez. Imaginad la cara de los trabajadores del Canal de Suez cuando excavando, encontraron una piedra que, traducida decía. "Por orden de Darío, Rey de Reyes, se excavó este canal, etc."
Los persas incorporaron a su ejército tropas de los reinos conquistados. Algunos adoptaron el modo persa y otros mantuvieron el suyo propio. Darío también avanzó hacia la India, incorporando a sus filas muchos magníficos arqueros. Entonces llegó la revuelta jonia.

Las ciudades jonias (Halicarnaso, Mileto, etc.) de la costa de Turquía habían sido colonias de las polis griegas. Culturalmente eran helenas, y científicamente mucho más avanzadas. Los jonios conquistados ayudaron a Darío con sus barcos a cruzar el Danubio en su fallida campaña contra los escitas. Histieo, un general Jonio, fue el favorito de Darío mucho tiempo, y lo llevó a su capital, Susa. No obstante, Histieo deseaba volver a su tierra, y sabía que el camino pasaba por hacer defección de los persas. Rapó la cabeza de un esclavo y tatuó el mensaje. Luego esperó a que le creciera el pelo y lo envió a Aritágoras de Mileto, que entendió el mensaje. Entonces, éste viajó a Esparta y Atenas, buscando apoyo para sus tropas. A Cleómenes, rey de Esparta, le enseñó algo prodigioso: un mapa grabado en bronce del imperio persa, para convencerle de que era fácil llegar hasta su capital. Los griegos no habían visto nada igual nunca. Como he dicho, los jonios eran mucho más avanzados. No obstante, Cleómenes no le ayudó. Sí lo hicieron, sin embargo, los atenienses, que enviaron veinte trirremes equipadas. Las ciudades jonias se rebelaron y tuvieron un gran éxito inicial.
Atacaron Sardes, la antigua capital lidia y ahora, la favorita de Darío, y la incendiaron. Dicen que Darío lloró amargas lágrimas, y tuvo la primera noticia de quienes eran los atenienses, que habían ayudado en la quema. En ese momento comenzó a odiarlos, y encargó a un criado suyo que todos los días le dijera: "Señor, acuérdate de los atenienses". No obstante, los jonios no pudieron mantener su revuelta mucho tiempo y fueron aplastados por los persas. Entonces, Darío decidió atacar la misma Grecia y quemar Atenas, en venganza de los acontecimientos de Sardes.

LA PRIMERA GUERRA MÉDICA
Darío envía a Mardonio por tierra, haciendo un puente de barcos sobre el Helesponto, para llegar a Grecia por tierra. Éste avanza hasta la península calcídica conquistando a diversas tribus de Tracia, pero pierde la flota en una tormenta en el monte Atos, y vuelve. Entonces Darío envía una flota para tomar Eretria y Atenas. Eretria es tomada con facilidad, pero para llegar a Atenas, desembarcan en Maratón. Los atenienses, asistidos por los plateos, marchan contra ellos.

En aquel tiempo, el ejército ateniense estaba formado casi exclusivamente por hoplitas, infantería pesada armada con lanza y escudo, con coraza metálica y yelmo cerrado, que luchaba en formación compacta llamada "falange". En Maratón, con Milcíades como estratego, desplegaron con un centro de menos filas de profundidad pero más largo, y dos flancos con más filas. Los persas, mientras, tenían los sparabara en el centro, y flancos más débiles de caballería. Era la primera vez que los griegos y los persas se encontraban en el campo de batalla. Entonces, los griegos hicieron algo que los persas consideraron estúpido: cargaron a la carrera, ¡desde 1600 metros y armados hasta los dientes!. Los sparabara comenzaron a disparar, pero las ligeras flechas persas y las armaduras griegas, así como su velocidad inicial, les permitieron salir más o menos indemnes. En efecto, los griegos querían estar expuestos el mínimo posible a los disparos persas. Así, se llegó al combate cerrado. Los persas apenas tenían armaduras y armas apropiadas, así que, aunque en el centro superaron a los griegos, sus flancos cayeron, y desde ahí, los griegos terminaron de rodear a los persas. Éstos huyeron entonces hacia sus barcos, pero Milcíades supo prever lo que pasaría. En efecto, si los persas embarcaban, podrían terminar de navegar alrededor de la Ática y llegar a Atenas, que estaba vacía de soldados en aquel momento. Así que, después de la batalla y sin dar un respiro a sus hombres, comenzaron una durísima marcha de 40 km., todavía armados, para llegar antes que los barcos persas, y lo consiguieron. Así terminó la Primera Guerra Médica.

Hasta entonces, los griegos temían a los persas, pero la victoria de Maratón significó un cambio de mentalidad. Los griegos descubrieron que podían vencer. No obstante, para los persas, esta derrota no supuso más que un pequeño revés, ya que no perdieron muchas tropas, y se trataba de una expedición casi de tanteo. Lo grande vendría en la Segunda Guerra Médica, 10 años después.

LA SEGUNDA GUERRA MÉDICA
Los persas esperaron algunos años haciendo preparativos para invadir de nuevo Grecia. Darío murió, y su hijo Jerjes le sucedió, conservando las pretensiones de conquista sobre los helenos. Finalmente, se cruzó de nuevo el Helesponto con puentes hechos con barcos uno junto a otro, y un ejército de 1.000.000 de efectivos marchó de nuevo contra Grecia. Dicho ejército estaba compuestos por tropas persas y medas, indios, mesenios, paflagonios, macrones, asirios, fenicios, libios y etíopes, entre otros. Herodoto los describe con bastante detalle. Además, iban los Inmortales, que no son demonios ninja, como sugiere "300", la peli, sino la élite regular de los sparabara persas. Se llamaban así porque siempre eran 10.000. Sólo entraban nuevos soldados en el regimiento para sustituir bajas. Eran ricos y lucían mucho oro en el campo de batalla. También les acompañaba una enorme flota que abastecía al ejército, que avanzaba por la costa.

Por el camino, los tebanos y los tesalios se les unieron contra los propios griegos (tened en cuenta que Tebas y Tesalia eran helenas). Esto puede parecernos traición, pero por aquel entonces, las polis eran lo más importante. Nunca existió una nación griega en sí. Sólo alianzas temporales entre estados independientes, con una lengua común, fragmentada en diversos dialectos. Otras polis fueron partidarias de los persas: Argos, vecina de los espartanos, etc. Los atenienses y espartanos se aliaron, y muchas otras polis griegas fueron con ellos contra los persas.

La primera batalla fue Las Termópilas. 5000 hoplitas, entre los que se encontraban los 300 espartanos de Leónidas, detuvieron a los persas en un estrecho desfiladero. Era el terreno perfecto para el estilo de lucha griego. No obstante, Epialtes de Tesalia informó a los persas de otro camino que rodearía a los griegos. Cuando éstos supieron que serían rodeados, Leónidas despidió a todos y se quedó con sus 300 para aguantar el máximo tiempo posible, y, desde luego, murieron, pero entraron en la Historia a lo grande. Luego, la flota aliada griega venció a la persa en la batalla de Salamina. Los griegos no se ponían de acuerdo para atacar o retirarse, pero el ateniense Temístocles, a escondidas, envió un mensaje a Jerjes con información falsa para que se decidiera a atacar, de manera que los griegos no tuvieron más remedio que presentar batalla. Fue arriesgado, pero funcionó, y los persas se quedaron sin flota para abastecerse.

Entonces, Jerjes, que ya había quemado Atenas, se volvió, y su general Mardonio se quedó con 300.000 hombres, invernando en Tesalia, al norte de Atenas. En la primavera del 479 a.d.C., persas y griegos se volvieron a enfrentar en la batalla de Platea. Los mejores guerreros persas se colocaron frente a los espartanos. Luego formaron los otros pueblos. La batalla empezó con la caballería persa hostigando al flanco izquierdo griego, a los atenienses y mesenios, cortando el apoyo a los espartanos. Entonces, éstos marcharon contra los sparabara persas. Cuenta Herodoto que mientras el muro frontal de escudos de los sparabara aguantó, los espartanos se llevaron la peor parte, debido al enorme volumen de disparo que podían lanzar los persas. Pero los espartanos, con mejor armadura y lanzas más largas, eran imbatibles en combate cerrado. La primera fila de los sparabara se rompió, y los hoplitas espartanos consiguieron meterse entre los arqueros persas, y aquello se convirtió en una carnicería. Con gran descalabro, los persas se retiraron. Aquello fue el comienzo del fin de los sparabara. Los persas se dieron cuenta de que los arqueros estaban demasiado desprotegidos para el combate cuerpo a cuerpo, y en los años siguientes se comenzó a equipar a cada uno con un escudo individual más pequeño, en forma de luna creciente. Las formaciones de arqueros se hicieron más flexibles, y se introdujeron más tropas aptas para el combate cuerpo a cuerpo.

Las lista para representar el ejército persa en su primera época, incluido las Guerras Médicas y hasta 20 años después, es la I/60, que presenta 3 variantes: la b) representa el ejército que Jenofonte describe, aunque con dudoso acierto histórico, en su libro "Ciropedia", o "La educación de Ciro". La a) y la c) son más históricas, y en ellas podemos ver fielmente representadas, una vez más, las tropas que ya hemos comentado. En la variante "a", vemos peanas de Cv, es decir, caballería persa clásica, 1 de LH, caballería ligera, de la descrita por Herodoto, una muy peculiar: jinetes laceros de Sagartia. Luchaban acercándose a sus enemigos y enredándolos con un lazo corredizo, y espoleando el caballo para descoyuntar a su víctima. Luego hay 4 peanas de 8Bw, que representan a los sparabara, tanto Inmortales como otros sparabara más humildes. A continuación, tropas conquistadas: 3Bw que representan a los indios, 1 de Ax, que representan a los tracios o a los peonios o a los marines fenicios, Ps que representan a los libios y etíopes, Sp, que representan hoplitas jonios o lanceros egipcios, y Hd, que representa a la masa de otros pueblos como macrones, sin mucha experiencia ni equipo para la guerra. En la variante "c", que representa otra etapa más tardía, posterior a las Guerras Médicas se ve la progresiva desaparición de los sparabara. En lugar de 4 peanas obligatorias, pasan a ser 2 obligatorias y otras dos que son opciones para meter Bw con escudos en forma de luna creciente, o Ax, que representan una evolución del peltasta en Persia, el Takabara, armado con escudo y jabalinas, más preparado para el combate cuerpo a cuerpo. El ejército persa se desenvuelve tanto en terrenos accidentados como en campo abierto. Los Bw no se ven perjudicados por combatir en terreno difícil, y contra caballería, forman un formidable frente, ya que la mitad del ejército está formado por Bw de uno u otro tipo, al menos en su variante "a". Sin duda, su némesis con los ejércitos de infantería pesada luchando en campo abierto (como los hoplitas griegos, compuestos en su mayor parte por Sp). Y esto es muy real, desde el punto de vista histórico. Los Bw lo pasan mal luchando contra infantería competente.

EL EJÉRCITO PERSA AQUEMÉNIDA TARDÍO
Realmente, el hecho que obliga a hacer esta distinción entre periodos aqueménidas es la paz que firmaron con los griegos, la Paz de Kalias. Por este tratado, los griegos renunciaban a atacar el Imperio Persa, y el Gran Rey se comprometía a no llevar su ejército más al oeste del río Halys. Esto obligó a que las satrapías o provincias más occidentales del imperio (al de Asia Menor, la actual Turquía), tuvieron que defenderse solas. Los sátrapas tuvieron acceso entonces a parte del tributo que las provincias mandaban a la capital para mantener un ejército mercenario. Además, a pesar de los esfuerzos,el imperio carecía de una base social apropiada para la aparición de soldados de tipo hoplita, y no tenían equipo ni entrenamiento para combatir cuerpo a cuerpo. Por ello, se aumentó el potencial de la caballería persa, añadiendo coraza, pantalones y bardas acorazadas a jinetes y monturas respectivamente, y se desarrollaron las primeras tácticas de choque de caballería, estableciendo las bases de la caballería pesada posterior. Además, se buscaron soldados mercenarios en las regiones no pacificadas por los persas: Escitia, Grecia, etc. En este periodo, numerosos mercenarios griegos combatieron junto a los persas, y distinguidos generales griegos ascendieron hasta convertirse en hombres de confianza de los reyes persas.
Gran parte de los esfuerzos bélicos de este periodo estaban dirigidos a aplacar las continuas revueltas en Egipto. Los persas, viendo que su infantería carecía de tropas de calidad, recurrieron a soldados y generales griegos mercenarios. Estos mercenarios introdujeron nuevas tácticas y tropas en el ejército, como los peltastas ificratenses. También hubo otras reformas, como la de Datamanes, que creó un cuerpo de 120.000 hoplitas regulares llamados kardakes.

También fue una época de revueltas intestinas. Los sátrapas, que ya tenían ejército, y los nobles, se aliaban a veces para derrocar al rey. Una de estas revueltas es el comienzo de la maravillosa autobiográfica obra de Jenofonte, la "Anábasis", de la que os hablaré otro día. Los reyes persas se las arreglaron desde el corazón de su imperio para mantener a los griegos en lucha constante unos contra otros, y mediante el soborno y la diplomacia pudieron mantener sus fronteras. Pero, hacia el año 330, un joven rey macedonio, Alejandro, que sería llamdo el Magno, fijó su ojos en Asia. Alejandro conquistaría el imperio más grande jamás conocido, pero esa, es otra historia. El ejército de DBA de este periodo es el II/7, Later achaemenid Persian. Vemos grandes diferencias con el del periodo anterior: los Bw han desaparecido, y se ha incrementado la presencia de Cv y LH. Hay una opción para introducir carros falcados, como los que lucharon contra Alejandro en la batalla de Gaugamela. También hay más hostigadores, y hasta 4 peanas en las que pueden distribuirse Sp, que representan mercenarios griegos, o Aux, que representan más Takabara persas o auxiliares "ificratenses", que fueron una tropa experimental creada por el general mercenario griego Ifícrates para la expedición persa que iba a reconquistar Egipto. Eran tropas ligeras, peltastas (es decir, con escudo pequeño en forma de luna creciente, o "pelta") , pero con una lanza de más de 4 metros. La expedición falló, pero estas tropas funcionaron muy bien. Posteriormente, se extendió por Grecia, y Filipo, padre de Alejandro Magno, la adoptó y perfeccionó hasta convertirla en los famosos piqueros macedonios. Este ejército está pensado para luchar a campo abierto (los persas siempre buscaron luchar a campo abierto contra Alejandro Magno), aunque los hostigadores y Aux le permiten cierta capacidad de capturar y mantener al menos algo de terreno difícil. Hay que usar combinadamente sus elementos, porque hay pocas tropas de choque, y son lentas, y las más rápidas no son decisivas. Sin embargo, su movilidad es una gran ventaja.

Sobre las miniaturas, Xyston tiene una magnífica gama de persas tardíos, con una caja con todas la opciones del Late Achaemenid. Sólo hay que comprar una bolsita de lanzas, que siempre vienen bien. Para las de Early, que yo sepa, sólo tienen Essex y Chariot (también conocido como Magister Militum).

1 comentarios:

caliban66 dijo...

Corrijo un par de erratas. Los persas comienzan en el siglo VI, no V.